Aún al día siguiente, Mia tenía muchas cosas rondando por su cabeza. La mayoría se centraban en los vampiros de la noche anterior, aunque lo más importante era su hermano.
Preparó el desayuno y lo sirvió en una bandeja para llevárselo a la cama. Liam había perdido sangre y le venía bien descansar lo máximo posible. Por eso le había dejado dormir hasta tarde, y ni siquiera ella se había molestado en ir al instituto con tal de cuidarle.
- Buenos días - saludó entrando en la habitación. Dejó la bandeja en la repisa de la mesilla de noche y abrió el estor lo sufiente como para que entrara un poco de luz.
Liam se removió en la cama gruñendo. Al contrario que Mia, él no tenía un buen despertar.
Su hermana mayor se sentó en su cama y con cuidado apartó la venda que le había colocado el día anterior y examinó su cuello.
- Mucho mejor - sonrió satisfecha, al ver que la herida ya comenzaba a cerrarse. Por suerte había sido muy superficial.
- Mia...
La chica miró a Liam al escuchar su voz culpable. Mia había llegado con la intención de echarle la bronca de su vida, pero ante su mirada arrepentida y la cara que el menor le ponía no fue capaz de decirle nada. De todas formas, su hermano había aprendido la lección de sobra.
- Está bien - dijo, sin necesidad de que su hermano se explicara - pero no vuelvas a salir sin permiso, y menos al barrio francés.
- Tenía curiosidad - se excusó.
- Curiosity killed the cat - canturreó a modo de indirecta. (La curiosidad mató al gato)
- But satisfaction brought it back - contraatacó Liam. (Pero la satisfacción lo trajo de vuelta)
- Not just once... - prosiguió Mia. (No sólo una vez)
- But nine times - terminó él. (Sino nueve veces)
Ambos hermanos se rieron después de aquello y se abrazaron. Al fin y al cabo, eran lo único que tenían... se tenían el uno al otro.
- Anda, tómate el desayuno - le dijo sonriendo antes de salir del cuarto.
Los días pasaron, y tanto Mia como Liam no eran capaces de quitarse aquella noche de la cabeza, aunque por motivos completamente diferentes. Mia no podía dejar de pensar en aquel vampiro, y no sólo porque le hubiera sacado de quicio como nadie antes... era algo que no sabía explicar, pero la chica no conseguía olvidarse de aquel encuentro. Para Liam, en cambio, los vampiros se habían convertido en su nueva pesadilla diaria. Y su hermana lo sabía. Apenas dormía, y cuando salía a la calle miraba a su alrededor como un paranoico, asustado de que en cualquier momento uno de ellos apareciera y le desgarrara el cuello o se lo partiera por la mitad.
Preocupada de que aquello le hubiera afectado demasiado, Mia pensó en una solución. Y aunque no le hiciera mucha gracia, la encontró.
Rebekah se presentó en su casa en cuanto Mia se lo explicó. Sin saber cómo, la chica había pasado de ser una aliada a convertirse en una amiga. Rebekah por fin tenía lo que siempre había querido ; iba a un instituto normal, tenía una amiga humana... tan solo le faltaba Marcel y su antiguo cuerpo, bromeó.
- ¿ Estás segura ? - preguntó mientras entraba en la casa.
- Sí - contestó ella con firmeza. La condujo hacia su hermano, que estaba sentado en una silla de la cocina y parecía nervioso.
- ¿ Por qué no se lo has pedido a un vampiro ? Ah, sí, que odias a los vampiros - se contestó a sí misma - ¿ Sabes que voy a tener que entrar en su mente para borrar ese recuerdo, no ?
Mia asintió. No le gustaba, pero no había otra forma.
- Hazlo.
Liam se removió nervioso en la silla.
- Por favor, no me frías el cerebro - bromeó, en parte enserio y en parte para aliviar la tensión.
Rebekah sonrió.
- Está todo controlado. Cierra los ojos y relájate, será un momento.
Liam hizo lo que le pedían en la medida de lo posible. La bruja, que poco a poco se iba afianzando con la magia, comenzó a murmurar palabras en latín mientras sujetaba con ambas manos las sientes de Liam.
Mia esperó pacientemente, hasta que Rebekah se apartó y Liam abrió los ojos.
- ¿ Ya está ?
Rebekah se puso frente al hermano menor.
- ¿ Qué paso hace cinco días exactos, Liam ?
Él los miró confundido y recordó.
- Fui al barrio francés, me di una vuelta y volví a casa.
- ¿ Y tu cuello ? - insistió.
- Me caí - respondió simplemente.
La bruja se volvió hacia Mia con una sonrisa y asintió.
- Todo en orden.
- Muchísimas gracias, Bekah - le dijo de corazón mientras la abrazaba - Te debo una.
- Y grande - respondió, saliendo por la puerta y despidiéndose con un gesto de la mano de forma distraída. Y es que como había entrado en la mente de Liam, había visto lo que había sucedido aquella noche... y había visto a Elijah. ¿ Desde cuando su hermano mayor se metía en cosas así ? ¿ Y cómo es que no se había dado cuenta antes de que Mia no era lo que en un principio parecía ?