Prólogo

2.2K 232 6
                                    

—¿Quieres revolcarte con ellos? Bien, entonces vivirás como ellos. —Murmura desde lo alto de su trono sonriendo arrogante.

—Prefiero vivir en su mundo, donde no hay reglas, donde pueden hacer lo que quieran y no seguir en un lugar donde todas la malditas cosas se hacen bajo estúpidas reglas.

—Gracell Moonlighting estás acusada de contradecir las reglas de tu pueblo ¿Qué tienes que decir a tu favor? — Sonríe, ella esperaba este momento con tanto anhelo que ni siquiera era capaz de ocultarlo. Una sonrisa egocéntrica se despliega por mi rostro mirándola fijamente.

—Lo único que tengo que decir ¡Es qué tuve el mejor sexo del mundo! Ya entiendo la razón por la que está prohibido acercarse a los humanos, ellos si que son feroces en la cama mi querida reina.

—Me alegro que te dé risa, tú familia tiene que estar muy decepcionada de ti, todos pensando que serías la mayor, pero ahora veo claramente que nos hemos equivocado.

—Da la casualidad que tú eres mi familia querida abuela.

Aprieta sus labios fuertemente bajando del enorme trono en el que suele sentarse y que del cuál no deja que nadie más de acerque.

—Yo Elena Moonlighting, te destierro a ti Gracell Elizabeth Moonlighting por romper las reglas de tu pueblo, por deshonrar tu apellido y a tu familia. Por impura, guardias.

—¡No puedes! ¡Mamá se enterará e irá a buscarme! —Mis gritos retumban en las grandes paredes del juzgado. Forcejeo con los guardianes que me sujetan por ambos brazos llevándome al círculo de las 11 estrellas.

Anima quae peccavit, exsilio et contradicebant his legibus populi sui —Las palabras del destierro salen de la manera más natural posible, como si en este preciso momento no estuviera desterrando a su única nieta. Se acerca y retrocedo unos pasos, mi espalda choca con la pared invisible que es el límite para que no pueda salir del círculo, se acerca y deja un frío beso en mi mejilla derecha, la acaricia como si fuera la mayor reliquia del mundo, como si fuera la seda más suave que existe. El beso de Judas, lo último para poder desterrar a alguien. Me mira y sus ojos verdes grisescos proyectan ese sentimiento de alivio, como si estuviese quitándose un gran peso de encima—. Últimas palabras antes de irte mi niña.

—Sí —Deslizo el cuchillo de la manga de mi vestido—¡Púdrete en el infierno! —Sus ojos se abren tanto en el instante que el cuchillo de plata bendita atraviesa su corazón, sabiendo que por ese insignificante agujero se escapa su vida, sabiendo que no sanará y sabiendo que por fin ella a obtenido un poco de todo el dolor que me causó.

Y con eso simplemente me volví humo, entrando a un mundo en el cuál no sabía ni conocía nada, ya era una desterrada, ya no era nada.

Princesa Híbrida© | #1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora