Capítulo 15: Hermanos de armas

1.1K 73 5
                                    


Era de noche. Rasputín había llegado con unas cervezas y ahora estábamos en el techo de mi casa. Creo que tendré que agrandar la casa y hacer un segundo piso, o como mínimo. Una terraza, o escaleras... Quién sabe... Eso ya lo pensaré después. Por ahora, estaba con Rasputín y el trajo una de las mejores cervezas. Corona. En botella de vidrio. Y también trajo algo de vodka por si las cervezas no eran suficientes.

He de decir que Rasputín toma demasiado, es como si fuese una especie de... No lo sé... ¿Prodigio en el alcohol? ¿Tan siquiera existe el ser prodigio en el alcohol? ¿O estoy justificando el hecho de que el simplemente es un borracho? Me gusta la idea de llamarlo "Maestro cervecero" En fin...

Éramos el, yo y Sylvia. Pues tampoco la iba a dejar fuera de la diversión. Ambos subimos 3 sillas y nos sentamos en ellas, empezando a tomar la cerveza que Rasputín había traído. Creo que exagero pues trajo consigo una caja de cervezas. Demasiado heladas, unos hielos pues no tengo una hielera... Todavía. Ahora que lo pienso en retrospectiva. Quizá es mala idea tener a tres borrachos en el techo de una casa. Es más fácil que se lastimen a cuando van a una fiesta. Sin duda, creo que haré mejor un segundo piso con terraza.

Estuvimos platicando, recordando las veces en las que estuvimos en muchas batallas. Sylvia escuchaba atenta. Era como si le contaras tus historias a un niño pequeño y éste esté atento a todo lo que estás diciendo. Con sonrisa y la típica pregunta "¿Y que más paso?" Aunque claro. A ella no la veo como si fuera una niña pequeña, al contrario, acaba de cumplir los 18. En ciertos momentos pasaba por mi mente "¿Dónde estarán sus padres?" "¿Habrán muerto?" "¿Se siente mal por no haber pasado más tiempo con ellos?" Esos pensamientos trato de quitarlos de mi cabeza, pero de igual manera regresan. Aunque no signifiquen nada en el ahora.

- Hubieras visto a este chico haciendo el trabajo de doctor aun cuando estábamos rodeados en una casa – Fue cuando sentí el abrazo amistoso de Rasputín pasar por mi hombro, acercándome a él.

- Si, recuerdo ese día. Era en un pueblo de Brasil, rodeado de árboles y tan rústico...

Puse una sonrisa algo incomoda. No esperaba que eso hiciera Rasputín. Aunque, de todos modos, yo estaba sumergido en pensamientos que me olvide del ahora.

- Fue una gran emboscada. El pequeño pueblo tenía un campamento de esclavistas cercas. Y muchos de estos mafiosos también. Quién sabe qué más, pero por igual. Yo les disparé si tenían un arma.

- ¿Entonces como salieron vivos de esa? – Pregunto Sylvia con una dulce mirada mientras tomaba cerveza.

Me sorprendía que ella no hacía muchas caras feas a la cerveza, al contrarió le gustaba un poco. Pero de vez en cuando hacía unas cuantas caras.

- Pues... - Aclaré mi garganta un poco y continué – Pusimos algunos explosivos en lugares estratégicos donde podían pasar estos matones. Por lo que, si pasaban, hacíamos explotar para sacar volando a la mayor cantidad de matones que podíamos. Mientras yo curaba unas cuantas heridas de algunos de nuestro equipo.

- Curo a muchos en tan poco tiempo y con mucha presión, me impresiona como puede trabajar bajo presión este muchacho – Al terminar dio una risa algo exagerada mientras me acariciaba la cabeza como si fuera un chico que hizo algo bien.

Puede que sea menor que Rasputín, pero no por eso le iba a dejar ser su juguete.

La noche pasaba a ratos. Y seguíamos tomando. A decir verdad, Sylvia ya no pudo después de la segunda, por lo que la bajé y la acosté en la cama mientras yo seguía con Rasputín, seguíamos tomando y seguíamos hablando.

Enseñando sentimientosWhere stories live. Discover now