Secretos

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REGRESA A MI

Capítulo 4: Secretos

Por Okashira Janet

—¿Hinata? —Sakura abrió lentamente la puerta del cuarto de su amiga, Hinata se enderezó lentamente de la cama, con el cabello desordenado.

—Sakura.

—¿Te sientes mejor? —La joven médico se sentó a su lado en la cama—. Neji está bien así que no debes preocuparte.

—Uhm, —Hinata soltó un suspiro aliviado—, me alegro... —Luego de eso jugueteó unos cuantos segundos con sus dedos bajando la mirada.

—Hinata...— Sakura soltó un suspiro, el nerviosismo de Hinata podía llegar a ser contagioso—. Los vi. A los dos.

—A... —Hinata juntó aún más los dedos.

—Sí, a Sasuke-kun y a Naruto. —Aunque el nerviosismo y ansiedad de Hinata eran palpables no pudo evitar bromearla—. Naruto sigue igual de bruto y unas diez veces más atractivo.

—¡Ah! —Las mejillas de Hinata enrojecieron furiosamente—. É-él siempre fue, siempre fue atractivo.

—Eso solo podías verlo tú. —Sakura rodó los ojos, pero aun así le paso una mano amigable por la espalda—. Vas a estar bien.

—Es solo... —La joven Hyuuga suspiró—. Esperaba que no llegara éste momento.

—Sabíamos que sucedería... —Sakura la soltó lentamente—¿O era preferible que nunca volvieran?

—¡No, claro que no! —Hinata gritó con vehemencia y luego se tiró de cara contra el colchón ahogando un suspiro—. He-he intentado apagar estos sentimientos, pero creo que lo sigo amando, lo sigo amando como antes.

—Tus sentimientos son fuertes Hinata, —Sakura le acarició con cariño la cabeza—, pero sabes que no pueden ser.

—Lo sé. —Aquel día todos lo habían prometido, ella incluida—. No volveremos atrás.

—Sí, —Sakura tamborileó con los dedos sobre la cama—, ¿sabes?, enfrentar a Sasuke no fue tan difícil, ni siquiera pareció importarle verme después de tres años. —Con dedos trémulos se acomodó el cabello tras la oreja—. No sé por qué lo ame alguna vez. —Y aunque Hinata sabía que sus sentimientos no estaban en el pasado no encontró conveniente decírselo.

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—Oye Sasuke-teme. —Naruto, echado sobre el sillón de su departamento, se rascó la cabeza sin prestar atención a los dibujos animados en la televisión donde un pelirrojo con una cruz en la mejilla hablaba sobre redimir sus pecados como asesino.

—¿Qué? —Tan directo como siempre el de ojos negros giró hacía su amigo, no estaba de muy buen humor.

—Esto... —No sabía por dónde empezar, pero al fin se armó de valor—. Sabes que hemos sido amigos desde hace mucho y...

—Ve al grano.

—Bien, bien... —Con un suspiro se revolvió la rubia melena—. Esto, antes en casa de Sakura-chan...

—Esa es una mansión para un equipo específico de la aldea no la casa de Sakura. —El Uchiha alzó una ceja.

—¿Te gusta Sakura-chan? —Al final le soltó a bocajarro.

—¿Te gusta la Hyuuga? —Frunciendo el ceño devolvió la pregunta.

—No estamos hablando de mí.

—Yo quiero que hablemos de eso.

—Yo pregunte primero. —El rubio ahogó un bufido.

—Y yo después, has estado muy raro, de seguro que si uso mi Sharingan para ver qué...

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