Influencias

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Hay momentos en los que me pregunto que estoy haciendo. Sigo un rumbo que no es fijo, pretendiendo pensar antes de actuar pero pasando tanto tiempo en esto que una vez que tomada mi decisión, la oportunidad ya se encuentra muy lejos de mi alcance.

No me considero una persona indecisa, sino alguien con miedo. Alguien que teme arriesgarse. Puede ser grande la recompensa, pero ante la posibilidad de perderlo todo, esto no vale nada.

Suelo siempre buscar todo los factores, pensar en cada posibilidad que exista y divagar mucho tiempo en cómo puede resultar todo para mí. Este miedo, maldito, claro está, que me impide arriesgarme sin pensar en las consecuencias.

Que no daría yo por una licencia de 20 segundos, solo eso, para poder hacer algo improvisadamente, sin darle tantas vueltas, sin echarme atrás.

Y esto, y a esto quería llegar con todo eso, me hace una persona, que a falta de la ocurrencia de otra palabra que se acerque más a lo que quiero describir, influenciable. Me refiero a alguien que duda de sus decisiones, y que ante la llegada de un factor no contemplado en la ecuación original, debe replantear toda la formula, sin prestar atención al resultado.

Detesto cuando lo único que hago es cambiar mi decisión una y otra vez. ¿Y por qué es esto? Por lo que me dicen.

Escucho más las voces ajenas que la mía propia, con el simple fin de complacer a la mayor cantidad de personas posibles, y en cierto punto, simplemente comienzo a analizar los pro y los contra para el resto de las personas, olvidándome de mí y lentamente enterrando mis propios deseos y preocupaciones, hasta que no queda nada.

Es una de mis peores pesadillas cuando tengo que tomar una decisión para mí, pero el resto opina. Pareciera que me dejo de lado por unos instantes y no puedo pensar claramente. Escucho lo que me dicen y llega un momento en que todo es borroso para mí y me preocupo por lograr que la mayor cantidad de personas salgan beneficiadas.

No puedo decidirme. No es un defecto fatídico, pero podría. Y encima cuando tomo una decisión. Solo una. Con todos los problemas que esto me conlleva. Una sola MALDITA decisión. Me siento culpable.

No es muy difícil dilucidar que no hay una sola forma posible en este loco universo de que todo el mundo termine siendo beneficiado.

Es simplemente imposible. Siempre alguien no estará de acuerdo, preferiría otra solución o simplemente tenía ganas de desquitarse o quejarse de algo y mi decisión fue lo primero que se cruzó en el camino.

En improbable que todos puedan, que todos quieran, que todos encuentren loa manera o que todos tengan algo. Estos son solo algunos ejemplos porque simplemente hay tantos tópicos sobre los que se podría tener que tomar una decisión que se podría hacer un texto más largo que la propia biblia o el diccionario de la real academia española (no tengo la más pálida idea de cuáles son los libros más largos, pero imagino que con estos ejemplos es posible hacerse una idea bastante clara).

Otra cosa que me molesta es que me critiquen por ser así, por buscar el bien común, por querer dar la mayor cantidad de oportunidades posibles, de dar vela en el entierro a todos los presentes, no solo a mí y al muerto.

Simplemente me paralizo, siento que estaré triste decida lo que decida, porque de alguna forma estoy apostando y no sé cuánto puedo perder.

Asi que para no enredarme más porque esto sí que fue confuso, al menos para mí, que ironía ¿no? Tengo que decirme algo a mí misma.

ARRIESGATE

Solo eso, una palabra tan simple de escribir y tan difícil de llevar a cabo.

Tengo que hacerlo, por mí y por todos los que me rodean. ¿O no?

X Cantidad de enseñanzas del amor, la suerte y la vidaWhere stories live. Discover now