Capítulo 5.

440 48 8
                                    

By Bill.

- Descansemos un poco - sugirió Tom, luego de pasar demasiado tiempo caminando, mientras acomodaba su bicicleta a un lado de la cerca de madera que teníamos enfrente siendo seguido por mi y la verdad es que agradecí aquello.

Habíamos ido a Tegel a pasar un agradable sábado, no contaba con ello, ni con que Tom insistiría, después de desayunar, en ir en bici por la pequeña ciudad y después a caminar con la bicicleta a cuestas por aquel pequeño bosque que rodeaba el lago. Traía botas con tacón pequeño y, aun así, me canse horrores.

- Me parece perfecto - dije dramáticamente mientras me dejaba caer en la banca de madera sobre la cerca que rodeaba aquel bellísimo y enorme árbol.

Habíamos llegado justo donde se encontraba el Dicke Marie. Quede realmente maravillado por aquella vista tan hermosa que ofrecía, el contacto con la naturaleza lograba relajarme y purificarme, sin duda esto era lo que necesitaba.

- Tantos años y jamás imaginé que hubiera un lugar tan hermoso cerca de casa - comenté mirando alrededor.

- Te dije que haría que este día fuera inolvidable - recordó mientras me tendía una botella de agua - y los días siguientes superarán al anterior - prometió.

Recordé que le había dicho sobre el tiempo que había conseguido. Un par de meses extras del tiempo que había planeado al principio.

Desde entonces, salíamos todos los días. Iba a tomar el desayuno conmigo en el césped llenando la mañana de conversaciones sobre las cosas más ridículas divertidas que se pueden compartir sin temor, después íbamos al cine por la tarde, a las ferias, algún bar o un antro, lo que fuera era bueno para distraernos y no tocar temas demasiado profundos. Ya habían pasado casi tres semanas desde entonces donde los fines de semana se habían dedicado a temas un poco más serios sin llegar a profundizar lo suficiente.

Habíamos hablado de todo pero aun no llegábamos a las preguntas importantes. Tal vez él lo había olvidado mientras que yo seguía preparándome mentalmente para responder con honestidad.

- A pesar de todo tienes  muy buena condición física - la voz de Tom me sacó de mis pensamientos. Le mire curioso sin realmente entender y él lo noto - a pesar de fumar mucho no eres como otras otras personas que tienen problemas con su respiración - dijo señalando mi mano.

Me fijé en el cigarro que sostenía entre mis dedos, note que siempre sucedía lo mismo. Terminaba sacando un cigarrillo y fumando en su compañía mientras me sumía entre mis  pensamientos, era un acto reflejo que no podía evitar.

Sonreí al momento en que pisaba la colilla del cigarro con el tacón de mi bota, era un comentario demasiado extraño por parte de Tom, quien parecía ser demasiado tradicionalista o tal vez era un comentario cualquiera que se espera de una persona tan relajada como lo era él, no lo sabía. De lo único que estaba seguro ahora es que con Tom nunca se sabía, lograba sorprenderme en todas las formas posibles que parecía ser completamente un extraño para mi a pesar de hablar tanto. Tenía una personalidad tan compleja.

- ¿Cuanto llevas fumando? - pregunto mirándome directamente a los ojos.

- Creo que diez años, no lo sé. No recuerdo si tenía 15 o 16 - respondí poniéndome nervioso de repente - Tom, por favor, no hagas eso - pedí sintiendo el rubor colorear mis mejillas.

- ¿Que no haga qué? - Pregunto juntando sus cejas en una extraña mueca de confusión.

- Eso... El mirarme fijo - respondí.

- ¿Porque no? - el peso de su mirada aumento.

- Porque no, me pone nervioso - confesé.

Sus ojos se concentraron más en mi rostro, me era difícil soportar su mirada así como me era difícil girar mi rostro para negarle el contacto visual.

Porque tú eres mi esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora