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Félix se había despertado un poco tarde, ya que no iría a la escuela. Bajó a la cocina donde se encontraba un plato de cereal en la mesa para él.

—¿No irás hoy a la escuela? —preguntó su papá.

—Me siento mal —respondió restandole importancia.

—Mañana si vas, sin falta.

—No me arriesgo a faltar más de dos días, mi obra es en un mes.

—Lo había olvidado —dijo su mamá, uniéndose a la platica.

—No pueden faltar he —los señaló con la cuchara, advirtiendo.

—Ten por seguro que ahí estaremos.

Un rato después, el papá de Félix se fue a su trabajo, mientras su madre se quedaba lavando los trastes sucios que habían quedado por el desayuno.

—¿No irás a trabajar hoy? —preguntó Félix situándose al lado de su madre.

—Pedí descanso para hoy, los niños me tienen muy cansada —suspiró.

—Oh, pues entonces deja ahí, que yo te ayudo a lavar los trastes —la empujó con la cadera, cosa a lo que su madre rió— ve a acostarte otro rato —le sonrió.

—Eres el mejor hijo de todos —le dio un beso en la mejilla.

—Que cursi mamá —soltó una risa— y si, lo sé.

Después de una hora lavando trastes, ropa y demás, Félix se sentó en el sillón de la sala, cansado, pero ni siquiera pudo prender la televisión ya que alguien tocaba el timbre. Fastidiado fue a abrir.

—Marc —dijo sorprendido.

—Félix —sonrió— ¿nos vamos?

Y ahí fue cuando Félix se acordó que había quedado con Marc para ir a tomar un café.

—¿Me esperas un poco? —dijo mientras lo hacía pasar.

—Claro —se sentó en el sillón.

Félix corrió escaleras arriba y rápido saco ropa del cajón, se puso unos pantalones negros ajustados, una playera de cuadros negros y rojos y para terminar unos tirantes y zapatos negros. Se acomodó el cabello, se puso desodorante y se lavó los dientes.

—Listo —dijo en cuanto llegó a donde Marc estaba.

Rápido escribió una nota para su mamá, en la cual decía que había salido y no tardaba en volver.

Marc llevó a Félix a un café en una de las zonas más "lujosas" -si es que se puede decir- de la ciudad.

—Me he dado cuenta de que realmente no sé mucho de ti —habló Marc después de un rato de silencio.

—Yo tampoco sé mucho de ti...

—¿Qué te parece si nos hacemos preguntas? —Félix asintió— yo empiezo, ¿Cuál es tu nombre completo?

—Félix Alexander Beckett, pero aborrezco Alexander —exclamó con un ademán— ¿Y el tuyo? —le dio un trago a su café.

—Marc Nathaniel Tremblay, pero odio "Nathaniel Tremblay" así que sólo Marc, por favor —río.

—Nunca había escuchado tu nombre completo —le dio una trago a su café— ¿Cumpleaños?

—Es el 15 de diciembre, ¿cuál es el tuyo?

—Exactamente un mes antes, 15 de noviembre —sonrió por la coincidencia.

Los dos siguieron platicando y conociéndose un buen rato más, y tan perdidos estaban en la plática que ninguno se los dos se percató de que ya habían pasado más de dos horas.

—¡Es tardísimo! —dijo Félix después de checar su celular— mi mamá debe estar preocupada.

Y en ese justo momento entro una llamada de su madre.

—¿Dónde estás Félix?

—Vine a tomar un café con Marc, te deje una nota.

—Te quiero aquí en media hora ¿entendido?

—Entendido.

—¿Te llevo a tu casa ya? —preguntó Marc en cuanto Félix colgó.

—¿En serio no tienes molestia para llevarme y traerme a todos lado? —preguntó, ya que él en su situación, la idea no le gustaría mucho.

—Si es para pasar más tiempo contigo, no tengo ni un solo y pequeño problema.

Félix se sonrojo, cosa que rápidamente trato de esconder, regañandose a sí mismo. No era posible empezar a tener sentimientos por alguien en menos de una semana, ¿o si? No. No, no, no y mil veces no. Félix no estaba empezando a tener sentimientos diferentes hacía NADIE.

El camino a casa de Félix no fue silencioso como casi todas las veces en que Marc lo llevaba a algún lado. Esta vez tuvieron una buena plática, como bueno amigos.

—Gracias —dijo Félix, como de ya casi costumbre, antes de bajarse del auto.

—No tienes que agradecerme, lo hago con mucho gusto, deja de hacerlo ¿si? —sonrió sin mostrar los dientes, un poco harto de oir siempre un montón de "gracias" de Félix.

—Está bien —se rió nerviosamente.

Félix se bajó del auto y entró a su casa, donde su mamá estaba en la cocina, preparando la comida.

—Ya volví mamá —dijo dándole un beso en la mejilla.

—Tardaste mucho, ¿a dónde fuiste?

—Fui a tomar un café con Marc, olvidé decírtelo ayer.

—Estoy dudando de las intenciones de ese tal Marc, eh —le dio un codazo.

—Marc es 100% hetero, estoy seguro. Sólo somos amigos.

—Bueno, si son sólo amigos, de todos modos, ¿por qué no lo invitas un día a cenar aquí a la casa?

—No creo que sea buena idea mamá.

—Anda, quiero conocerlo, aparte de Tiana no te conozco ningún otro amigo.

—Repito, no creo que sea buena idea.

—Si no lo haces tú, lo hago yo.

—Está bien —volteo los ojos.

La puerta se abre, son Lea y el papá de Félix.

—Justo a tiempo, ya sientense, está todo listo  —dijo la mamá de Félix en cuanto todos ya estaban en la cocina.

Cuando se hizo de noche, la mamá de Félix estuvo presionandolo para que llamara a Marc y lo invitará a cenar al día siguiente, el cual era viernes.

—Félix ¿qué tal? —dijo Marc en cuanto contestó.

—Todo bien, oye, te hablaba porque quería ver si no estabas ocupado mañana en la noche.

Hubo un pequeño silencio, en el cual Félix supuso Marc estaba como quien dice, revisando su "agenda".

—Estoy libre.

—¿Te gustaría venir a cenar a mi casa? Idea de mi mamá —rió.

—Ahh... claro —dijo un poco nervioso.

—Perfecto, entonces te espero aquí a las 8, ¿te parece?

—Ahí nos vemos.

Al colgar a Marc le entró un pequeño ataque de pánico. ¿Cómo iba a poder seguir con la apuesta después de conocer a sus padres?

Retos y Apuestas |EN EDICIÓN|Where stories live. Discover now