V: Beso Bajo La Lluvia

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Las lluvias en la ciudad de Dridar, no paraban en el mes de Julio. A veces eran tan fuertes que podían durar toda la noche y parte de la mañana y otras veces, eran tan débiles que apenas y duraban un par de horas.

Este es uno de esos días donde las gotas caen sin parar y a una fuerza veloz, que al caer, es como si alguien te diera un toque. Suave pero lo sientes.

Ella se encontraba dentro del salón, practicando. Era la única y parecía que el lugar estaba completamente vacío. Era de noche, el resplandor de los rayos iluminaban la danza de Cille al ritmo de las gotas de lluvia cayendo.

El auto de Pete se estacionaba en la entrada principal, ella salió rápidamente para no hacer esperar a su amado. Él la estaba esperando, sujetando el paraguas para evitar que ella se mojara.

—Hola caballero —dijo Cille besando la mejilla de Pete.

—Hola, hermosa —contestó Pete ayudando a Cille a entrar al auto.

En seguida Pete subió del lado del conductor. Ambos se detuvieron un momento antes de hablar, se miraron el uno al otro, miradas tan penetrantes, que a él lo hacían sonreír. Eso es lo que pasa, cuando la mujer más hermosa del mundo, te mira con tanta tranquilidad, con ese brillo en sus ojos que parecieran estar lubricados en dulce, porque así es su mirada, tan dulce.

Pete comenzó a conducir. Comenzaron a hablar de lo fascinante que es Cille danzando.

Las sonrisas, los gestos, los besos, todo marchaba bien en el camino a casa. Sin embargo, hubo un momento en el que todo eso, se transformaba en preocupación. Se metía lentamente y muy profundo dentro de Pete, le comenzaban a temblar las manos y no podía concentrarse. Tenía miedo.

Pero, ¿miedo de qué?

¿A qué debería tener miedo, si todo era alegría hace unos segundos?

Pues el camino llegaba al terrible túnel donde todo pasó.

—No debes tener miedo. Eres alguien valiente —dijo Cille tomando su mano.

— ¿Qué si vuelve a...? —se detuvo al oír hablar a Cille.

—Si tienes miedo, jamás podrás superar y esa es una de las cosas por las cuales podrás arrepentirte toda tu vida. Quiero que siempre hagas algo que te de miedo y así lo superaras, a mi lado.

Pete sonrió, dio un breve suspiro y decidió acelerar. Su velocidad era la correcta para el túnel. Pete no quitaba su mirada del camino, su pecho se agitaba y Cille podía escuchar el respirar rápido de Pete. Fueron unos minutos los que pasaron para que al fin, salieran de ese túnel. Se encontraban de nuevo en la lluvia. Pete frenó el auto y sin importarle que la lluvia aún estaba presente y con mucha más fuerza, salió para terminar arrodillado en medio de la carretera, casi sin aliento, llorando.

Cille corrió junto a él, sin ninguna protección para la lluvia, lo tomo de la mano y lo ayudo a levantarse.

—Te dije que no debes tener miedo.

—Tú fuiste por quien no tuve miedo.

—Prométeme que así serás de fuerte cuando todo pase —dijo Cille mientras sujetaba el rostro de Pete.

—Yo, te lo juro.

Nuevamente sus miradas detenían el tiempo, hacían que solo una cosa existirá en ese momento, un sentimiento. La lluvia los bañaba, pero eso no era obstáculo para que Cille pudiera sonreír.

Ante tanta paz ahora, Pete cerró sus ojos y no pudo evitar sacar una carcajada. Finalmente, en medio de una fría lluvia de Julio, sus labios se unían nuevamente al ritmo de los corazones latiendo. Sintiendo amor el uno por el otro, ahora sin ningún obstáculo que les provoque temor.

ESTAMOS A UNOS DÍAS DEL CUMPLEAÑOS MÁS GRANDE DE PETE.


Ella Es CilleWhere stories live. Discover now