Nueve

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Suaves caricias alguien estaba aplicando en su espalda baja por dentro de su camiseta, provocando que aún estuviera en un estado adormilado por la agradable sensación de aquello. Se apegó aún más al cuerpo que abrazaba, deteniéndose enseguida cuando el otro soltó un gran quejido, asustándolo.

Recién volviendo al mundo real, Jimin frotó sus ojos con pesadez y evidente sueño. Bostezó una sola vez sin moverse de su lugar, levantando el rostro para ver al peliverde que se veía totalmente despierto, en comparación a él.
Sus mejillas se tornaron carmesí al recordar el bochornoso momento en que había comenzado al liberar toda su tristeza con aquel chico.

Dejando de rodearle con sus brazos, estaba dispuesto a girar y darle espacio, pero el pálido le abrazó con fuerza, no permitiendo que se alejara de él.

— No te muevas. - gruñó con voz algo molesta.

El pelinaranja se quedó quieto en su lugar, sintiendo otra vez las caricias del chico en su piel borrando la tensión reciente de su cuerpo.
Algo le decía que no iba a poder salir de sus brazos, así que solo se dejo ser y terminar por disfrutar nuevamente las caricias que le estaba dando.

El silencio reinaba en la habitación, pero a ninguno de los dos parecía molestarle. Solo estaban ahí, acostados y acurrucados uno contra el otro, trasmitiéndose calor en aquella fría mañana de otoño.
Todo parecía estar perfecto y tranquilo, cuando Jimin recordó que tenía clases a las ocho de la mañana. Y a decir por la luminosidad que se lograba ver de afuera, posiblemente ya era mucho más tarde.

Levantándose de golpe, provocando en el camino ganarse varios quejidos y gruñidos por parte del peliverde, buscó con desesperación su teléfono para saber que hora era.

Eran las diez de la mañana. Ya se había perdido las dos primeras horas de biología celular y tampoco alcanzaba a llegar a la clase siguiente de anatomía. Sus jueves eran el día más relajado que tenía y ya había perdido todas las clases de su día.
Tendría que conseguirse todos los apuntes y eso era una travesía asegurada, por lo poco sociable que había sido en lo que llevaba de semestre.

— Aaaaaaaaaahg. - gruñó frustrado y volvió a tirarse a la cama, esta vez manteniendo la distancia del pálido.

— ¿Qué pasa? - preguntó divertido al ver el berrinche del otro.

— No fui a clases.

— ¿Y? - respondió en el mismo tono de diversión y con una sonrisa en el rostro que ya no estaba tan hinchado.

— ¿Pues que falte? ¿Tú no deberías irte a clases? - le apuntó Jimin inquisidoramente.

— No tengo clases los jueves. - se encogió de hombros, quejándose enseguida por el dolor que le había recorrido el cuerpo.

— Suertudo. - Continuó Jimin y se sentó en la cama para examinar a su paciente. – Déjame ver si tienes más heridas. - le dijo haciendo señas para que se levantara la camiseta que la noche anterior le había prestado para dormir, además de un par de shorts.

— ¿No crees que es muy temprano para que nos estemos desnudando? - se burló el peliverde, provocando que la cara de Jimin enrojeciera una vez más.

— ¡No me refería a eso! - chilló y pensó que tampoco podían hacer mucho si prácticamente sentía dolor por todo el cuerpo el pálido y él todavía no se recuperaba del día anterior.

Who are you? | YM 🍊🥝 Where stories live. Discover now