Cuando un amor te deja tan marcado que vives negando el hecho de que no lo volverás a ver, no importa cuánto tiempo pase. Yuuri Katsuki no supera el no estar junto a Victor, pero ha tomado la decisión de enfrentarse a si mismo, a sus recuerdos y mel...
Durante varios días, Yuuri se vio obligado a alejarse del computador a pesar de su promesa de escribir un mail diario. Probablemente sobrevaloró su determinación, al final los recuerdos eran demasiado dolorosos y desgarradores.
Se dio cuenta que debía forzarse una vez más y sacar lo que llevaba dentro, ya que ni salir con su hermana lograba animarlo. El japonés estaba orgulloso de su forma de ser, la mayoría del tiempo: risueño, honesto, responsable, pero últimamente hasta su forma de levantarse por las mañanas estaban bañadas de falsedad.
No había sonrisas genuinas, el interés casi nulo y el tono de sus palabras cada vez más monótono y sin emoción alguna.
Fue pesado al principio, las primeras palabras costaron trabajo y las frases no tenían sentido ni relación. Hasta que poco a poco, fue abriendo su coraza y dejó salir aquello que ya empezaba a reprimir nuevamente. Ni siquiera había mencionado el nombre de Victor, hasta hoy.
Pero aún había cierto resentimiento hacia él, guardado en el interior de Yuuri, tantas cosas que nunca pudo decirle a la cara. Esta no era una historia de amor a la que muchos están acostumbrados, el viaje es largo y doloroso y el final ya lo había dejado en claro desde el principio.
Victor no volvería, no importa cuanto lo deseara.
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Para: Victor Nikiforov*
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Asunto: Acostumbrándome a ti.
Cuando fue de mi conocimiento que tenías un novio, sentí cualquier oportunidad de estar contigo disiparse. Esa misma semana, a tu pedido, salimos al club de moda y me reí de mí mismo al aceptar tu propuesta sin titubeos. Pero tu voz era cautivante, como la más costosa seda y cual telaraña, atrapando a su presa calculadamente.
No te quité la vista ni un segundo, era como si supiera que tus ojos azules escondían cierta soledad y muchos dicen, que eso puede llevarte a la locura. Sin embargo, tu galanura, en conjunto con tu penetrante perfume y tu cabello perfectamente peinado me invitaba a probar de esa locura.
Ahí mismo aprendí que te proclamabas bisexual, porque amabas el amor y no a un género. Quise darte una cachetada Victor, era como si a propósito te volvieras cada vez más perfecto y a la vez más inaccesible.
No encontraba la manera de convencerme a mí mismo de que podía tener a alguien como tú, me sentía tan vil. Intentando de todo para llamar tu atención, robando tu mente y tus caricias. Me estaba convirtiendo en un monstruo egoísta, dispuesto a arrebatarle tu amor de las manos a quien fuera.
Nunca fui muy seguro de mí mismo, mi apariencia no era nada excepcional y seguramente junto a ti, jamás resaltaría del montón. Como si leyeras mi mente, comenzaste a guiarme, a adentrarme en tu mundo y a proclamarme tuyo. Te atreviste a decirle a Mari que me dejara salir contigo, que tú siempre cuidarías de mí.
