Final: A la espera del tren (Especial 18)

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La estación lucía igual como antes de aquél incidente, el ambiente era el mismo, gente llendo de manera apresurada de aquí allá, había estudiantes, había oficinistas, había ancianos. Seguía existiendo esa misma aglomeración de personas a pesar de aquél incidente hacía ya unos años.

No es que haya sido olvidado, sin embargo el mundo no se iba a detener por ello. Seguía su curso, como en aquel momento.

El azabache soltó un largo suspiro, uno profundo, parado a mitad de la estación observando como la gente caminaba a su alrededor con gran apuro.

Sintió nostalgia, se le a a figuró ver el fantasma de aquella chica que tanto sonreía, una que corría de ahí allá impaciente, dando brincos, soltando sus sonoras carcajadas, llorando. Quería verla, realmente tenía ganas por verla.

Entonces sintió un pequeño apretón en su mano derecha, se giró encontrándose con ese pequeño hombrecito. Un diminuto niño que miraba asombrado la estación, un gorro de lana cubría su cabello. Le sonrió mostrandose de unos tiernos hoyuelos.

- Papi ¿Subiremos al ten?

- Sí.

Se hincó quedando a la altura del pequeño, acomodó su roja bufanda, eran tres años ya de aquél incidente, eran ya tres años desde la última vez que conversó con ella. Era tres años desde que había tomado caminos separados.

- ¿Iremos a ve a mamá, Papi?

- No, hoy no. Mamá necesita tiempo.

No sabía bien él como se sentía. Sabía de ella gracias a Hanji, se había recuperado sanamente después del atentado, pero jamás se había vuelto a cruzar, él lo decidió así, se alegraba en cierta forma que hubiera desarrollado amnesia para si pudiera iniciar desde el principio. Pero a su vez, se preguntaba si apareciera en su vida, ¿Se darían las cosas?

- ¿Tiempo? ¿Para que Papi?

- Eres un mocoso muy curioso.

El tren se detuvo en la estación, se puso en pie y apretó la mandíbula al subir, sentándose junto a su pequeño hijo en la ventana mientras acariciaba sus mejillas.

El tren comenzó a avanzar.

La joven reía acomodando un mechón tras su oído, tomó al niño pequeño entre sus brazos llenadolo de besos por todo su rostro y el reía. El anillo de matrimonio en su dedo anular resplandeciente. Una sonrisa radiante, sus ojos brillaban como diamantes, bajó su mirada, pronto a se añadiría de un nuevo integrante. Levi sonrió lleno de orgullo ante la hermosa imagen de la familia que tenían delante de sí.

Imagen que se esfumó en cuanto al túnel entraron.

Sólo era él y su hijo, nadie más.






El Chico Del Tren | Levi Ackerman ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora