Capítulo 9

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No podía ir a ese viaje. No tenía tiempo para solucionarlo todo y marcharse, pero no se le ocurría una excusa para darle a Hyun joong... Ante todo tenía que averiguar si la policía había detenido a Siwon. Si le hubiesen atrapado tal vez se olvidaría de el. De no ser así tenía que darle el dinero, no le quedaba otra solución. Llamaría a Baby jun a primera hora e intentaría sacar la conversación, escucharía todas las noticias... Si Siwon estaba en libertad, el no podía salir de Seúl, eso podría desesperarle y no sabía lo que sería capaz de hacer.

Salió de la bañera y después de secarse y ponerse el pijama se acostó haciendo desesperados esfuerzos por conciliar el sueño. Se sumió en un intranquilo duermevela del que despertó una hora después bañado en sudor, aterrorizado... Había sentido la cara de Siwon otra vez junto a la suya, había oído su respiración y sentido sus manos en su pecho. Su boca llena de saliva le repetía: «Eres un perro orgulloso... Hye mi no está aquí... Te hundiré conmigo, te hundiré».

No pudo volver a dormir. Se levantó sin hacer ruido y se dirigió al salón, donde se sentó en el sofá, delante de la televisión, junto a Choco y a Kitty. Pasó el resto de la noche con los auriculares puestos para no despertar a Hyun, cambiando de canal continuamente, buscando las últimas noticias... ¡Nada sobre Siwon! Estaba seguro de que no habían logrado atraparle, de que estaría por ahí, bebiendo whisky en cualquier rincón y esperando para llamarla al día siguiente, para seguir presionándolo, mirando una y otra vez aquellas fotos de las que le había hablado. Casi se volvió loco pensando en qué fotos podrían ser. Desde luego el nunca había protagonizado ninguna escena escandalosa, pero era evidente que viviendo en aquel lugar durante tanto tiempo era más que probable que fuesen lo suficientemente comprometidas. Bastaba que estuviese con alguna de las chicas, con los clientes o bajo el cartel de la entrada: eso sería más que suficiente para que nadie confiase en el.

Después de interminables horas sin que en ningún informativo de madrugada comentasen lo más mínimo, el sol comenzó a entrar de nuevo por los ventanales del salón. Se sentía agotado y a la vez incapaz de dormir. Tenía que pensar algo, no podía marcharse de la ciudad. De pronto sintió la presencia de alguien detrás de el. Se giró bruscamente emitiendo un leve grito.

—Eres tú —dijo aliviado al ver a Hyun joong—. Me has asustado.

—¿Quién iba a ser? ¿Qué te ocurre, Saengie? Al ver que no estabas en la cama me he levantado para saber si te pasaba algo.

—No... No podía dormir. No quise molestarte, sé que estás cansado.

Hyun se sentó a su lado en el sofá, tumbándose después sobre sus piernas. Tenía el pelo revuelto y los ojos entrecerrados.

—¿No te encuentras bien? —preguntó Hyun con voz somnolienta.

—No demasiado... No sé qué me ocurre. Tal vez me esté resfriando o algo parecido. Ya sabes que últimamente me ocurre con frecuencia.

Hyun joong se incorporó de inmediato y le tocó la frente.

—Parece que no tienes fiebre. Échate un poco, te prepararé algo caliente.


Mientras Hyun joong estaba en la cocina, Young saeng vio en esa nueva mentira la escapatoria para el viaje. Le diría que se encontraba mal, que no tenía fuerzas para nada. No sería un buen compañero de viaje así, sobre todo si tenían que ir a trabajar, hablar con los clientes... En cuanto se fuese a la oficina el iría a buscar una casa de empeño, cuando Hyun volviese el ya habría regresado, estaría en pijama, demacrado y sin ánimos para viajar, lo cual no era muy difícil después de haber pasado la noche en vela. Le prepararía la maleta y Hyun joong se marcharía tres días, lo necesario para que todo hubiese terminado. Para lo demás tendría tiempo. Con un poco de suerte todo saldría bien.

No me culpes a miWhere stories live. Discover now