Capitulo 15

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A todo galope iba ella montada en su caballo recorriendo la tierra en busca de la cola de dragón, varias horas pasaron desde que había dejado atrás la casa de la hechicera Nishigaki; y mientras el camino comenzaba a tornarse bastante difícil la noche parecía asechar. Mientras a lo lejos se alzaba un frondoso bosque al cual ya le había caído la oscuridad, en lo profundo, ramas y suelo blando le impedían seguir montada en su caballo.

Ayano bajó del animal fiel compañero tomando sus provisiones, estudio un momento el paisaje ya sin duda alguna tendría que dejar atrás a su corcel. Miro la brújula cerciorándose de cual camino debía seguir, algo en lo que no había pensado antes era si aquel extraño artefacto la llevaría hacia lo que buscaba, pues era la primera vez en ver algo así, ya sin duda lo correcto y lo más sencillo seria sumergirse más en aquel espantoso bosque.

Ayano caminó esquivando varias veces la espesa maleza que cubría el suelo, espigas y hojas con fijos de navaja fácilmente podrían desgarrarle la ropa e incluso la piel. Todo se empezaba a oscurecer a medida que avanzaba, sin perder el tiempo buscó un claro o un lugar con mejor suelo, uno que no estuviera tan húmedo, encontrando el lugar propicio dejo sus cosas al pie de un árbol y buscó algo de leña por los alrededores para hacer una fogata que le ilumine por esa noche. Encendió el fuego y al calor de la fogata se tumbó cerca ya que había oscurecido completamente, dio un vistazo a la brújula mágica que portaba antes de dejarla con sus demás cosas.

─ no parece que fuera a llover ─ dijo viendo en el cielo aquellas tímidas estrellas que embellecían el firmamento con su hermoso brillo ─ podré dormir bajo un manto de estrellas.

─ yo hubiera preferido un techo sobre mi cabeza.

Una voz le sorprendió, antes de que más sorpresas se presentaran rodó hacia su derecha tomando su espada en el acto. Apuntó la espada hacia donde creyó oír aquella voz mientras lentamente se ponía en pie. Estaba oscuro y el brillo de la fogata le impedía ver más allá de la franja naranja.

─ ¿Quién anda ahí? ¡Muéstrate! No quiero hacerte daño ─ Dijo Ayano

─ cálmate ─ su voz era suave y agradable, ¿una chica joven estaría detrás? ─ yo tampoco quiero hacerte daño.

Se oyeron pisadas y ciertas ramas que eran pisoteadas hacían crujir sus huesos, mientras, lentamente una figura se asomaba por entre los árboles que parecían hacer una reverencia para tal esplendida belleza. Una sonrisa le segué y su cabeza inclinó dejando que aquel cabello dorado jugase un poco por su frente aunque su color real podía cambiar debido al naranja de la fogata. Joven, bien desarrollada en ciertos lugares, vestía sencillo pero no tanto como para ser confundida con una plebeya, pero, lo que más llamaba la atención era es par de ojos que le miraban, como el fuego y más caliente que las llamas mismas.

¿quién eres tú? ─ Como ya no presentía peligro, Ayano bajó la espada pero se mantuvo aferrada a ella.

─ Mi nombre es Tohru ─ con naturalidad se expresó, como si tratara de dar una buena impresión ─ ¿y tú cómo te llamas?

─ Ayano... pero ¿Qué haces por estos lugares?, ¿estas perdida?

─ Que curioso, yo te iba hacer la misma pregunta ─ dijo ella

─ ¡¿Qué!? ¿Tú vives por aquí acaso? ─ era extraño que alguien viviera por esas tierras tan espantosas, y eso fue algo que descolocaba a la tsundere

─ digamos que estoy de paso, pero conozco perfectamente este lugar ─ Tohru se recargo en un árbol cercano, cruzo sus brazos y suspiro ─ solo que vi una luz y me dio cierta curiosidad, es por eso que me acerqué

Cuentos De La NieveWhere stories live. Discover now