Cuarta carta

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15 de Junio de 2017

Para Jeon Wonwoo

Hoy un correo llegó a casa de tus padres, justo en el cumpleaños de tu madre. Pero ninguno de nosotros imaginó cuál sería su contenido.

Una carta.

Una bendita carta hecha de tu puño y letra, explicando, un año después de la tragedia, lo duro que era para ti el seguir respirando.
Lo difícil que era mirarme a los ojos después de... después de que te violaran cuando saliste a dar una vuelta por el parque cercano a tu casa, lo triste que fue para ti el que tu cuerpo se sintiera sucio, el solo pensamiento de que ya no te querría cuando me lo contaras.

¿Por qué pensabas eso?
¡¿No creías que te amaba lo suficiente como para ayudarte a superar esa herida?!
¿Por qué no me dijiste nada?
¡¿Por qué te callaste?!

Y puedo continuar, aún hay muchos “porqué” de los que no tendré respuesta, pero no lo haré, no lo haré por la simple razón de que estás muerto, de que tu ahora frío cuerpo se encuentra tres metros bajo tierra. Y probablemente lo que divaga sea tu alma en busca del perdón de tus padres, amigos y el mío.

Te daré el gusto, porque no tiene caso guardarme nada cuando estoy en plena recuperación, te lo diré; te perdono de todo corazón. Perdono que el día en que decidiste suicidarte fuese en mi cumpleaños, perdono que te hubieses alejado poco a poco de mí hasta el punto en que ya ni siquiera me besaras o abrazaras, perdono que olvidaras que te amaba, que podías confiar en mí, perdono las letanías con las que te expresas en tu carta; maldiciendo a algún Dios por haberte abandonado, por la crueldad con la que te expresas de todo el mundo.

Perdono que me hayas dejado de querer.

Lo que te hicieron, a ti y a tu cuerpo, no es un asunto que alguien puede superar de la noche a la mañana como si nada pasara, lo entiendo. Lo que no entiendo es la falta de confianza ¿sabes?, no la comprendo; pudiste pedir ayuda, pero supongo que te fue difícil abrir todos tus pensamientos a un completo desconocido, a un psiquiatra, al consejero estudiantil o, en defecto, a tus padres.

En la carta explicaste lo complicado que era para ti el dedicarme halagos cuando ganaba algún torneo deportivo, halagos que antes me expresabas cada que podías, que ya no sentías lo mismo después de aquel incidente y que solo te quedaba el deseo de morir. No podías seguir con esa máscara de falsedad, según tú ya te era duro cargar ese peso que no cualquiera podría comprender, ni siquiera yo.

Bien, no te comprendí.

Pero que sepas que tú tampoco comprenderías mi actual forma de ser y de pensar, de las noches en vela que pasé después de tu muerte, las lágrimas que derramé en mi almohada, la lástima de la gente cuando paso junto a ellos.

Nunca comprenderías el nivel de amor que te tenía.
Mingyu.

Cartas a un suicida「Meanie」Where stories live. Discover now