Capítulo VII

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Un fría Navidad.

El tiempo corrió y la amistad entre Jason y Tim se volvió más fuerte. Por otro lado, con la familia Wayne las cosas se iban acomodando y las peleas agresivas solo se daban en raras ocasiones y siempre eran con los hijos biológicos de la pareja, con el acróbata las cosas eran diferentes finalizó sus estudios a los 16 años y se había decidido inscribirse a al academia de policía para poder entrar al GPD a los 17 años.

Mientras que con Jason y sus hermanos las cosas eran diferentes, Jason quedo solo después de que tanto Kori como Roy consiguieran una familia; Roy se fue a vivir a Starcity con un hombre llamado: Oliver Queen, y Kori encontró su camino en Jumpcity con una pareja joven y extraña, extraña en el sentido de que la chica tenía pintas góticas y una extraña joya en su frente y el chico era de cabello verde y de una personalidad toda contraria a su compañera. Aunque el de pelaje pardo debes en cuando iba a visitarlos a sus casas para saber cómo se encontraban, siendo bien recibido por los dueños de cada uno de ellos.

La estación blanca llego a la vuelta de la esquina, y con ella toda Gotham se cubrió en blanco y el espíritu festivo a las casas y como si de ello se tratase la taza de criminalidad bajo, muchos lo atribuyeron al descenso de la temperatura y otros solo por mera casualidad. En la mansión Wayne, todo aquellos temas eran ajenos para los que vivían en esta y donde ahora Jason se quedaba pasando la temporada helada bajo las amenazas del par de azabaches.

Alfred, se encontraba como siempre cocinando la cena con total calma; Dick, Bruce y Clark se encontraban ocupados en sus trabajos respectivos y no llegarían hasta más tarde en la noche, por otro lado, Jon de ahora 4 años estaba tranquilamente jugando en la sala de estar y junto con la compañía de Terry, y no muy lejos de ellos específicamente en una esquina y acurrucados entre sí estaban Jason y Tim tomando una merecida siesta. En su habitación y en completa soledad como le gustaba estar, se hallaba un Damian de 7 años leyendo: "La Divina Comedia".

El primero en llegar a la mansión fue Dick, que fue recibido por un alegre Jon y Terry que no paraba de maullar y estos cesaron cuando el mayor cargo al infante en sus brazos y el felino en sus hombros ante la atenta mirada del resto de la familia de mininos. El mayor se llevó a Jon a su habitación para ayudarlo en arreglarse para la cena familiar navideña que tendría la mansión, como cada año y al estar listo el menor bajo corriendo las escaleras para seguir jugando Dick río por las energías que tenía el infante de 4 años, con tranquilidad se fue a la habitación del demonio Al'ghul y al entrar sin permiso como era su costumbre se lanzó a la cama del menor entre risas fue premiado con golpes del dueño de la habitación.

-¡Grayson, que no te enseñaron a tocarla puerta, y largo de mi habitación!-le regañó enfurecido el menor, mientras golpeaba a su hermano mayor adoptivo con los puños. Dick solo se cubría el rostro, mientras no paraba de reír.

-Oh, vamos Little d, deja de ser un Grinch y baja; que dentro de un rato Bruce y Clark vendrán, al igual que los demás invitados-pidió entre risas el acrobata, dejándose ser el muñeco de trapo de su pequeño hermano.

Sin embargo el menor no cooperó como quería Dick, así que este hizo alarde de ser más grande y fuerte para cargarlo como costal de papas y llevarlo a la sala de estar. Damian, al estar obligado a quedarse en la primera planta se fue a esconder a la cocina con su libro (que logró llevárselo cuando Dick lo arrastró a la planta baja), donde Alfred se encontraba preparando un delicioso pavo. Bruce y Clark llegaron al mismo tiempo a la mansión y mientras estos se arreglaban, los invitados comenzaron a ser presencia el primero en llegar fue Wally West (que solo estaría por un corto tiempo en la mansión), la segunda fue Bárbara que venía en compañía de su padre Jim Gordon y su gata, Stephanie (la cual se mantuvo alejada del par felino, después que descubrió la estrecha relación que ambos compartían), para cuando los dueños de la casa bajaron la última invitado llego que era nadie más ni menos que Lois Lane y traía entre sus brazos un enorme regalo y Wally pudo jurar que vio la caja moverse con vida propia hasta hacer ruido, pero cuando iba a ser sus dudas a su mejor amigo fue interrumpido por el grito de Jon; que llegó corriendo a saludar a su madre y esta se agachó para dejar el regalo a un lado y abrazar al menor, y al separarse esta dijo:

-Te traje un regalo muy especial, espero que lo cuides muy bien-mientras decía esas palabras a su hijo, esta acercó la caja dejándose al completo merced del menor. Este curioso se acercó a la enorme caja y con cuidado quitó la tapa que la cubría...

-¡¿Es ún perritos?!-dijo alegre mientras tomaba al cachorro entre sus brazos, un pequeño cachorro de labrador blanco que ladraba alegre y lamia el rostro del Jon. Todos los adultos miraron la escena con ternura y hasta algunos soltaron leves risas-¿Le puedo poner un nombre?-le preguntó el menor con inocencia a su madre y luego vio a sus otros dos padres, los cuales aceptaron uno con un asentimiento y los dos dos expresado en palabras- Te llamarás... Krypto-

-Oye, pero Kryto, no hay ningún nombre así...-le dijo en un susurro Bárbara a Dick y Wally. El pelirrojo pecoso tuvo que taparse la boca para no reír audiblemente, y siendo golpeado le ente por el codo del moreno, y este solo sonreí en complicidad.

-Déjalo, es un niño. Además, es un nombre muy original y que nadie más usará-le comentó Dick a Bárbara, sin quitar aquella sonrisa que le caracterizaba al moreno.

No muy lejos del lugar, Damian miraba todo con recelo y no admitiría abiertamente el sentirse excluido de todo el ambiente familiar y sobretodo remplazado por el mocoso que para él no merecía ni la más mínima atención de su padre, cosa que lo cabreo aún más, solo se resignó a refunfuñar en árabe, todo tipo de maldiciones que un niño de su corta edad no debía conocer.

La cena dio inicio, con todos reunidos y en contra de todo pronóstico el pelirrojo West se quedó a la cena navideña de los Wayne. Toda la comida paso entre pláticas alegres y triviales en la familia, mientras no muy lejos del comedor se encontraban comiendo las mascotas tanto invitadas como las residentes de allí. La cena se dio por terminada, el camino a la sala de estar para entregar los presentes no se hizo esperar mientras que Krypto jugaba alegre con un Terry, Tim se encontraba en el regazo de Dick mientras que Jason en sus hombros mirando de mala manera a la gata rubia que estaba con su dueña. Nadie notó como el hijo biológico del príncipe de Gotham se iba a encerrar a su alcoba, en completo enojo y con cierto deje de tristeza y soledad mientras sacaba del cajón de su cómoda una carta que su madre Talia había enviado diciendo de forma directa que no llegaría ese día, pero que enviaría un regalo más tarde algo que no quería en ese momento el menor, porque lo único que quería esa Navidad era al menos tener aquella mujer que llamaba madre.

La velada paso, y todos se fueron retirando a sus hogares mientras Clark iba a dejar a Jon que estaba completamente dormido y detrás de este iban Krypto y Terry pisándole los talones, Dick fue ayudar a Alfred con los platos y demás cubiertos que fueron ocupados para la cena como su preparación. El príncipe de Gotham que había notado él inusual comportamiento de su hijo fue a su habitación, encontrándolo completamente dormido con un enorme libro entre sus manos se acercó hasta su cama y con cuidado le quitó el libro dejándolo sobre la mesita de noche y luego lo arropó con las sabanas y le dio un beso la frente. Cuando Bruce se dispuso en salir de la habitación no se dio cuenta que el par de felinos entraron a esta, dejándolos dentro del cuarto con el infante. Tim subió a de un salto a la cama siendo seguido por Jason, ya arriba de la cama estos se acurrucaron cerca de Damian, a pesar del resentimiento que tenía el de pelaje pardo por lo sucedido hace años con Tim.

Es problema de gatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora