C a t o r c e

1.2K 184 38
                                    

Isabella.

—Compra cuatro, hacerme solo una no es confiable. —le indicaba a Jos una vez que estuvimos afuera de la farmacia.

—¿Por qué no las compras tú? —se quejó mientras hacía una mueca.

—Porque yo no hablo portugués, duh. —entrecerró los ojos. —¡Anda, ve! Necesito esas cosas. —rodó los ojos y entró a la farmacia arrastrando los pies.

En estos momentos me siento muy confundida.

Estar embarazada en estos momentos, ¿sería algo bueno o malo? La llegada de un nuevo bebé probablemente le emocione a Alonso, y no niego que a mí también me causa alegría. Es solo que apenas hace tres años tuve a los mellizos y existe la posibilidad de que tenga otro bebé.

¿¡Y si otra vez son dos!? ¡O peor! ¿¡Qué tal que son tres!? Noches y noches sin dormir.

—Mira, te conseguí de esas que dicen cuántas semanas tienes de embarazo. —me dijo Jos cuando llegó a mi lado sonriendo, le quité la bolsa y lo arrastré rápidamente de regreso al hotel.

(...)

Mis hijos, junto a Bryan y Jos me miraban caminar de un lado a otro mientras esperaba el resultado de las cuatro pruebas.

—¿Por qué estás tan alterada, mami? —me preguntó Claire, quien hace unos minutos estaba dormida junto a Braulio cuando le conté a Bryan de mi posible embarazo.

—Tranquila hermosa, estoy bien. —le dije sonriendo.

Revisé el reloj de pared y verifiqué que ya haya pasado el tiempo que debía esperar, así que aún asustada entré el baño. Dejé las pruebas en sus respectivas cajas así que las tomé y salí nuevamente para sentarme en la cama.

Si resultaban positivas necesitaba estar sentada.

—¿¡Qué esperas!? ¡Revísalas! —exclamó Jos desesperado, le lancé una mirada llena de furia y él hizo un puchero.

Miré a los cuatro sentados en la cama de enfrente, Claire y Braulio lucían confundidos. Por el contrario Bryan y Jos se veían emocionados y nerviosos.

Puse las cuatro cajas con los tests de embarazo en la cama y tomé uno. No exagero al decir que las manos me temblaban, ¡hasta las piernas lo hacían! Sentía mi corazón latir desenfrenadamente e intentando no continuar temblando abrí la caja.

Probablemente le estaba haciendo mucho a la emoción pero aún no quería saber.

Reuní todas mis fuerzas y finalmente la saqué dejándome ver el resultado: POSITIVO. Y, si esto no fallaba, también me indicaba que tenía alrededor de siete u ocho semanas de embarazo.

—¿Qué dice? —preguntó Bryan, lo miré y sonreí débilmente.

—Positivo. —Jos se llevó las manos a la boca de forma drámatica mientras Bryan solo abrió los ojos asombrado.

—Revisa las otras, tal vez esa falló. —me animó Bryan, tiré la que tenía en la mano al cesto de la basura y revisé las demás aún con más nervios que la primera.

Cuatro de cuatro me indicaban positivo y las mismas semanas de embarazo.

—Se nota que ustedes dos no pierden el tiempo, eh. —comentó Jos moviendo sus cejas de arriba a abajo así que le dí un golpe en el brazo. —Olvida la segunda luna de miel, al parecer ya van como cuatro.

—Cállate, José. —rodé los ojos, me sentía feliz por supuesto. Los nervios ya se habían esfumado y ahora simplemente me quedaba la emoción de estar embarazada nuevamente.

—Debo decirle a Alonso. —dijo Bryan mientras se ponía de pie.

—Por supuesto que no. —lo detuve del brazo. —Decirle sobre mi embarazo es mi trabajo, no el tuyo. Y se lo diré hasta que volvamos. Quiero que sea una sorpresa.

—Pero él debe...

—No, no le vas a decir nada. Por favor. —pedí amablemente al final, mi amigo rodó los ojos y se volvió a sentar.

—¿Embarazo? ¿Cómo es eso, mami? —me preguntó Braulio acercándose a mí junto a Claire.

Tomé una mano de cada uno y las puse en mi vientre.

—Aquí hay un bebé, hijos. —se miraron entre sí confundidos.

—¿Te lo comiste? —cuestionó Claire, negué con la cabeza sonriendo.

—El bebé está creciendo dentro de mí. Van a tener un hermanito o hermanita. —les terminé de decir, ellos sonrieron y no apartaron la mano de mi vientre.

—O podrían ser dos en uno, como ustedes. —añadió Jos sonriente.

—Espero que no. —murmuré y después abracé a mis hijos.

Ahora que sé que seré mamá nuevamente debo cuidarme más. No quiero que algo le pase a mi bebé, no a otro.

[...]

Alonso.

Christian –como había descubierto que se llamaba el hombre sentado frente a mí– continuaba buscando a una persona.

Debería preguntarle a quién está buscando.

Claro, debería hacerlo. Tal vez busca a un viejo amigo y yo estoy aquí armando mi propia conclusión. Aunque existe la posibilidad de que esa persona que está buscando urgentemente sí sea el tío de Isabella.

—Eh, disculpe. —me atreví a hablarle haciendo que elevara la mirada hacia mí. —Tal vez debí preguntarle esto desde el principio antes de acceder a proporcionarle información, pero ¿a quién busca exactamente? —se quitó sus anteojos y soltó un suspiro, me dedicó una sonrisa ladeada y finalmente habló.

—Hace un poco más de veinte años me separaron de mi hija. —un escalofrío me recorrió por completo. —Y según tengo entendido la persona que se la llevó vive aquí, y quiero conocerla. —bajé la mirada y comencé a juguetear con mis dedos.

¿Debería decirle lo que sé? Si yo me encontrara en la misma situación me gustaría que me dieran información. Probablemente sea una situación muy difícil sentimentalmente, pero tampoco quiero arriesgarme a que algo malo suceda si le doy información.

—¡Aquí está! —exclamó emocionado. —Nicolas Moro. —se levantó de golpe, su sonrisa era una de total alegría e ilusión. —Debo ir inmediato a buscarlo, tengo que conocer a mi hija. —y sin más salió de la habitación.

Ahora yo debo guardar todo el papeleo tirado.

Si Jos estuviera aquí haría que él lo guardara todo.

Lo que me hace recordar que debo llamarle para asegurarme que Bella y los niños estén bien.

Tomé mi celular de entre unos papeles y busqué el número de mi amigo, estaba a punto de realizar la llamada cuando alguien más entró.

—¿Qué hace aquí? Le dije que yo le diría cuando fuera seguro salir. —le dije al tío de Bella mientras me ponía de pie.

—Tranquilo, pasé desapercibido por el castillo. —suspiró. —¿Cómo está todo? ¿Qué quiere Charlotte?

—Mis tierras, igual que la última vez. —rodé los ojos. —Christian fue a buscarlo, dijo que quería conocer a su hija. —le conté y abrió los ojos sorprendido.

—¿Va a buscarme? ¿A dónde? ¿A mi casa? —asentí. —¿Le diste mi información? —volví a asentir esta vez avergonzado.

—Pero jamás le dije que su hija es mi esposa, no estoy seguro qué reacción tendría. —ambos nos quedamos en silencio y nos dejamos caer en una silla.

Nos quedamos varios segundos en silencio hasta que alguien más entró al lugar.

—Olvidé mis... —me quedé congelado ante la presencia de Christian nuevamente quien miraba al tío de Bella con asombro. —Tú. —frunció el entrecejo.

—Yo. —dijo incómodo.

Ambos voltearon a verme.

¿Qué más puede pasar hoy? Espero que las cosas no se compliquen.

My King #2 Where stories live. Discover now