La espada de Gryffindor

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*Notas: 

- el de la foto es Anthony Goldstein.

-en el capítulo siguiente volverá a aparecer Lily.

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Sarah se sentaba al lado de Anthony Goldstein en las comidas y en las clases. Y entre otras cosas, el chico le contó que Neville había decidido reactivar una organización estudiantil llamada Ejército de Dumbledore, en este caso, como rebelión contra la dirección de Snape. Goldstein le preguntó a Sarah si quería unirse, pero ella dijo que no, que era muy arriesgado al ser la esclava de Snape.

Ella no quería participar en el Ejército de Dumbledore por lealtad hacia su padre. Sin embargo, siguió reuniéndose con Anthony Goldstein. Además se le ocurrió un plan para pasar más tiempo con él, y no solo durante las comidas y clases: esperaría a que Severus se quedase dormido de noche, y luego, ella saldría de la habitación e iría a la Sala de los Menesteres a verse con Anthony allí. Lo pusieron en práctica en varias ocasiones sin ser pillados. Pero ya sabían que eso era tentara la suerte, y una vez sucedió lo inevitable.

Normalmente, Sarah estaba un rato con Anthony y luego cada uno se iba a dormir; ella al despacho de Snape, y él a la Sala Común de Ravenclaw. Y hasta entonces, nadie los había pillado. Pero eso cambió.

Una noche, Severus estaba durmiendo cuando Filch lo llamó. Sarah sabía la contraseña del despacho, así que el conserje entró allí con ella, con su gata y con Anthony. Severus tomó la varita e hizo un hechizo para cambiarse rápidamente.Mediante magia, se quitó el pijama y vistió la ropa negra de siempre, lo cual no le llevó ni tres segundos gracias al encantamiento. Salió enseguida del dormitorio y entró en el despacho, en donde se encontraban Filch, su gata, Sarah y Anthony. Severus se sorprendió al ver a Sarah, pues creía que se hallaría en el cuarto durmiendo.

-Señor director -dijo Filch-. He pillado a su esclava y a este alumno en el pasillo del séptimo piso.

-Gracias, Filch -respondió Severus-. Llévese a Goldstein a las mazmorras.

El conserje sonrió; le encantaba aplicar castigos severos.

-¿Y su esclava, señor director? -inquirió Filch.

-Que se quede aquí. Ya me encargo yo de ella.

Filch asintió con la cabeza y tomó a su gata en brazos.

-¡Ay, Señora Norris! -murmuró-. ¿Qué haría yo sin ti? Me has ayudado a atrapar a estos gandules, ¿eh?

Severus puso los ojos en blanco mientras Filch abandonaba el despacho con su gata y con Anthony. A continuación, el director miró a su hija y le dijo, fríamente:

-Para salir de aquí, tienes que pedirme permiso.

-Lo siento -murmuró ella-. Es que estabas durmiendo.

-Pues entonces, espera a que me despierte. Y si es algo tan urgente que no pueda esperar, despiértame tú. Aunque...dudo que haya sido el caso.

Sarah se quedó de pie, paralizada. No sabía qué hacer. Él la miró. La muchacha estaba despeinada y llevaba la túnica en la mano.

-¿Se puede saber de dónde vienes? -inquirió Severus.

Sarah se quedó bloqueada.

-No tenía sueño -respondió.

-Eso ya lo veo -dijo mordazmente Severus-.Quiero saber qué hacías con Goldstein.

Agarró a Sarah del jersey y la miró con perspicacia, dándole a entender que se daba cuenta de que estaba despeinada. Ella se pasó la mano por su pelirrojo cabello y mintió,sin convencimiento:

La elección de Severus: Entre luz y oscuridadWhere stories live. Discover now