10. Compras para el chico

4.5K 362 97
                                    

Bajé las escaleras de dos en dos junto con mi libro y el hilo y agujas para Enoch. Mi papá desayunando con Jake en el bar.

—¿No vas a desayunar?— me preguntó papá.

—No. Iré con mis amigos. Nos vemos después.

Salí de ahí y caminé rápido hacia el bucle. Le quería dar la noticia a Enoch sobre la fiesta, y de paso pedirle permiso a Miss Peregrine de que lo deje ir.
Al entrar al bucle me dirigí a la casa y toqué la puerta. Fue Miss Peregrine quien abrió, con su humeante pipa.

—Hola, Miss Peregrine— saludé con una sonrisa—. Justo quería hablar con usted.

—Pasa, Erin. ¿Quieres un poco de té?

—No, gracias.

Nos sentamos en la sala, una frente a otra. Miré sus ojos de pájaro y pensé en las palabras que diría a continuación.

—Me preguntaba si usted...si usted sería tan amable de dejar ir a Enoch a una fiesta. Fuera del bucle.

—¿Enoch? ¿Por qué?— me miró con los ojos entrecerrados.

—Ah, bueno. Él me ha dicho que le gustaría salir a divertirse, ya sabe, adolescentes.

—¿Cuándo y cuánto tiempo? Supongo que ya está enterada que no podemos pasar mucho tiempo fuera del bucle.

—Lo sé. La fiesta será mañana por la noche, aquí en Cairnholm, claro. No sería mucho tiempo. Quizá esté aquí después de la fiesta— sonreí.

Me sentí como un chico, pidiéndole al papá de su cita que la deje salir con él.

—Bien. Pero lo quiero aquí temprano por la mañana. Y solo se irá después del reinicio— sonrió y se fue del lugar, fumando con su pipa.

Subí a la habitación de Enoch, para darle la noticia. Toqué un par de veces.

—¿Quién es?— preguntaron del otro lado de la puerta.

—Soy Erin.

—Pasa.

Abrí la puerta y miré al chico trabajando en uno de sus muñecos.

—Hola— sonreí.

—Hola— contestó seco.

—Traje el hilo y las agujas— le tendí la bolsa y él la tomó.

—¿De qué trata el libro?— hizo un ademán con la cabeza.

—Es el primero de una saga. Es sobre un reino y la lucha entre reyes. Se llama Game of thrones. Tiene muchas muertes, ¿sabes?

—Interesante— sonrió de lado. Era la primera vez que veía esa expresión en su rostro.

—Tengo una gran noticia.

—¿Tienes el corazón de algun ratón para mí?— me miró esperanzado.

—No. Pero mañana un amigo dará una fiesta en su casa. Y tú y yo iremos. Fuera del bucle.

—¿Fuera del bucle? ¿Una fiesta?—  me miró sin entender.

—Sí. Una fiesta de adolescentes. Ya le he pedido permiso a Miss Peregrine de que vayas. Nos iremos después del reinicio y quiere que estés aquí por la mañana.

—Eso suena bien. Será genial.

—Aunque, deberíamos hacer algo con tu atuendo.

—¿Por qué? ¿No te gusta cómo visto?— protestó.

—No es eso. Te ves muy guap...bien— me corregí de inmediato—. Solo que las modas de ahora son distintas, y no queremos que duden en qué siglo vives.

—¿Y qué propones?

—Ir al centro comercial y comprarte algo de ropa.

—¿Cuándo?

—Ahora. Vamos, será rápido— mentí.

Se levantó de su lugar a regañadientes y se acercó a mí. El libro resbaló de mi mano, cayendo al piso y la foto de Enoch salió de él. Había olvidado que la usé como separador.
El chico se agachó por el libro y la foto. Mis mejillas seguramente estaban rojas.
Enoch me dió las cosas y sentí cosquillas en el estómago cuando nuestras manos se tocaron.
Guardé la fotografía en una página al azar y miré el piso.

—¿Nos vamos ya?— apuró.

—Sí.

Bajamos las escaleras; Olive, Emma y Victor nos miraron extrañados en el patio.

—¿Qué?— pregunté a la defensiva.

—Nada— dijo Victor levantando las manos al aire—. Tranquila, Erin.

—Le afectó estar con Enoch— murmuró Olive, pero logré escucharla.

Ignoré sus comentarios y caminé junto con Enoch hacia la salida del bucle.

—¿Cómo ha cambiado la ropa? Es solo ropa— dijo cuando salimos del bucle.

—Ya lo verás. Es toda una evolución, créeme.

Caminamos hacia el centro comercial​ del lugar.
Miré a Enoch; no se veía mal con su pantalón marrón, su camisa gris y su suéter en tonos oscuros.
Entramos al centro comercial y nos dirigimos hacia la ropa de jóvenes.

—Bien, ¿puedes sostenerlo?— le tendí mi libro y él lo tomó.

—No tengo dinero.

—No importa, yo pago. Éste pantalón te quedaría muy bien— tomé la prenda y la medí sobre su ropa. Justo la talla.

—Hola, Erin— apareció Nat acompañado de otro chico.

—Hola— sonreí.

—¿Qué haces?

—Comprando ropa— respondí sin importancia.

—Soy Nat Wolff— tendió su mano a Enoch.

—Enoch O'Connor— estrechó la mano del chico.

—Él es Cole, mi amigo. Como sea, nos debemos ir. Te veo mañana, Erin— Nat besó mi mejilla estruendosamente y se fue con su amigo.

Enoch tenía su ceño fruncido. Como siempre.

—¿Es tu novio?— interrogó con su acento.

—No. Sigamos.

Escogí una playera negra, unas Vans y un pantalón algo ajustado. Pagamos las compras y nos dirigimos al bucle de vuelta.
Cuando llegamos a la cueva, él me devolvió mi libro y yo le di las bolsas de las compras.

—Nos vemos mañana— me despedí antes de que él entrara a la cueva.

—Adiós.







Si no está completo o ven algún error, avíseme, por favor :'v

𝐌𝐢𝐬𝐬 𝐏𝐞𝐫𝐞𝐠𝐫𝐢𝐧𝐞 𝐲 𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐢ñ𝐨𝐬 𝐩𝐞𝐜𝐮𝐥𝐢𝐚 ► 𝑬𝒏𝒐𝒄𝒉 𝑶.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora