|Futuro|

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20/10/2021 Beacon Hills.

—¡Scott, por favor! ¡Detente!—grita Malia a su novio, andando rápido detrás de el, intentando alcanzarlo sin llamar mucho la atención de la gente que se encuentra a unos metros, aunque la causa de todos modos.

Scott camina con paso decidido, sin titubear ni mirar atrás, con un rumbo fijo, todavía sin poder creer que su ex amiga estuviera en el funeral de su mejor amigo. Y lo peor de todo, es que sabia que su novia, la persona en la que mas confiaba, le había mentido.

—Scott Mccall párate de una vez si no quieres que saque mis garras y monte un espectáculo sangriento.—le advierte, entre dientes, a una distancia mas cercana de el.

Scott se da la vuelta, cabreado, mirándola decepcionado, causando que Malia retroceda unos pasos.

—¿Espectáculo? ¿Como el que ya has montado?

—No he montando ninguno.

—Has traído a Lydia Martin al mismo sitio en el que estoy yo. Créeme, ya lo has montado.—le advierte, haciendo una mueca y vuelve a darse la vuelta, y sigue caminando. 

Esta vez, Malia corre hacia el y lo coge el brazo, haciendo que la mire.

—No hables de ella como si fuese un peligro o algo parecido. La conoces desde que eras adolescente, habéis compartido miles de momento, incluso mas que conmigo.

—No.—niega, totalmente en desacuerdo.

—Y los ha compartido con Stiles.—dice, haciendo caso omiso a su palabra.—Merece estar aquí, Scott. 

—¿Y yo no merecía saberlo?

—¡Te pregunté! 

—Y te dije que sería una idea horrible. Y lo ha sido. ¿Donde esta ella? ¿Se ha quedado para escuchar mi discurso y se ha ido de vuelta a su perfecta vida? Ha dado un poco de pena y se ha marchado, como hizo la última vez. Tenía razón, Malia. Admítelo.

—Mira, Scott, yo solo la llamé. Le pregunté si iba a venir, y por lo que me dijo pensaba que no iba hacerlo. ¿Que culpa tengo yo de que haya venido?—Extiende sus brazos y frunza su ceño, haciendo que Scott tense su mandíbula.

—Tu le avistaste de que se haría el aniversario.

—Oh, por Dios, ¿enserio crees que no se acordaría de la fecha de la muerte de Stiles?

—Ni si quiera se acuerda de nosotros, y estamos vivos.

—Ya esta bien, ¡basta!—exclama Malia, cansada del comportamiento de su novio. Bufa, y lo mira, y Scott sabe que la cosa se va a poner realmente seria.—¡Es Lydia! ¡Tu amiga! ¿Y que si os habéis distanciado? ¿Y que si tiene un nuevo novio?—Scott la mira extrañado, pero unas milésimas de segundos.—¿Y que si se fue de Beacon Hills? ¿Y que si os peleasteis? Nadie sabe porque lo hicisteis, pero creo que ya es hora de olvidarlo, ¿no crees? Han pasado cinco malditos años, Scott. —hace una pausa y lo observa detenidamente, intentando examinar su expresión.—Eres un adulto, ¿verdad?—Scott asiente, con las manos en sus bolsillos.—Pues se lo suficientemente maduro para superar esta estupidez y hablar con ella. 

—No creo que pueda, ya que bueno, se ha ido. Que pena.—responde sarcástico, pero no mira a Malia a los ojos.

—No lo ha hecho. Esta en su coche. Me ha llamado hace unos minutos. Quiere que vaya a verla.

Scott relame sus labios y mira hacia el suelo, abrumado. ¿Que se supone que debe hacer? ¿Olvidar todo? ¿Seguir enfadado? Demasiadas dudas.

—Scott. Eh, escúchame.—susurra Malia, acercándose a él. Coge su rostro entre sus manos, haciendo que la mire. Scott la mira con ojos llorosos, angustiado.—Ella también tiene derecho de estar aquí. Stiles era una persona muy importante para ella, al igual que para nosotros. No puedes juzgarla por haber decidido venir, porque no tienes el derecho de hacerlo. Y se como te sientes, y siento si no te he avisado, pero no quería que te enfadaras, ya que incluso a lo mejor no vendría. Y creo que no lo ha hecho solo por Stiles, sino también por ti.—Scott frunce sus labios y suspira. Malia lo mira con pena y peina su pelo con delicadeza.—Solo te pido que no le guardes odio. Si no quieres hablar con ella, vale, esta bien, pero no la odies. No merece ser odiada, nadie de nuestra manada lo merece.

—Seamos sinceros, ya no somos una manada.—admite, con voz entrecortada.

—Enséñame tus ojos de hombre lobo.—le ordena y el muestra el color de su ojos, rojos como la sangre.—Tus ojos son rojos, del color de un alfa. Así que si, Scott, somos una manada, y tu sigues siendo nuestro líder.

Scott asiente despacio y suspira. 

—Anda, ven.—lo atrae y le abraza, dejando que Scott apoye su cabeza en su hombro.

Mientras tanto, Lydia se encuentra en el baño de una cafetería, apoyada en la taza del váter, dispuesta a  volver a vomitar. Cuando lo hace, tira de la cadena y decide levantarse, con dificultad, a causa de su leve mareo. Se mira en el espejo detenidamente. No está en sus mejores días. 

Se echa agua en la cara, intentado despejarse. Ni si quiera sabe el porqué de su malestar. No ha comido nada en mal estado y no suele marearse en viajes largos. ¿Por el estrés de estar en Beacon Hills? No suele reaccionar así a este tipo de situaciones.

Mira su reloj; hace unos cinco minutos que ha llamado a Malia, así que debe de estar a punto de llegar.

Coge su bolso, y cuando se dispone a abrir el pomo de la puerta, se detiene y empieza a recordar. ¿Cuando fue el último día que tuvo el período? Empieza a contar mentalmente, y se da cuenta de que son demasiados días de retraso.

—No es posible.—musita, atónita. Decide salir y dirigirse a donde se encuentra la dependienta de la gasolinera. 

—¿Me podría dar un test de embarazo?—pide amablemente a la mujer, con vergüenza. La mujer enarca una de sus cejas rubias y asiente. Desaparece por unos segundos, en los que Lydia vigila su coche desde lejos, a través del cristal de la tienda, por si ha venido Malia.

La dependienta sale con una cajita en sus manos, y Lydia le tiende un billete.

—Quédese con el cambio.—La dependienta sonríe y le agradece. La pelirroja vuelve al baño, casi corriendo.

Entra y realiza el procedimiento, en los que Malia y Kira caminan hacia la casa de la coreana.

Después de que Lydia termina, espera unos minutos, en los que muerde sus uñas, nerviosa, a punto de empezar a llorar.

Mira hacia arriba, mientras musita repetidamente "por favor".

Vuelve a mirar hacia abajo, y se encuentra como aparecen dos rayas.

Se tapa su boca con sus manos, mientras lágrimas corren por sus mejillas. Empieza a sonreír y a intentar respirar profundamente.

—Estoy embarazada.—reconoce en voz alta, todavía incrédula.

Coge su bolso y deja la prueba en el. Abre la puerta y cuando pasa a través de ella empieza a buscar en su bolso su móvil, pero decide no hacerlo, cuando ve parado a alguien cerca de su coche, y no es Malia.

Es Scott.


¿Os esperabais que Lydia estuviera embarazada? ¿Creéis que Scott y Lydia volverán a ser amigos? ¿Por que se pelearon? Decidme vuestras teorías!

Os ama,

MrsJace.

El Diario de Stiles. {Teen Wolf}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora