Femicidios

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Y me desperté, completamente exaltada en medio de la noche. Mi respiración no conseguía desacelerarse y sentía un vacío en medio de mi pecho. Nunca había sentido algo así. No soy una persona que suela recordar sus sueños, pero en este caso, cuando por fin estoy lo suficientemente mentalizada para escribir algo, todavía recuerdo cada detalle. Esta pesadilla será difícil de olvidar, por lo que, primero voy a contar mi sueño y luego lo que pienso, para poder situarlos en la historia correctamente.

Serian las 10 de la noche, estaba con mi amiga en una calle fuera de un club esperando a que pasaran a buscarnos. Era verano, hacia muchísimo calor y acabábamos de salir de la pileta. Teníamos nuestros bolsos y estábamos sentadas en el cordón de la vereda. Vestíamos con shorts y la parte de arriba del bikini, con el pelo suelto y mojado.

Luego de un tiempo de esperar llego su mama, y como mis papas todavía no aparecían me ofrecieron que esperara en su auto. Pasaron unos diez minutos y me di cuenta de que me había dejado el bolso en la vereda, a unos cinco metros del auto, así que me baje a buscarlo.

No llegue ni a recorrer dos tercios del camino cuando escucho que mi amiga me grita

-¡Cuidado!

En eso me doy vuelta para ver que sucedía. En ese momento lo supe. Había un hombre allí. Sería una persona de aproximadamente treinta y seis años, media aproximadamente un metro setenta y ocho centímetros, vestía ropa algo sucia y ciertamente unos talles más grandes de lo que debería.

Pero tenía dos rasgos que me hicieron horrorizar. En primer lugar, tenía toda la cara destruida, llena de pequeñas cicatrices, como si se hubiera golpeado con una de las camas de clavos de la india, y esta estaba cubierta totalmente de tatuajes. Hasta el último milímetro de su cara estaba cubierto de tatuajes de serpientes, chicas desnudas, armas, palabras y formas geométricas.

Es otro rasgo, el cual logro que mi alma, sabiendo lo que se avecinaba, se destruyera, prácticamente. Tenía un fierro muy filoso en la mano, el cual apuntaba en mi dirección. Descubrí que la peor pesadilla que puede tener una chica se estaba haciendo realidad. Me llevarían, perdería todo control sobre mi vida, sería otra de esas mujeres que mueren sin que nadie se entere, que encuentran desnudas en una zanja al lado de la ruta, asfixiadas, y sin nadie a quien culpar por su muerte, cuyas familias no reciben la justicia que merecen, cuyo rostro no es mostrado en todos los canales de televisión, una de las cientos de chicas que mueren en Argentina cada año, solo porque algún loco, que posiblemente no reciba condena, o que si lo hace volverá a caminar por las calles de Buenos Aires en unos años y que antes de que alguien pueda siquiera parpadear cobrara las vidas de otras chicas, quería satisfacer sus fantasías o saciar sus ganas de sangre.

No quería dejarme atrapar, como note que mi amiga y su madre ya se habían ido, estaba totalmente sola. Hice lo que creo que cualquier persona haría en mi situación, correr hacia la dirección opuesta, gritando por ayuda, pero no había nadie.

En eso un segundo hombre, con un pasamontañas, aparece delante de mí, y antes de que pueda defenderme, tengo un pañuelo que me cubre la nariz y la boca, y caigo al piso. Veo a mis dos secuestradores encima de mi mientras vi vista se va volviendo borrosa y más oscura a cada segundo.

Las siguientes partes aparecen como flashbacks. Primero todo se aclara lentamente y me encuentro sentada en una silla de madera. Intento moverme pero mis manos y piernas se encuentran atadas, quiero gritar pero estoy amordazada. Estoy en un cuatro gris, tengo la sensación de que en algún momento fue blanco pero no se lo limpió lo suficiente, por lo que ahora además de sucio, las paredes se encuentran algo rotas y con manchas de humedad. Estoy completamente desnuda. Mi imaginación me traiciona y solo espero volver a estar inconsciente para no tener que seguir preguntándome que me paso, que me hicieron mientras no podía defenderme.

Pierdo la noción del tiempo, me despierto y me vuelvo a desmayar tantas veces que ya pierdo la cuenta y como el cuarto carece de ventanas no puedo guiarme por la luz del sol como para saber cuánto tiempo me retuvieron allí, serian horas, días, semanas o años. No puedo saberlo. Pensaba en mi familia, en mis amigos, si sabían algo de mí o si no estaban siquiera enterados de que había desaparecido.

Ya no intento ubicarme en el tiempo y el espacio, no hay nada que yo pueda hacer para cambiar mi situación. Todo esto se escapa de mis manos como lágrimas de mis ojos cada vez que estoy despierta.

Pero esta vez es diferente, ya no me encuentro en ese cuarto cuando vuelvo a abrir los ojos. Hay un auto, y un camino. También están los hombres que me secuestraron. No hay otra alma en ese lugar. Creo, en realidad que no hay ninguna. Nadie con una puede hacerle eso a otro ser humano y la mía se destrozó en tantos fragmentos que dudo siguiera de que sigan siendo visibles aunque se los pudiera ver en un microscopio.

Y sé que mi momento llego, mi vida se acabaría. Pero en realidad, siempre supe que acabaría en ese lugar, de esa manera, de esa forma, sin poder evitarlo.

Las manos del hombre acarician mi cuello, aplicando más presión cada vez. No tengo pleno control de mis facultades, ya que la droga que usaron todavía debe de tener algún efecto sobre mí, por lo que no siento absolutamente nada. Y, mientras la vida se escapa de mí ser, lo único que rondaba en mi cabeza era el porqué, supongo que la razón de esto era que ya había pensado en todo lo demás. ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Por qué todo es tan cruel? ¿Por qué el dolor no se calma? Y así, de repente so sentía nada, fue como irse a dormir, pero sabiendo que no volvería a despertar.

Y luego me desperté, totalmente asustada, pero, ¿Quién no lo estaría si cree que acaba de morir? La repuesta es nadie, nadie lo haría. Pero, por que habría de hacerlo. Es tan triste que la realidad en que vivimos ahora sea esa. Que todas las personas que sueñan eso se despierten asustadas, no por el sueño en si, sino porque saben que eso de verdad podría pasarles. Que todo este sueño podría volverse realidad ante el menor descuido o una cruel broma del destino.

Pero lo peor no es eso, es horrible el sueño y que pueda hacerse realidad, pero es más horrible aun que no nos tomemos como sociedad este problema en serio. De las personas a las que conté mi sueño, ninguna se preocupó, es más, todas se rieron y dijeron que era una tontería. Si, si es un sueño si es una tontería, pero si es real no lo es en absoluto.

No está bien que tantas chicas tengan que cerrar sus ojos de una manera cruel y siendo forzadas a hacerlo y que la sociedad en la que vivimos también cierre sus ojos, para ver solo lo que quiere y tratar de que todos veamos lo mismo, para distraernos con algo brillante de lo que el verdadero y oscuro problema es.

Nadie hace nada y todos nos quedamos parados allí, mirando, y esperando a que alguien del primer paso, sin avanzar, sin movernos. Y creo que, cuando queramos movernos, vamos a estar tan duros y adoloridos que nos costara mucho hacerlo o, simplemente, vamos a habernos olvidado de como caminar.

Nadie, sin importar ninguna de sus características, debería sentirse así, con miedo, con la necesidad de estar preparado para lo peor, pero esperando y pidiendo con todas sus fuerzas que esto no ocurra. No poder hacer las cosas que desea porque deben pensar en que esto puede hacer que algo les suceda, tanto como ponerse la ropa que les gusta, decir lo que piensan o simplemente ir a comprar algo a la esquina.

Estar preocupados no solo por uno mismo, sino por tus seres queridos, ya que hay veces que preferirías que cualquier desgracia caiga sobre tus hombros y no en los de alguien que está en tu corazón.

Solo pido eso, desprenderme del miedo, poderhacer lo que me plazca sin posibles finales así, pero sé que ahora mismo, no puedo.

X Cantidad de enseñanzas del amor, la suerte y la vidaWhere stories live. Discover now