Day 2: Spring

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Si te dijera que un día de pronto vi nacer la primavera en tu sonrisa, que aspiré el aroma de las camelias rojas en al aire a tu alrededor, que vi florecer el universo a tus espaldas, que vi brillar el cielo despejado resplandeciente en tu mirada, y que eso hizo que me enamorara de ti... estaría mintiendo de forma vil, cruel y descarada.

Aun en este efímero espacio de quietud que conseguimos cada tanto, de aparente normalidad, teniendo una mañana compartida sin preocupaciones, sin nadie queriendo hacer explotar Yokohama; no puedo relacionar los poemas cursis y repletos de rimas azucaradas con lo que siento por ti. Pretender hacerlo es como querer maquillar una realidad que es perfecta en su peculiaridad, negar que sus diferencias —sin brillos ni pétalos— son parte del por qué estamos aquí, compartiendo un pastel de la tienda de conveniencia por mero antojo, abrazados en el sillón, viendo Esposas Desesperadas.

Tú bebes un vino caro y me das una cucharada de pastel. Yo como una cereza y te doy una cucharada de pastel. Comparo a Kunikida-kun con Bree y te partes de la risa con mi imitación. Y esa risa que viene, no de la luz, sino que es un rayo grisáceo proveniente de la oscuridad en la que crecimos juntos, me seduce y me hace besarte.

Dices un insulto, o tal vez veinte, uno pierde la cuenta al acostumbrase, y me devuelves el beso.

No hay destellos, no hay chispas que broten y borren la maldad con la magia del amor. No. Este no es un amor de fantasía, de primaveras eternas o cuentos pastel. Este es un amor crudo y real, que convive con sus fantasmas, con sus demonios, con la sangre y los casquillos, con la tortura y las peleas callejeras. Es un amor que nació donde no debía, en tierra árida de tenebrosas criaturas, de dolor y tristeza, de abandono, de muerte. En ello yace su belleza.

Este amor no es primavera, porque en nuestro mundo nunca existió ni existirá esa época. ¿Qué si lo digo por pesimista resignación?, todo lo contrario, lo digo con la absoluta convicción esperanzada de un hombre enamorado, que sabe que para mantenerse con vida, y más importante, para mantenerte a ti a mi lado y bien, necesito tener ambos pies firmes sin ensoñaciones vanas.

¿Quieres que te diga qué me enamoró de ti, sin ser un vil, cruel y descarado mentiroso?

Me enamoró tu fuerza, la manera bruta y directa con que te mueves en la batalla, aplastando a tus enemigos, fiel y leal a tus compañeros y objetivos. Amo como eres capaz de compaginar el deber con la preocupación a los tuyos, consiguiendo ganarte, pese a tu carácter volátil, a subordinados y pares. Caí rendido a tu hechizo de sinceridad oculta en un sonrojo tenue, y a ese pase que realizan tus dedos nerviosos entorno a un cigarro aparentando calma.

En la despiadada realidad que compartimos, más parecida al invierno de cantares funestos, renunciar a las ilusiones de una imaginación drogada de empalagamientos, por proteger nuestras manos unidas, es mi elección, mi prueba de amor.

Por conservar este amor sacrificaría lo que fuera. Sacrificaría incluso los brotes de los que nace la primavera, en nombre de la sonrisa que me muestras comiendo pastel de una tienda de conveniencia, y por proteger el brío de tu presencia, con que, en remolinos de muerte, encandilas mis deseos suicidas.

Inmolaría a la primavera, y con gusto le daría un beso al invierno sin fin, si él me asegura el quedarme a tu lado para siempre.

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Notas:

¡Segundo día!, y son inmensamente feliz con el resultado, y espero que quienes lo lean, también quq

A normal Life, a normal Love [ #SoukokuWeek ]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant