Mia salió del instituto derrotada. Un primer día como aquel cansaba más que la rutina de ejercicio que hacía todos los días.
Liam debía haber salido hacía ya media hora. Se había retrasado más de lo que pensaba hablando con Rebekah. La chica le caía bien, debía admitirlo. Tenía un carácter demasiado parecido al de ella como para que no lo hiciera. Desafiante, furioso. Encontraba más parecido con la bruja de lo que quería admitir.
Después de presentarse, en el descanso, la joven había expresado la sorpresa que le había supuesto que una humana conociera la existencia del mundo sobrenatural. Mia se había limitado a decir que había tenido malas experiencias en el pasado, y ella no había querido preguntar más. De pasado, Rebekah Mikaelson sabía mucho. De hecho, era toda una experta. Bastante tenía con el suyo, no le hacía falta preocuparse por ninguno más.
Cuando Mia llegó al bloque paralelo a su instituto, donde se impartían los cursos del grado de su hermano, aún seguía metida en sus cosas. Aparte de Rebekah, no se había encontrado con ningún sobrenatural más. Aquello ya era todo un comienzo.
Vió a su hermano de lejos, y alzó la mano para saludarle. Liam la vió y caminó hacia ella sonriendo. Verdaderamente amaba a su hermana mayor. Le debía tanto...
- ¿ Qué tal el primer día ? - preguntó. Normalmente Mia no iniciaba una conversación, dejaba que los demás tomaran las riendas, pero su hermano era la excepción a la regla.
- Bastante bien - contestó Liam aplanándose el pelo que había sido revuelto por la chica- He conocido a mucha gente, y mis profesores parecen buena gente.
Liam era todo lo contrario a ella en ese sentido. Era un charlatán innato, un cotilla de primera. Para él hacer amigos no era un problema.
- Me alegro.
- ¿ Y el tuyo ?
- Como era de esperar - se limitó a contestar - He conocido a una bruja, por si te interesa.
- Me alegro.
- ¿ Por ?
- Bueno, tú odias a lobos y vampiros, las brujas creen que ellos son errores de la naturaleza. Ya tenéis algo en común, vuestra amistad solo puede ir a más - soltó a toda pastilla con aire de indiferencia.
Mia lo miró con una sonrisa, alzando una ceja.
- Estás gracioso hoy, ¿ no ?
- Solo un poco - Liam esbozó una pequeña sonrisa.
Mia rió y sacó los auriculares de su mochila.
- Anda, vámonos a la casa - le dijo acompañando la frase con un gesto de cabeza.
Liam asintió y se puso también los suyos, encendiendo su móvil y reproduciendo su playlist preferido.
- Listo.
- Lista.
Ambos arrancaron a correr. A la ida siempre cogerían el autobús, para no llegar sudados al instituto, pero a la vuelta volverían corriendo. Mia tenía que mantenerse en forma, y quería que su hermano también lo estuviera. Sabía que no serviría para nada, que contra un vampiro o un licántropo Liam no tendría nada que hacer, pero le hacía sentirse mejor, como si de aquella forma él estuviera más preparado para defenderse. Solo esperaba que no tuviera que hacerlo jamás.