Capítulo 3

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Nota Del Autor: Apoyen la novela en el grupo de "novelas de miraculous ladybug".

La casa del rubio es la mismísima Disneyland, nunca te cansas de ir y venir, siempre hay un espacio para la diversión.

Sus salas son extensas, llenas de miles de cuartos innecesarios o para simples invitados a pasar a la mansión Agreste—puede ser que estas habitaciones las ocupaba los sirvientes del rubio— que deja un gran espacio de silencio propio en la sala. Pero eso no quitaba lo singular que es la casa del modelo millonario.

 —Espero que esta invitación no te haya sido de lo menos incómoda—Adrien extendió los brazos, jalando la perilla de su dormitorio—. Ven, pasa.

Un aroma exquisito se difundió en la recámara del Agreste, inhalando los delicados rosales que otorgaban dicha adicción que la dejaba anonadada. Lo único que pudo hacer es asentir, dirigiéndose al interior donde se sentó en el sofá anaranjado admirando la vista de París en los ventanales.

—Es... Hermoso—se ruborizó, girando la cabeza de ambos lados sacando su libreta de matemáticas—. Cómo sea... ¿En qué tarea te... te quedaste?

—En la de ayer, necesito tenerla para que me la vuelva a revisar la maestra y no tenga pendientes—contestó con una voz tranquila, agarrando una libreta de reciclaje y su lápiz—. Te parece si mientras me la pasas y hacemos la de mañana... ¿Hablamos un poco?

La piel de Marinette se erizó por completo, ¿es acaso que Adrien quería hablar por primera vez con ella? Tenía que actuar normal, pacífica y serena hacia su compañero de clases, ya que si le dirigía un poco la mirada y se quedaba hipnotizada a sus orbes esmeraldas, tenía por seguro que el Agreste descubriría sus secretos.

—¡S...Sería genial!—exclamó pasando rápidamente las páginas, señalando con su dedo la que Adrien necesitaba—. Es esta... ¿D...De qué quieres hablar?

Adrien comenzó anotar, posando su vista a veces en Marinette por su pregunta.

—Tenía pensado que hablemos de nosotros, ya sabes, de nuestras vidas y pasatiempos—respondió volviendo a escribir las notas de la clase de cálculos—. ¿Qué haces después de la escuela? Claro, aparte de realizar diseños de moda.

—Uh...—desvió la mirada, mordiéndose el labio inferior—. Yo... Yo algunas veces paseo por París y... Ayudo a mis padres.

—¿Enserio ayudas a tus padres?—mostró cierta sorpresa, sabía que muy constante los ayudaba, pero siempre le dio intriga saber cómo una familia de clase baja se pueda mantener perfecta.

—Sí, algunas veces tienen que salir y yo... Bueno, me encargo de que los pedidos se entreguen. Mi padre y mi madre algunas veces celebran algo importante de su relación.

El rubio suspiró deteniéndose de escribir. Marinette tomó aire y se apoyó con la palma de sus manos en el suelo.

—Eso es genial—se encogió de hombros, apoyando las rodillas en su propio pecho—. Es... Asombroso, que tu madre y padre sigan juntos.

—¿Eh?—Marinette lo miró confusa—. Pero... Tu tienes a tu padre, es el mejor, el mayor diseñador de modas de París. Y tu madre...

—Es una historia muy larga que yo ni siquiera se porqué sucedió—ahora él se sentía el entrevistado, el que quería saber la verdad de todo esto—. Claro, mi padre es famoso, pero no significa que por serlo, todo lo que haga es perfecto. Hasta los más grandes cometen equivocaciones.

«Cómo yo» pensó Marinette, ahogando sus palabras en el silencio eterno de su habitación mientras Adrien reanudaba el trabajo.

—Lo lamento por lo de tu madre, Agreste—ni siquiera sabía porqué llegaron de una pregunta a otra, aunque en este momento, a Adrien no le importó en absoluto, pero eso no significaba que no le sacaría la verdad de sus labios.

[ R é a l i t é ] #ChanguerMLBFandomWhere stories live. Discover now