QUINCE

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[1929]

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[1929]

—Alan, ¿te has preguntado por qué no tienes amigos?

Alan dejó de escribir en su cuaderno y lo miró con el ceño fruncido.

—Tú eres mi amigo—murmuró confundido.

—Lo sé—su amigo carraspeó—, pero me refiero a otros a parte de mí.

Se encogió de hombros.

—No son tan inteligentes como nosotros, no me comprenderían... ¿A qué quieres llegar con todo eso?

Christopher suspiró.

—Exactamente—dijo—. He notado que no tienes otros amigos más que yo. Me preocupa un poco, Alan. Si algo llegase a ocurrirme...—negó con la cabeza—. No sé, ¿y si algún día mi madre decide cambiarme de escuela, mudarse muy lejos? ¿Qué harías tú?

Alan siguió con su ceño fruncido, pensativo. ¿Debía sentirse ofendido por las palabras de su amigo? Pero el chico no hacía nada más que recordarle su realidad, en verdad no tenía otros amigos. Christopher era el único, como también era único en el mundo y único en el cerebro de Alan (a Alan no me agradaba esa tonta metáfora de que el amor viene del corazón, cuando en realidad lo único que hacía ese órgano era recibir y enviar la sangre, y por supuesto, mantenerlo con vida gracias a la ayuda del buen cerebro).

—No falta mucho para graduarme—terminó contestando—. Supongo que podría manejarlo y luego irme.

—¿Y en casa tienes más amigos?—insistió Christopher.

Alan gruñó.

—¿Eso qué importa?—inquirió, en parte enfadado y nervioso. No era que le importaba el estado de sus relaciones sociales, pero si quedar como un completo retraído frente a Christopher.

—Alan, ¿es que acaso nunca lo has pensado?—su amigo lo tomó de los hombros, viéndolo directamente a los ojos—. Este es mi último año aquí, el tuyo no. Me iré pronto y me preocupa dejarte aquí con idiotas como Billy—esbozó una pequeña sonrisa—. No quiero que mi Alan Turing esté solo con idiotas como Billy.

Alan se quedó atónito. Lo había llamado su Alan Turing.

—Estaré bien Christopher—contestó, sonriendo y con el estómago revuelto a causa de la emoción—. Mientras sepa que podré enviarte cartas e ir a visitarte los días festivos... Si, todo estará bien mientras sigas en mi vida.

Christopher sonrió más abiertamente y lo abrazó.

Sleep AloneWhere stories live. Discover now