Day 6: No Longer Human

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«En mi caso, una expresión como "enamorarse de mí" o incluso "ser amado" no es en lo más mínimo apropiado; tal vez describe la situación con más exactitud decir que fui "protegido".»

Indigno de Ser Humano de Dazai Osamu

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Odasaku representaba para Dazai la humanidad que deseaba alcanzar, cierto aire de normalidad que quería para él. No lo juzgo por eso, al contrario, lo entiendo porque de habérseme presentado la oportunidad sentirme igual al resto, hubiera tenido el mismo deseo.

Habiendo crecido en un mundo distorsionado y desgraciado, en cuentos de horror que nos llevaron a la mafia y en bandeja de plata nos entregaron a su degradación; me acoplé demasiado bien y rápido. Acepté muy pronto mi destino, y no luché ni siquiera en mis pensamientos contra el rumbo que tomó mi vida.

Después de todo, ¿qué más me quedaba que someterme y disfrutar lo que me diera la mafia, la única "familia" me aceptó?

Kouyou fue la hermana mayor que no pensé que querría tener, y Mori el hermano que pasó a ser la cabeza que nos dio sentido bajo su protección. En ese esquema retorcido de familia, Dazai fue una existencia vaga. Un fantasma errante e imbécil con los hombros hundidos, que torturaba a su victimas sin pizca de remordimiento, y que aun así envidiaba a las personas normales, a la gente atada a lo común.

Una alimaña de alcantarilla añorando la vida sobre nuestras cabezas. Divertido y triste.

Por eso cuando se fue, cuando nos dio la espalda queriendo perseguir una promesa, guardando en el fondo una esperanza que ni siquiera admitiría para sí, yo... quise ir detrás de él, no para detenerlo, ¡sino para no perderlo!, quería implorarle que no me abandonara en la oscuridad, que me permitiera soñar, que me llevara a la luz.

Recuerdo que esos días lloré y me ahogué en el alcohol, azotando la puerta tras la que Kouyou me encerró, evitando que corriera en pos de ese imbécil que nunca me vio como yo siempre lo vi, como la esperanza que deseaba negar de ser feliz.

Recuerdo que me sumí en una profunda depresión. Odié a quienes consideré mi familia y escupí en sus caras. Por meses negué que más que retenerme contra mi voluntad, por cuanto pudiera servirles, ellos me protegían. Me protegían de un deseo volátil, de una apuesta no razonada, de un hombre inestable que tentaba a la muerte en cada decisión.

Tardé en verlo, y no fue sino hasta que nos encontramos de nuevo que lo entendí por completo. En su mirada había un brillo distinto, no era ni bien ni mal, no era ni un atisbo de humanidad, era algo parecido a una locura quieta, asechando. Movía las piezas a su alrededor jugando una ruleta rusa en la que pretendía perder, y llevarse consigo a quienes estuvieran cerca en el momento.

Mi familia, la mafia, a su modo no ortodoxo, me había protegido de ser arrastrado al juego de un suicida en regla.

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Notas:

Penúltimo día, y aun no estoy muy segura de que el día de mañana pueda subir el tema libre, por cuestiones de tiempo, pero haré todo lo posible. En caso contrario lo estaría subiendo el martes a más tardar. O eso espero.

Gracias por leer.

A normal Life, a normal Love [ #SoukokuWeek ]Where stories live. Discover now