Collar

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Corría. Su respiración era entrecortada y sus ojos estaban bien abiertos. ¡Dios! ¡¿Dónde estoy?! Se preguntaba mientras trataba de correr aun más rápido.

No debió haber salido nunca del calor de su hogar. Su madre le había dicho que estaba muy noche como para que andase fuera de casa. Ahora se arrepentía de no haber hecho caso a esas sabías palabras. Pero es un idiota, tenía que jugar al niño malo y no hacer caso. Ahora con lágrimas en los ojos y con sus piernas adoloridas por la carrera que había pegado, se daba cuenta de que no era nada bueno no hacer caso a los padres.

Pero es que, tenía que haber hecho caso a su amigo y ahora estaba indudablemente arrepentido por ello. Hace no menos de dos horas había estado sonriendo sintiéndose todo un malote mientras bajaba por la enredadera junto a su ventana sin hacer ruido para que sus padres no lo notaran.

Ahora casi no se percataba de que los edificios se hacían cada vez más oscuros y que la iluminación escaseaba pues solo quería llegar a un lugar seguro y pronto.

Vio un edificio en construcción no muchos metros adelante, por lo que sin pensarlo dos veces corrió hacía allí.

Subió rápidamente las gradas hasta que estuvo en el tercer piso. Todo estaba oscuro y el ambiente era terrorífico pero era aun más terrorífico escuchar a esas voces riendo mientras jugaban a buscar su paradero. Si lo encontraban era su fin, lo sabía y ya estaba comenzando a hacerse la idea de aceptar ese terrible destino, de esa noche no pasaría y eso le causaba unas gigantescas ganas de echarse a llorar abrazando sus piernas, y de hecho, lo hizo. Cayó de rodillas al piso y lloró silenciosamente.

¡No! tenía que hacer algo rápido. Planear una huída, una trampa o algo. Estaba asustado, no, estaba aterrado, tanto que el dolor en su estómago y la fiebre quedaron en segundo plano.

Sacó su móvil del bolsillo y con las manos temblando aplastó el botón de desbloqueo. La luz le cegó por un momento pero maldijo cuando se dio cuenta de que no había ni una línea de recepción. ¿Dónde mierda se había metido que, estando en plena ciudad, no había señal?

-Mierda. - Susurró, se dijo que estaba muerto nuevamente y es que, no faltaba mucho para que esos alfas olieran su aroma y lo encontraran acribillándolo en ese frío y apartado lugar alejado de la civilización.

Quién diría que su celo vendría tan repentinamente en la mitad de una discoteca con todo el equipo de fútbol de la universidad alrededor. Estaba de malas, se golpeó mentalmente al recordar que esa misma mañana había tenido pequeños estragos que decidió ignorar por salir a divertirse.

Y vaya que sí consiguió diversión. Había corrido por casi media hora tratando de huir luego de que uno de esos alfas se le acercó, sin sutileza alguna, para decirle que olía muy delicioso y que quería que conociera el asiento trasero de su auto.

Eso solo había hecho que la luz roja en su cabeza se encendiera. Aunque la verdad es que ya había sido muy tarde y ahora estaba llorando tanto por el dolor como por sentirse tan inseguro y asustado.

- ¿Necesitas ayuda, pequeño? - Una profunda voz llegó a los oídos de Jimin quién rápidamente levantó el rostro, se erizaron todos los vellos de su cuerpo cuando no vio nada entre la oscuridad. Un escalofrío bajó por su columna vertebral cuando reconoció el aroma de un alfa en el ambiente.

¿Lo habían encontrado? ¿tan rápido?

Quiso tirarse al piso y llorar en ese momento. Pero no se dejaría tan fácil, sí tenía que pelear, lo haría aunque esos significaba enfrentarse a su omega. Con el teléfono aún en su temblorosa mano, prendió la linterna y alumbró todo el espacio dándose cuenta de que en su frenética huída se había metido a un cuarto donde un montón de plásticos adornaban las paredes y un gran montículo de tierra estaba en el centro.

Collar《Yoonmin / Omegaverse》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora