Despierto.

172 27 3
                                    


-Una, dos, tres, Cuatro- Son muchas y se mueven demasiado, de ese modo no puedo contarlas, frunzo el entrecejo tratando de comenzar de nuevo, las pequeñas arañas desconocen el mal momento que me están haciendo pasar, aunque saber cuántas son es lo de menos, lo curioso es que sigan amontonándose contra esquina, unas sobre otras, no he dejado comida, y limpio mi habitación tanto como me es posible amenos para sentirme cómodo. Supongo que es inevitable tal vez ya se han enterado que he comenzado a pudrirme también... Los fantasmas no saben guardar secretos.

Me levanto de golpe sintiendo un horrible mareo, pues mi cabeza colgaba de la cama, trato de componerme, es una sensación algo agradable, me rio conmigo mismo hasta que mi visión se normaliza, me dejo caer en la cama mirando el techo, se supone que debería estar dormido, pero me es imposible, no quiero apagar aun la lámpara, necesito poder ver aunque sea un poco de lo que me rodea, asegurarme que mi puerta sigue cerrada y que no hay nadie "Vivo" observándome desde la ranura de la puerta.

Es una sensación demasiado apesararte, tengo miedo que un día no se conforme con verme dormir, y entre en mi habitación... Si eso llegara a pasar, ¿qué haria?, no puedo hacer nada, y si la situación esta así no puedo seguir esperando a que suceda, tengo que escapar, las cosas están comenzando a consumirme, a atarme a este lugar no puedo permitirlo.

El olor a cigarro se cuela dentro de mi habitación, se distingue de entre la suciedad, es el olor más característico dentro de estas 4 paredes. *he aprendido a distinguirlo*. Finjo dormir mientras con los ojos entrecerrados observo la puerta, se ha abierto un poco y siento el peso de su mirada.

"Por favor que no entre"

No sé en qué momento me quede dormido, probablemente tarde, pero el fingir dormir es tan aburrido que me hace dormir realmente. Salgo de la cama con pasos lentos, es un poco tarde ya, pero que importa, a nadie le interesara si falto a la primera clase o a la segunda... O a todas. Tomo los pequeños frascos de la mesilla y me dirijo al baño.

Son tres pastillas, una pequeña y blanca, una larga y anaranjada, otra ovalada; se supone que evitan que me vuelva loco o que deje de ver a los fantasmas o la sangre, no ayudan solo hacen que quiera dormir o salir corriendo por todo el sitio. Tomo las tres pastillas entre mis manos y el arrojo por el inodoro, es mejor así, de lo contrario me obligaran a tomarlas. Si meto en mi boca todo el contenido de un frasco, seguro lograría acabar con todo.

El agua golpea mi espalda de manera constante enrojeciendo mi piel, es raro cuando hay agua caliente aquí, regularmente es demasiado fría. Quiero que el agua borre el olor a putrefacción que está despidiendo mi piel, me tallo con las uñas fuertemente.

"Si tan solo pudiera salir de mi piel, aunque no se en que ayudaría"

Mi cuerpo un esta mojado, lo que era agua ardiendo está empezando a enfriarse poco a poco, toda mi piel esta roja y marcada, mis pasos dejan pequeños charcos de agua, observo mi figura en el espejo, los rasguños y la irritación de mi piel la hacen lucir más hermosa, como si estuviera realmente viva, mis huesos han comenzado a notarse, mi clavícula luce realmente increíble, paso mis dedos tocando el hueso.

...6

He llegado a la conclusión que a nadie aquí le importa mi vida, qué sentido tiene quedarse, no quiero convertirme en parte de este horrible lugar, tengo que quitarme todo esto de encima, tomo mi mochila y dejo los libros de tercera sobre la cama, trato de asegurar la puerta de la mejor manera que me es posible, pongo la única y maltratada silla con la que cuento a manera de palanca entre la perilla y el piso, la noche ya está comenzando a caer debo darme prisa antes de que el guardia llegue a las rejas, tengo más o menos 20 minutos, meto la mejor ropa con la que cuento, no puedo llevarme todo en un espacio tan pequeño.

Caricias HeladasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora