Capítulo 16

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Las oficinas de la Kim's Advertising Productions Ltd. estaban situadas en una zona céntrica de la ciudad, en una viejo edificio que Hyun joong había restaurado poco a poco, a medida que su pequeña empresa iba adquiriendo cierto nombre en el mundo publicitario. Empezó a trabajar solo, contratando los servicios de una secretaria eventual y alquilando equipos y operadores cuando los necesitaba. Fueron años difíciles pero llenos de satisfacciones para él. Obtuvo sus primeros premios en diversos festivales lo cual, unido a una floreciente economía nacional, le permitió hacer las primeras ampliaciones de la productora: compró el viejo edificio, nuevos y modernos equipos y contrató personal. Se cargó con unos gastos fijos que al principio no le costó mantener, por el contrario, consiguió con ello una importante cartera de clientes que sólo trabajaban con él. Fue entonces cuando conoció a Young saeng.

De pronto los gastos empezaron a engullir todos sus beneficios, los anunciantes recortaron sus campañas y Hyun se encontró en una situación difícil aunque no extrema. Tenía que aguantar unos meses y luego todo volvería a la normalidad. Con la ayuda de ciertas personas bien relacionadas consiguió renegociar parte de su deuda, hasta que cobrase algunos trabajos importantes que tenía pendientes, entre ellos el del señor Kioto.

Hyun joong trabajaba en su despacho que estaba situado, al igual que el resto de las oficinas, en la planta superior del edificio, justo encima del plato. Todo parecía volverse contra él. Acababan de llamarle para comunicarle un nuevo retraso en el rodaje del anuncio... Al parecer, Kioto no encontraba un modelo que le convenciese. Había exteriores, pero no modelo. Eso suponía que tendría que volver a pedir un aplazamiento... Después de esa llamada le había pedido a su secretaria que no le pasase ninguna más. Necesitaba estar solo, intentar distraer su atención con el trabajo, pero no lo lograba. Revivía constantemente lo sucedido en el muelle.

Se había propuesto no sentir dolor, no humillarse ni preguntar, no contarle a nadie por lo que estaba pasando. Lo solucionaría por sí mismo, como había hecho siempre, demostraría su fuerza y su orgullo. Ahogando ese sufrimiento lo convirtió en rabia y en odio, en sed de venganza. Lo utilizaría, lo mantendría a su lado tratándolo como se merecía, como le debió gustar siempre que lo tratasen...

Robert se había marchado. Habían puesto la mesa con todo detalle, corrieron las cortinas y un disco de baladas de amor sonaba en el equipo de música. «Todo preparado para una noche inolvidable», había dicho Robert justo antes de irse. Young saeng le despidió cariñoso, sintiendo que se le encogía el corazón por tener que mentir una vez más, por la pena que le supondría a ese buen hombre conocer la verdad que vivían en esos momentos, una verdad que les estaba destruyendo. Justo después de cerrar la puerta corrió hacia el teléfono y llamó a Hyung jun, que esperaba impaciente sin moverse de casa. Jung min había llegado ya, la nana estaba con los niños. En veinte minutos estarían en el apartamento. Hablarían de un delincuente, de un chantaje, de un matrimonio destrozado ante una mesa con velas y flores en el centro. ¡Qué ironía!

Cuando le parecía que había transcurrido una eternidad tras haber colgado el teléfono, oyó el timbre de la puerta. Al mirar su reloj, comprobó que tan sólo habían pasado quince minutos. . Se dirigió a la puerta de entrada con un nudo en la garganta, tembloroso... Casi sin atreverse abrió la puerta, quedándose inmóvil y sin habla ante Jung min e Hyung jun, sin saber qué decir o hacer. Después de unos segundos de tensión, Baby jun se acercó a el y lo abrazó con fuerza. Al sentirla así, cercano, apoyándolo, rompió a llorar, como un niño que encuentra consuelo en los brazos de su madre.

—Tranquilo, Saengie —dijo Junnie, dulcemente—. Todo se solucionará.

Después de recibir el abrazo sincero y cálido de Jung min, entraron en casa, sentándose instintivamente alrededor de la mesa del comedor.

No me culpes a miWhere stories live. Discover now