Extra

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¿Qué pasó luego de esa noche?

Jimin se había quedado rápidamente dormido por el desgaste en su cuerpo ocasionado en su primera vez, ignorando por completo que el alfa moría lentamente.

YoonGi había dejado a Jimin en la cama justo en el momento en el que el nudo se había desecho sin poder estar un momento más allí por la culpa que había escalado por su cuerpo como una hiedra venenosa. Se había bañado para despejar sus pensamientos.

El alfa de YoonGi se había quedado callado, no saltaba ni aullaba dejando todo la carga al humano.

YoonGi se dio cuenta de tres cosas esa noche. La primera, no había usado nada de protección y lo más probable era que aquel lindo y dulce omega se haya quedado con un regalito suyo en su barriga y lo odiaría de por vida.

La segunda, no sabía siquiera el nombre de aquel omega, golpeó los azulejos con su puño y sin importarle el dolor dejó unas cuantas lágrimas caer de sus ojos. ¿Qué clase de alfa había sido? Para haber podido tener al omega tenía que conocerlo, cortejarlo, enamorarlo. Pero no, claro que no, dejó que los instintos animales le guiaran y se aprovechase del omega que ahora lo odiaría toda su vida por ello. Pensándolo bien, no había sido diferente a los alfas pubertos que seguían al pelirosa esa noche. Había ofrecido ayuda con segunda intención y ahora se quería matar por ello.

Los omegas eran la más linda creación divina. Eran dulces, tímidos, la perfección a ojos de alfas. Sin querer se había convertido en esa parte de la población que creía que ellos solo servían para el placer, había comenzado a formar parte de alfas que decían que los omegas no servían para nada, pues eran inútiles y una carga.

La tercera y más lamentable cosa de la que se dio cuenta esa noche era algo que creía imposible. Había pasado años diciendo que era una tontería y que tal cosa no existía.

"Jimin" supo el nombre cuando vio una pequeña billetera con pocas cosas tirada en el suelo cuando volvió a su cuarto en donde con letras sumamente adornadas y con dibujitos decía "Propiedad de Jimin". Supo que ese pequeño pelirosa, era lamentablemente su pareja destinada.

Se dio cuenta de ello cuando se quedó embobado viendo la cara del omega al dormir. El dulce olor a cerezas que aun le seducía y que a partir de ese día, sería su olor favorito. Las posesivas ganas de abrazar al pelirosa y nunca dejarlo ir. Las ganas de gruñir al que sea que se le acercase.

La sensación más tranquila y cálida de haber encontrado su hogar, se había expandido y albergado en su pecho.

El sentimiento de haber encontrado lo que faltaba en su vida. Pequeñas cosas que le asustaban cada vez más.

Pensó que cuando el omega se despertase le gritaría por haber abusado de él. Le dejaría allí con el corazón roto porque no quería escuchar que su omega le dijera lo estúpido que había sido. Se iría y no volvería a verlo. Sin el lazo, no había nada que los uniera más que lo que se supone crecería en la barriga del omega, nada más.

Por más de dos horas estuvo admirando el rostro apacible del omega mientras dormía. El nudo en su garganta por no haber completado el lazo con su pareja le pesaba y le hacía dejar salir lágrimas cuando dolía demasiado.

Pero es un tonto, y se dio cuenta de ello esa mañana en la que con lágrimas en sus ojos había arropado al omega con algunas prendas suaves y calientitas.

Sus instintos le hacían querer protegerlo hasta donde su alcance llegase.

Le había puesto una camiseta de líneas blancas y negras, una chaqueta azul claro de piel de peluche, unos pantalones de licra azul oscuro, unas medias blancas calientes y finalmente una bufanda negra, la que al alfa le gustaba más.

Collar《Yoonmin / Omegaverse》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora