Capitulo 20

724 43 15
                                    

Capitulo 20:

Sentía los brazos adoloridos. Creo que empezaban a formarse diversos hematomas. David hacia demasiada presión. Sentía como apretaba con todas sus fuerzas mis brazos. En un intento egoísta de hacerme entrar al castillo. Pero yo no pensaba ceder. Mis pies se resbalaban por culpa de la nieve, y eso solo dejaba que David me arrastrara con mayor facilidad.

Entre las lágrimas podía ver cómo entrabamos al castillo y las puertas eran cerradas por Keith y Anastasia. Vi sus bocas tratando de decirme que me calmara, pero lo único que escuchaba eran mis gritos. Me quejé, intenté decirles que me soltaran, que no podía dejar que me alejaran de mi novio. Aunque ninguno de ellos quiso escucharme, pero yo seguí insistiendo.

Seguí peleando con más fuerza. Sentía como la herida de mi torso se abría por el esfuerzo que estaba dando, y volvía a sangrar. Grité, adolorida, tanto física como mentalmente. ¿Cómo podían hacerme esto? ¡¿Por qué?! Escuché la vos de David diciéndole algo a Anastasia, algo como que corriera a la enfermería para algo que mis oídos no llegaron a escuchar, ya que empecé a chillar desesperada. Me sentía como un animal enjaulado que no dejaban salir de su pequeña prisión, por miedos incomprensibles, para mi ahora ajetreada cabeza.

Vi a Anastasia salir corriendo por el pasillo, pero la desesperación hizo que cerrara los ojos para volver a gritar de una forma chillona que ni yo misma sabía reconocer como mi voz. Leandro intentó ayudar a David con su muy difícil tarea, pero lo pateé y él chocó contra la pared.

-¡Ya cálmate Cleo!- gritó David empezando a enojarse.

No sé como lo hizo, pero su voz logró sobrepasar mis gritos infantiles. Aunque eso no hizo que me detuviera. Empecé a fastidiarme. Lo único que quería era salir por las puertas del castillo y atrapar a esos desgraciados cazadores para torturarlos tan lentamente que se murieran de la peor forma que…

Mis horripilantes pensamientos fueron interrumpidos al momento que mis ojos se encontraron con los de un pequeño niño que apareció delante de mí. Me detuve por un segundo. Un segundo en el que noté mi respiración tan forzada que parecía que estaba hiperventilando. Mi corazón parecía correr aún más rápido de lo que yo era capaz, y mis gritos se volvieron jadeos en busca de aire.

David aprovechó la oportunidad para sujetarme firmemente los brazos detrás de la espalda, y yo no se lo impedí. Estaba tan distraída. Lo único que mi cabeza podía procesar, eran los amargos ojos de Osian. No solo estaba apenado, también estaba asustado. Asustado de mí. Pero yo no quería eso. Él era como un hijo para mí, no quería que me temiera.

Entonces un segundo, se convirtieron en dos y luego tres. Y en esos otros dos segundos, desvié la mirada a la puerta. Y la imagen de Anibal siendo perforado por el arpón, hizo que volviera a gritar. Lloré. Las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos mientras jalaba para que me soltaran y yo pudiera ir es su búsqueda. Empecé a sentir como mi corazón se quebraba, y un profundo dolor llenaba mi pecho.

-Por favor- sollocé.

Estaba perdiendo fuerzas. ¿Cuánto tiempo habíamos estado en este tira y jala absurdo? No lo sabía, pero sentía como me iba desmoronando cada vez más. A cada segundo que pasaba, Anibal podía haber dejado de respirar. Pero ninguno de ellos, ninguna de esas personas que consideraba mis amigos, me intentaban ayudar. No, ellos solo me alejaban de él. Y si él moría, yo…

-¡Ya suéltame!- chillé desconsolada.

Tuve otro ataque de ira, y Leandro volvió a intentar agarrarme. Pero esta vez yo no pude detenerlo y con David me inmovilizaron ambos brazos. Algo que solo hizo ponerme furiosa y revolverme con más fuerza. Logré zafar uno de mis brazos y traté de que mi mano libre ayudara a la otra a escaparse. Grité al ver como los gemelos me sujetaban ese brazo con fuerza y yo intentaba retroceder para lograr que me soltaran. Les arañé las manos intentando que me soltaran, pero aunque se quejaran, ellos no me soltaban.

Cazando sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora