U n o

3.1K 251 42
                                    

Isabella.

Caminaba de un lado a otro esperando a Claire, quien se estaba probando un vestido que recién le habíamos comprado para la fiesta que se haría hoy en la noche festejando los 3 primeros años de vida de mis pequeños.

—Má, es muy bonito. —dijo cuando salió de su habitación y detrás de ella Georgina, quien la había ayudado a vestirse.

—¡Te ves hermosa, hija! —exclamé cuando ella dio una vuelta en su lugar. —Tu padre se desmayará cuando te vea. —mi pequeña soltó una risa y se llevó de nuevo a Georgina al interior de la habitación para que la ayudara a cambiarse el vestido.

—¡Mami! —escuché el grito de mi otro pequeño quien venía caminando elegantemente hacia mí con una sonrisa dibujada en el rostro, y detrás de él venía mi resplandeciente esposo.

—Pero si te ves muy guapo mi pequeño. —dije dándole un beso en la mejilla una vez que estuvo parado junto a mí.

—Mi papá escogió mi traje. —dijo orgulloso mientras veía a su padre sonriendo.

—Hizo una muy buena elección. Te ves tan guapo como él. —le dije mientras me acercaba a mi esposo y lo abrazaba.

—Gracias mami. Me iré a cambiar. —asentí sonriendo y él se acercó a darme un beso en la mejilla.

—¡Dile a tu tío Jos que te ayude! —exclamó Alonso cuando nuestro pequeño ya se iba, recibió un asentimiento como respuesta y observamos a nuestro hijo irse. —Crecen tan rápido. —dijo limpiándose una lágrima falsa a lo que solté una pequeña risa y lo abracé aún más.

—Ya han pasado tres años desde que nacieron. —le recordé y él asintió.

—Y pronto nuestro pequeño podrá ser rey. Cuando menos nos demos cuenta nosotros dos le estaremos entregando la corona. —ambos soltamos un suspiro.

Era verdad, el tiempo se pasaba demasiado rápido y, como Alonso dijo, cuando menos nos demos cuenta nuestro pequeño Braulio será el nuevo rey. Con nosotros ayudándole en todo momento, por supuesto.

—Papi, ya me probé mi vestido. —escuchamos que dijo Claire cuando salió de la habitación agarrada de la mano de Georgina.

—Y apuesto a que te ves igual de espléndida que tu madre. —nuestra hija se sonrojó y se acercó a abrazar a su padre.

—Anda, ve por Braulio y vayan a comer. —le dije mientras acariciaba su ondulado cabello, asintió y se fue de ahí saltando felizmente.

—Con su permiso, majestades. Debo servirles la comida a sus pequeños. —dijo Georgina captando nuestra atención, ambos asentimos y ella hizo una reverencia para después irse.

Alonso y yo comenzamos a caminar a través del extenso pasillo a los cuales ya me había acostumbrado después de tantos años. A lo que aún no logro acostumbrarme completamente es a pertenecer a la realeza y que todas las personas me traten con respeto, que a todo lugar que llegue me reciban con una reverencia o intenten regalarme las cosas que quiero comprar, por supuesto que siempre me niego y les pago lo que debe ser. No quiero quitarles dinero de esa manera, la gente trabaja tan duro como para que llegue la reina e intenten regalarle cosas.

—¿Vendrá tu tío a la fiesta? —cuestionó Alonso captando mi atención.

—Le mandé un mensaje hace una hora y dijo que por supuesto asisitiría, que no se perdería por nada del mundo los tres años de sus sobrinos. —le respondí sonriendo, mis pequeños aman a su tío con toda el alma.

—Me alegro. —dijo después de darme un corto beso. —Será mejor que vayamos a vigilar a los niños, no queremos otra pelea de comida, ¿o sí? —negué sonriendo mientras recordaba la lucha que habían tenido hace unos días con la comida, por supuesto aquel suceso fue culpa de Jos, él siempre pone el desorden y mis niños le siguen el juego.

Es una mala influencia para los pequeños, aunque se divierten estando con él.

(...)

Faltaba aproximadamente una hora para que la celebración diera inicio. Me estaba preparando junto a mi pequeña y Cassandra, quien había decidido arreglarse aquí para no perder tiempo y no llegar tarde a la fiesta.

—¿Entonces el pastel llegará en 20 minutos? —me preguntó por tercera vez en diez minutos, mi amiga estaba algo desesperada por que el pastel llegara ya que ella se había encargado de él y no deseaba que su orden llegara tarde.

—Sí, o al menos eso fue lo que Alonso me dijo. —volví a repetirle a mi ansiosa amiga.

—Tranquila tía, ya llegará. —ayudó mi pequeña mientras intentaba sentarse en la orilla de la cama.

Cassandra soltó un suspiro y se dejó caer junto a mi hija.

—Gracias, linda. Eso espero. —Claire sonrió y abrazó a mi amiga mientras yo continuaba maquillándome.

—¡Mami yo también quiero usar eso! —exclamó cuando me vio ponerme el labial.

—No, Claire. Esto solo lo usan las mujeres mayores. —expliqué, ella hizo una mueca y se bajó de la cama con dirección a mí. —Además, no creo que a tu papá le agrade verte con maquillaje. —mi pequeña soltó un suspiro y asintió rendida.

—De acuerdo. Iré a buscar a mi tío Bryan, ¿puedo? —preguntó y asentí.

—Pero no interrumpas mucho su trabajo, ¿sí? Se está encargando de todo para tu fiesta. —asintió y salió de la habitación.

—Ojalá Alan traiga pronto a mi niña para que juegue con Claire. —se quejó mi amiga haciendo un puchero.

—Esperemos que sí. Mi hija adora a su hermano pero una niña no le vendría mal. —ella asintió y ambas continuamos arreglándonos.

(...)

Mis dos hijos ya se encontraban listos. Estaban perfectamente vestidos y se veían elegantes.

Alonso también se encontraba arreglado y guapo, por supuesto. Tomaba de la mano a nuestra hija mientras yo tomaba la mano de Braulio. Esperábamos la señal que nos dijera que era hora de bajar y saludar a los presentes.

Este tipo de eventos me ponía nerviosa, además que ésta noche también les daríamos sus coronas de princesa y príncipe a nuestros hijos.

—¿Habrá mucha gente? —me preguntó Braulio mientras jalaba mi vestido.

—Tal vez, hijo. Pero sólo encárgate de sonreír y todo saldrá perfecto. —mi pequeño asintió.

En ese momento Bryan nos hizo una seña indicándonos que era el momento de bajar. Miré a Alonso y él me sonrió, siempre hacía eso para darme confianza y asegurarse de que me encontraba bien.

Los cuatro comenzamos a bajar las escaleras, aproximadamente cien pares de ojos nos seguían con la mirada hasta que llegamos al salón y todos los presentes nos aplaudieron.

—Gracias a todos por acompañarnos esta importante noche para nosotros. —comenzó a hablar Alonso. —Hoy festejamos los primeros tres años de vida de mis hijos: Braulio y Claire Villalpando. Los nuevos príncipes de éste país. —finalizó y los aplausos se hicieron presentes.

Los invitados se acercaban a los mellizos para felicitarlos. Les entregaban regalos y mis pequeños les agradecían con sonrisas tímidas pero sinceras.

—¡Mis niños! —exclamó la reconocible voz de mi tío acercándose a mis hijos.

—¡Tío! —chillaron ambos para después acercarse a abrazarlo.

—Les traje un regalo a cada uno, pero se los daré hasta que la fiesta termine, ¿de acuerdo? —Braulio y Claire asintieron emocionados y continuaron saludando a las demás personas que se acercaban a ellos.

—Hola, tío. —le saludé cuando se alejó de los pequeños, él se acercó a mí y me abrazó como si no me hubiera visto en más de diez años. —¿Cómo estás? —cuestioné cuando nos separamos.

—Debo hablar contigo, Isa. —dijo en un tono extrañamente serio. Nunca jamás me había hablado en ese tono, bueno, a excepción de la vez que me corrió de casa.

—¿Sobre qué? —pregunté confundida, él introdujo su mano en el bolsillo de su traje y de ella sacó un sobre, lo miró por unos segundos y me lo extendió.

—Sobre tu madre.

My King #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora