Capítulo 3.

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Me desperté por la presión que algo estaba ejerciendo sobre mi abdomen. Me quejé aún con los ojos cerrados y oí una risita ronca a mi lado. Abrí los ojos exaltada. Alguien había dormido conmigo, y ese alguien tenia su brazo alrededor de mi cintura y estaba entero cubierto por una sábana blanca. Miré la habitación. No era la mía para nada. Era una habitación muy lujosa, con una cama de matrimonio y un gran espejo frente a mí que solo parecía estar burlándose de mí. Recordándome que estaba en una habitación que no era la mía.

Intenté recordar la noche anterior. Llegué a la fiesta con Rachel. Pasé la noche con Harry y Rachel se fue. ¿Por qué se fue sin mí? ¿Y yo con quien me quedé? ¿Habremos....? ¡No, por Dios!

-Buenos días - Dijo la voz ronca. Miré. Ya no estaba tapado con las sábanas, ahora se veía claramente que era Harry. En ese mismo instante me quise morir. No por haber dormido con Harry, eso hubiera sido como un sueño si hubiera estado sobria, pero Harry  tenía una fama con las chicas y los líos de una noche... -Estás pálida. - Rió.

-¿Qué pasó anoche? - Pregunté asustada. Sólo quería irme de allí y hacer como si nada hubiera pasado. O aún mejor, volver atrás y hacer que nada de esto pasara.

-¿Tú que crees? - Alzó una ceja con burla. Estaba claro que no habíamos dormido solamente. -Son las cinco, vuelve a dormir, mañana será otro día.

-¿Perdón? Tengo que llegar a mi casa antes de que mis padres se despierten.

-Pues adiós. 

Harry se tapó con las sábanas de nuevo y cerró los ojos.

-No puedo irme. ¡Ni siquiera sé donde estoy!

Él hizo oídos sordos. Incluso pude jurar que lo oí roncar. Varias lágrimas corrieron por mis mejillas, pero entonces recordé el sermón de mi padre. No podía fallarle. No podía enterarse. Este sería mi secreto. Cogí mi ropa, la cual estaba tirada a los pies de la cama y me vestí lo más rápido posible. Me sentía sucia, usada...

Salí de la casa de Jack a toda velocidad. Vagué por las calles casi una hora intentando encontrar mi casa hasta que me di por vencida y llamé a Derek rezando por que me lo cogiera.

-¿Diga?

Dios. En ese momento la voz de Derek fue como un canto celestial.

-¡Gracias a Dios! ¿Podrías llevarme a mi casa?

-Heather, ¿qué te pasa? ¿Dónde estás?  - Dijo adormilado y preocupado a la vez.

-Por favor ven a recogerme. - Dije ya llorando.

-Sí, sí, sólo dime donde estás. ¿Qué hay a tu alrededor?

Miré las calles y las tiendas que había a mi alrededor. No había nada demasiado conocido. Bueno... quizás el conocería esa tienda cinematográfica que había en la esquina.

-Hay una tienda de cine en la esquina. Creo que se llama Demis, no se ve bien.

-En un momento estoy allí

Me senté en la acera abrazándome a mí misma y levantando la cabeza cada vez que escuchaba el motor de algún coche. Finalmente, después de un cuarto de hora esperando vi llegar a Derek en  su peugeot. No pude evitarlo.  En cuanto lo vi me lancé a sus brazos y lo abracé fuerte intentando transmitirle el alivio que había sentido al verle.

-Hey... - Me dio un beso en el pelo. -¿Qué ha pasado?

-Ayer... yo y Harry... y luego... - Sollocé.

Él asintió. Sabía que no había entendido nada pero es que no me salían las palabras. Me puso una chaqueta en los hombros y me montó en el coche.

-Llévame a casa por favor. - Derek arrancó el motor y me llevó a casa. Suspiré aliviada al encontrarme mi casa justo en frente. -Muchas gracias por traerme.

-No ha sido nada. Llámame si necesitas cualquier cosa. - Susurró.

Asentí y salí del coche a toda prisa. Abrí la puerta de mi casa y entré a hurtadillas hasta mi habitación. Cerré la puerta con mucho cuidado de no despertar a  mis padres y entré a mi casa. ¿Realmente Harry había sido capaz de aprovecharse de su borrachera? Joder, como había podido ser tan estúpida.

*

-Buenos días cariño. - Dijo mi madre entrando en mi habitación muy sonriente. Gruñí en respuesta. -Vaya parece que la fiesta fue divertida. ¿A qué hora llegaste?

-Mamá, ¿qué hora es? - Dije, en un vano intento de abrir los ojos y levantarme de la cama.

-Son las nueve cielo. Bueno, pero cuéntame, ¿cómo fue la fiesta?

Lo último que me apetecía en ese momento era hablar de la dichosa fiesta, pero veía a mi madre tan ilusionada con la idea de hablar de mi graduación y de mi experiencia que no pude negarme a hablar con ella. Así que me levanté como pude y bajé a hablar con mi madre.

-¿Qué vas a querer desayunar?

Sólo de pensar en probar bocado me entraban arcadas. Lo último que quería era comer.  Me dolía muchísimo la cabeza y sentía que en cualquier momento tendría que correr al baño a vomitar.

-Mm, no, gracias. - Me senté en el sofá con las piernas cruzadas intentando ignorar la fatiga que sentía en ese momento.

-¿Había chicos guapos? ¿Algún ligue? - Preguntó mi madre guiñándome un ojo y poniendo una cara pícara, que en otra circunstancia me habría hecho mucha gracia, pero hablar de chicos me recordaba a Harry  y eso solo me traía más dolores de cabeza.

-No, ningún chico. Nada de chicos.

-¿Todo bien con Rachel? Te veo muy seria. Deberías estar súper animada, ¡el año que viene entras a la universidad!

-Sí, sí todo bien. Sólo estoy cansada. Anoche volví tarde.

-¿A qué hora?

-A las dos de la madrugada - Mentí.

-Vaya eso es muy tarde... Da gracias a Dios que tu padre no oyó que llegaste a esa hora, sino tendríamos que castigarte.

Mi teléfono comenzó a sonar librándome de la incómoda conversación con mi madre. Cogí el teléfono; era Rachel.

-Heather, ¿qué tal anoche? Te vi con Harry. - Miré a mi madre. No se estaba enterando de nada de lo que estaba diciendo Rachel, pero por precaución decidí irme a mi cuarto. -Vaya vaya... Veo que te ha comido la lengua el gato. O Harry.

-Joder tía,  ¿por qué te fuiste ayer sin mi?

-¿Qué?  Me dijiste que me fuera yo, que tu te quedarías con Harry. Estabais muy acaramelados los dos. No quise meterme.

-Rachel, creo que necesito que quedemos en persona. No estoy para nada bien.

-Nos vemos hoy.

Teenager mumWhere stories live. Discover now