❄Capítulo 4❄

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El insistente sonido de las agujas del reloj era lo único que hacía eco en aquélla habitación que se encontraba completamente vacía.
Abrió los ojos y se encontró cara a cara con el techo, logró sentarse y se frotó la cabeza, como si se hubiese dado un buen golpe.
Miró a su alrededor en busca de alguna persona que le explicara por qué se encontraba ahí, pero no vio a nadie, ni siquiera lograba ver el reloj que no paraba de hacer aquél molesto sonido. Trató de ponerse de pie pero sus piernas se sintieron muy débiles y volvieron a caer sobre el frio suelo.
Pestañeó una vez y al volver a abrir los ojos se encontró con toda la madera del suelo manchada con un líquido carmesí; enfrente suyo se posicionó uno de esos relojes de pie que había estado molestado desde hace rato con su incesante tic tac.

-¿Sangre?-preguntó tocando el líquido con uno de sus dedos.

Alzó la mirada hacia donde hace unos segundos estaba el reloj y ahora solo había un espejo de pared, su rostro parecía muy decaído y con gotas de sangre ya secas, su cabellos cremas estaban completamente desordenados.
Escuchó unos pasos y su cuerpo dejó de responder, solo podía temblar en su lugar. Sus ojos se posaron en sus pies, mientras que los pasos se hacían cada vez más cercanos.
Volvió a elevar la mirada al espejo y su corazón se paró por varios segundos que parecieron años. Allí detrás de él, una figura algo borrosa de una persona sonreía burlona, mientras colocaba ambas manos en su cuello hasta comenzar a dejarlo sin aire, no podía ni siquiera mover sus brazos para defenderse, y cuando sintió que estaba apunto de morir... despertó.

Esta vez abrió los ojos encontrándose con el techo de su habitación. La luz entraba por la pequeña ventana y su cerebro se dio cuenta de que todo había sido un sueño.
Suspiró.
Trató de levantarse, fallando nuevamente, por un momento creyó que seguía en aquélla pesadilla hasta que bajó un poco su vista y notó que el culpable se encontraba dormido sobre su torso, abrazándolo y casi sin dejarle escapatoria.

-¿Shiro?-preguntó moviéndolo un poco.

El nombrado se quejó; acomodándose aún más.

-H-Hey.-se fijó la hora en el reloj de la pared.-En unos minutos vendrán a despertarnos, ¿qué haces aquí?

Fubuki no tuvo más alternativa que despertarse, se frotó sus ojos perezosamente y bostezó.

-Eres molesto.-espetó.

-¿No se supone que te dejé anoche en tu cuarto?-se sentó en la cama y se percató de que ninguno de sus compañeros de cuarto se encontraban.

El de cabellos plata se sacó la sabana de encima dejando a resaltar que se encontraba en boxers y una camiseta simple que le quedaba algo grande.

-Lo hiciste, pero no me caen bien mis compañeros entonces decidí que a partir de hoy dormiré contigo.-se levantó de la cama y comenzó a sacarse su ropa.

-¿Siempre decides todo por los demás?-se volteó para darle privacidad.

-Jum, mejor deja de perder el tiempo haciendo preguntas estúpidas y cámbiate o nos castigaran nuevamente.

Tenía razón, comenzó a cambiarse y se cuestionó a donde podrían haber ido sus compañeros. Si no llegaban antes del entrenamiento sería grave.

 Si no llegaban antes del entrenamiento sería grave

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Snow and blood [Goenji x Fubuki]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz