Capítulo 2

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—¡Corré todo lo que puedas pero no podrás escapar de mí muñeca!—gritó uno de ellos mientras que yo miraba por todo ese callejón si había alguna salida.

—Tu ru tu ru tu ru ¿dónde estarás muñequita?—dijo él otro.

Agarré mi cabello con frustración, mirando en todas las direcciones, mi corazón palpitaba a toda prisa. Necesitaba salir de aquí, debía buscar a Dylan donde lo había escondido. Escuché un pequeño grito muy familiar y fue donde sentí mi mundo desplomarse.

¡Rose corre!—gritaba mi pequeño Dylan, a lo que yo ignoré y salí de mi escondite— ¡No Rose! ¡Huyé!—gritaba.

Dejénlo ustedes me quieren a mí—vi como tiraron a mi pequeño hermano como si fuera un trozo de carne al suelo y caminaban hasta a mí con unas sonrisas siniestras.

Muy bien muñeca—siguieron acercándose y luego se escuchó su voz, era él...

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Me levanté agitada. Mi manos temblaban y sentía el sudor caer por todo mi rostro. Escuché la puerta abrirse y ver a Dylan entrar con su rostro triste. Se sentó a un lado de mi cama y me miró con preocupación.

—¿Aún siguen?—asentí derramando lágrimas.

—Odio esto—dije frustrada. Él bajó su pequeña cabeza y miró sus manos como si fuera la cosa más entretenida del mundo, sabía que estaba nervioso— no es nada enano ya pasó, lo ignoraré— él levantó su rostro y me sonrió.

—Yo siempre te protegeré hermana. Seré tu guardaespalda—se trepó en la cama e hizó un saludo militar con su mano. No pudé evitar reír. Él lo era todo para mí.

—Ya basta enano ve a cambiarte que tenemos que entregar unos papeles a tu escuela además de que yo también tengo que ir al instituto— al decir esto arrugó su frente y gruñó.

—No es justo. ¿Por qué tengo que ir a esa cárcel?.

—Porque lo digo yo— reí y lo vi marcharse a su habitación.

Entré al baño y tomé una rápida ducha y luego salí envuelta en un albornoz color violeta, si me preguntan, el violeta es el mejor color del mundo. Llegué a mi habitación y busqué en el armario que me pondría. Opté por una camisa azul de manga larga y cuello alto; unos vaqueros ajustados, azul marino; unas botas sin tacón color marrón y me até el cabello en una cola de caballo.

Ya lista tomé mi bolso, las llaves de la casa y me dispusé a salir con Dylan a esperar que pasará el bus. Una vez que éste llegó ambos subimos y nos sentamos en uno de los asientos que estaban disponible ya que casi todo estaba ocupado.

Poco minutos después el bus ya no estaba tan lleno con tantas paradas que realizó. Escuché unos murmullos provenientes del asiento delantero:

-Te dije que fueras cuidadoso si se enteran...- bufó- eres un bruto- decia la mujer enojada-

-No podia contenerme- dijo el hombre- me dió sed- dijo lo último en un susurro-

-¡Última parada!- anunció el chófer haciendome brincar en el asiento por el susto.

Tomé de la mano a Dylan y cuando estabamos por salir choqué con la mujer que estaba en el asiento delantero, ella me miró con enojo, la mujer era pelinegra, alta y sus ojos eran de un rojo sangre, al percatarse que la observaba está sacudió su cabeza con los ojos cerrados y cuando volvió a abrir los ojos éstos eran verdes. Debia ser mi imaginación, eso es.

Traté de salir del bus con más prisa llevando casi a rastras a Dylan. Lo que acaba de ver era ilógico y producto de mi tonta imaginación.

Bajé del bus y caminé hasta la escuela de mi hermano. La escuela era pequeña pero bonita, estaba pintada de muchos colores y se veían los niños correr por el patio. Entramos y nos recibió una joven alta, esbelta, con cabello rubio castaño y una gran sonrisa que la hacia ver falsa.

Blood Mark Where stories live. Discover now