[ 26 ]

2.8K 267 27
                                    


La mañana llegó a la ciudad de Shibuya, en Tokio. Los ciudadanos comienzan su día algo alborotados ya que muchos se dirigen a trabajar, mientras los más jóvenes a sus respectivas escuelas. Las estaciones tanto de metro como las de trenes y buses colapsan en hora pico, por lo que llegar a destino suele ser un caos.

Fukurodani, de las escuelas más prestigiosas estaba a solo dos días de disputar dos de sus campeonatos más importantes: Las eliminatorias al intercolegial nacional del club de voleibol masculino y femenino, y del club de fútbol masculino y femenino también. Y dos de estos se veían en grandes aprietos, ya que tres de sus jugadores hacia dias que no hacían acto de presencia y comenzaban a llamar la atención de sus entrenadores y directivos.

Mientras tanto aquellos tres...

Satsuki refregaba sus ojos luego de un largo y pronunciado bostezo despegándose de la cama. Una vez que se incorpora totalmente a la realidad, sus ojos se toparon con una chica alta observándola desde la puerta.

— ¡Akaashi!

Susurró a un tono de gritar llevando una mano al corazón del susto que le había dado la muchacha. Esta sonrió divertida a tal reacción y se acercó a la pelirroja.

— ¡Ya despertaste! ¿Te sientes mejor? — cuestionó con muchos ánimos mientras revolvía su cabello despeinado. Satsuki asintió un poco confundida de verla allí ya que aun no estaba muy segura de todo lo que había ocurrido luego de la situación en su casa — Comprendo que estés un poco desorientada aún, pero está todo en orden. En una hora tendremos una junta y te pondremos al tanto de todo. Tu hermano está aquí también, y ya pase a despertarlo. Lo verás allí.

Shoukichi suspiró aliviada al saber que su hermano estaba bien. Y lentamente comenzó a juntar cabos de lo que había ocurrido. Ella con otras personas, inclusive con Bokuto, habían sido esos sujetos que los sacaron de allí. Pero aún tenía dudas.

— Oigan ustedes dos... — habló la azabache mirando con cara de pocos amigos al par que aún dormía en la cama. Graciosamente estos estaban abrazados, o mejor dicho, Koutaro estaba abrazando a Keiji por la espalda como si fueran pareja. — ¿¡Acaso van a hacer una porno en mi cuartel?!

Gritó y les lanzó la almohada que previamente Satsuki había utilizado. El par salto de la cama del susto, ocasionando que el peliplata terminará en el suelo. Akaashi no tenía idea en donde estaba parado hasta que vio a su hermana con cara de "te levantas o te mato" y Satsuki muerta de risa.

— ¿¡Qué te pasa, vieja loca?! — atacó Bokuto asomándose por un costado de la cama en un acto reflejo, pero al ver la misma cara que Akaashi estaba viendo si mover un pelo, éste entró en pánico y se lanzó al suelo cubriendose su cabeza antes de morir — ¡Lo siento! ¡Lo siento! Oh por dios ¡Voy a morir! ¡Voy a morir y sin ganar las nacionales!

Ese último comentario no solo calló las risas de Satsuki sino que también sacudió algo en el interior de Keiji. El silencio se presentó y fue suficiente para que Ellie comprendiera lo que estaba pasando.

— Mejor tomense su tiempo en arreglarse y desayunar, cuando quieran y estén listos vayan al gran salón de reuniones de segundo piso. Los estaremos esperando.

Ellie se marchó llevándose consigo el tenso ambiente que se había generado. Bokuto salió de su "escondite" al escuchar la puerta cerrarse y miró a sus amigos sentados aún en la cama cabizbajos, como si estuvieran en un trance cuestionandose un millón de cosas. Él tal vez no se había tomado muy enserio su dicho, o tal vez no era consciente de que el campeonato estaba a la vuelta de la esquina y ellos estaban lejos de sus compañeros de equipo.

Satsuki no pensaba tanto en que sus compañeras la estén odiando por desaparecer sin más, ya que ella previamente había dejado una renuncia al club, pero aún así le dolía saber que no iba a ser parte de aquello que tanto había anhelado.

— Hey... iremos a las nacionales. Se que si ¡Cambien esas caras!

Shoukichi y Akaashi se miraron entre sí y optaron por sonreírle a su senpai.

— Claro que lo haremos. 

(...)

Un cuarto de hora pasó en lo que los chicos se asearon y desayunaron. Satsuki había optado por la idea de darse una ducha en el baño privado de aquella habitación. Suspiró al ver el reflejo de su rostro en el espejo. Se sentía extraña. No sabía si clasificar su estado en algo bueno o malo. Si bien se sentía un poco perdida, sabía que algo había cambiado en ella sin comprender que podría ser. Se dedicó a dar un leve pantallazo en sus memorias sobre lo que había pasado los últimos días, notando que toda la situación con su padre había salido a la luz. ¿Dónde estaba él ahora? ¿Habrá huido? Necesitaba ver a Naruko y con sus propios ojos comprobar que el estaba bien.

Se vistió con ropa limpia que había en un pequeño mueble: un pantalón negro de algodón con una remera blanca de mangas cortas que parecía ser unos talles mas grandes que lo que ella solía usar, pero no le dio importancia ya que le gustaba mucho ese estilo de estar todo bien suelto. Dejó la toalla colgada en su cabeza mientras terminaba de ordenar todo y dos toques en la puerta se hicieron sonar. Tras un "adelante", Keiji se asomaba por la entrada y se acercaba a ella.

— ¿Estas lista? — asintió la pelirroja y este tomó la toalla de su cabeza y comenzó a sacudirla en un intento de secar su aún húmedo cabello — Tienes que cuidarte de pescar algún resfriado, sería arriesgado ya que acabas de salir de una hipotermia.

Satsuki asintió nuevamente algo hipnotizada ante la tierna acción de Keiji.

— Si, tienes razón... Lo siento.

Se avergonzó al notar la manera tonta en la que se lo había quedado mirando, aunque él no lo había notado o simplemente no le había importado. Nunca se sabe, ya saben, es Akaashi Keiji.

— Satsuki... siento que tengo que darte explicaciones por lo que pasó anoche. Yo...

Oh, no.

— ¿Te arrepientes? — lo interrumpió y éste negó inmediatamente con su cabeza — ¿Estás confundido? — ladeo la cabeza no muy seguro a lo que ella se refería — Entonces no hay nada que explicar. Tal vez — se tomó unos segundos tratando de ordenar las palabras que quería decir — Tal vez si quisiera saber en donde queda Hikari en todo esto.

Si había algo que a Satsuki le impedía declararse a Keiji, era su relación con su capitana. Por más de que la odie con todo su ser, ella no podía ser capaz de fallar su propia moral, pero a la vez estaba segura de que Akaashi no sería capaz de hacer algo que lastimase a la persona que tenga al lado, no al menos de forma intencional.

— Ella y yo dejamos las cosas claras hace unos días atrás. Ella no tiene nada que ver conmigo.

¿Satsuki quería gritar de felicidad? Por supuesto, pero decidió guardarlo, mismo por respeto. Ya iba a ir corriendo a contárselo a Koutaro y hacer una fiesta por aquello.

— Con eso me basta para tener mi conciencia tranquila. No tienes que darme más explicaciones de nada. — le sonrió con total confianza cerrando cada inseguridad en Keiji — La que sí tiene que darme explicaciones en tu hermana, ahi si que ya no entiendo nada.

Tomó su mano y prácticamente lo arrastró a la salida en dirección al lugar pactado por la susodicha.

— Somos dos.

Salvame | Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora