Capítulo 11

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Mierda, de verdad, de verdad no sé cómo fue capaz de volarse la barda de almohadas y terminar abrazándome como un oso de peluche. ¿Cuánto tarda en dormir este chico? O mejor dicho ¿Por qué la noche es eterna estando en una situación así? Para el colmo no me suelta, lo pateo, lo empujó y hago de todo pero es en vano pues mientras más lo hago, más me abraza. Yo muy tranquila dormitaba mirando a la pared pero cuando sentí sus brazos rodeándome me giré sin pensarlo creyendo que quería pasarse de listo. Mi sorpresa fue verlo durmiendo y aferrándose a mí.

Incluso cuando traté de brincotear para dormir en la cama de Chris, recuerdo haberlo escuchar decir "No" en voz baja. Pensé que debía restarle importancia, pero fue peor porque su voz se volvió más ronca, era insistente.

—Oye—digo murmurando— oye, despierta

Puedo ver su rostro, parece un bebé durmiendo, ¡rayos! hice exactamente lo contrario, dije que no quería estar acurrucada en su pecho y es justamente lo que estoy haciendo, pero bueno, es por mi libertad.

—Alexander, ¡Alexander despierta!

Él solo suspira y pega su frente en la mía. Un trago amargo baja por mi garganta, se siente áspero al sentir sus pestañas muy cercas de las mías. Lucen como abanicos preciosos, largos y desplegados elegantemente. No me había detenido a observar cuán perfecta es su piel, parece un rostro hecho a base de copos de nieve, pero al mismo tiempo... bendecido por los rayos de la luna. Es decir, recordando sus palabras con anterioridad se atrevió a decirse "feo" pero mires por donde lo mires, su perfil es... como un jade. Precioso y bañado en oro, ¡No hay modo de comparación con la fealdad!

—¡Que te despiertes! —murmullo nerviosa

—Cállate, no interrumpas mi siesta —dice en medio de un suspiro

¿Está despierto o habla dormido? ¿¡Qué!?

—Suficiente, si no te quitas de encima juro que voy a empujarte

Mi corazón casi se sale de mi pecho cuando lo vi desplegar sus pestañas de manera sutil. Se detuvo a observarme fijamente, con los mechones oscuros de su cabello cayendo traviesamente hasta cubrir con dificultad sus ojos y parte de sus cejas.

—Quiero ver que lo intentes, Kotik...

—¿¡Has estado despierto todo este tiempo!?

—Estaba dormido, hasta que empezaste a quejarte

—¡Eres un...!

Sonrió de manera burlona.

—¿No que no querías acurrucarte en mi pecho?

Me sonrojé, ¡No, no, desgraciado! ¡Ah! ¡No es justo! Me FASTIDIA ser así, tímida y sonrojarme con facilidad, ¡Se burla de mí y detesto estar así porque es como darle por su lado!

—¡Era para despertarte! No te emociones —intenté girarme, pero volvió a estrujarme, ¡Peor aún!, me sujetó con sus piernas. Estaba completamente indefensa y cuando digo eso, me refiero a que, estaba tan nerviosa que no pensaba con claridad ni tenía la fuerza para quitarlo de encima

—Ahora me dirás que estás nerviosa —murmura mientras me mira fijamente y se acerca a mí

—¿Qué? ¡No! ¿Qué haces? —contesté nerviosa

Echó una risa traviesa.

—¿No que no estás nerviosa?

—Cualquiera lo estaría si estuviera en una cama, con alguien del sexo opuesto y que apenas conoce

—¿Piensas que te voy a besar o algo así?

—Por supuesto que no, y si lo intentas yo...

Para los labios.

Amor en notas musicales (#1 Saga Amor entre acordes) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora