[ 38 ] - II

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— Recuerdo que ese día Satsuki llegó más temprano de lo normal. Cruzó la puerta con una sonrisa gigante, una que se hizo pedazos ni bien me miró.

.

Cubrió su rostro con ambas manos y ahogó sus lágrimas tanto como pudo frente a su hermano, pero no pudo defenderse mucho. Naruko se acercó realmente preocupado.

Tenemos que hacer algo.

La oyó murmurar a la par que notaba como su cuerpo daba pequeñas vibraciones y sobaba su nariz. Naruko la abrazó con todas sus fuerzas y sintió su cuerpo helado, dándose cuenta así que su bufanda y abrigo los llevaba colgado entre sus brazos. No lo comprendía, con la helada que corría allí afuera bien dicho de un comienzo invernal.

Toda esa noche Satsuki estuvo delirando de fiebre debido a una fuerte gripe que había atrapado. Su hermano se quedó a su lado cada minuto cuidándola ya que, debido a la hipotermia que ella había sufrido años atrás, su cuerpo no tenía las mismas fuerzas y defensas que antes. Y lo ofuscaba verla ser tan irresponsable, aunque no se atrevía a regañarla.

Tenemos que hacer algo.

Recordó su remordimiento y tomó una decisión. Las cosas se decían por si solas.

Desde aquel día, la pelirroja abandonó las dos primeras clases de cada mañana para verse con el pequeño de cabellos blancos. Lo llevaba a muchos lugares distintos, donde sea que haya juegos o comida y dulces, ellos compartían horas divirtiéndose y conociéndose. Se habían vuelto muy unidos, obviamente a secretos de su familia. Pero todas las tardes y noches se volvían una pesadilla para ambos cuando era hora de separarse. Shoukichi cambiaba completamente su estado cuando no estaba cerca de él, temía no verlo al otro día.

Y fue entonces que recordó como se sentía Tomizawa con ella, su vieja compañera de clase, su amiga. Querer ayudarla y ella impidiéndolo, porque si bien Satsuki compartía el rato con el pequeño, muchas veces intentó interrogar sobre su familia y él no decía ni una palabra. Era realmente desesperante.


Un sábado por la mañana, Satsuki se encontraba estudiando para un importante examen, mientras Naruko preparaba el almuerzo. Ambos estaban muy concentrados en sus labores hasta que dos desesperantes golpes se hicieron sonar en la puerta, asustándolos. Se oían gritos que apenas se entendian, aquello los hizo intercambiar miradas inseguras. En ese edificio era normal que algún que otro vecino discutiera, pero al oír el grito de un niño y otra vez el golpeteo en su puerta, Satsuki saltó de su lugar gritándole a Naruko que llame a la policía.

Él obedeció a la par que le pedía que no se atreva a abrir la puerta. Demasiado tarde.

Ni bien lo hizo, el niño se lanzó sobre sus brazos llorando y pidiéndole ayuda con desesperación.

— Sólo le dije que no. ¡Sólo le dije que no quería volver a hacerlo!

Se justificaba. No dejó pasar otro segundo que intentó cerrar la puerta de nuevo con él adentro, pero un brazo se interpuso con fuerzas, abriéndola nuevamente. La pelirroja seguía ejerciendo fuerza con su cuerpo mientras empujaba al pequeño lo mas adentro posible. Naruko lo tomó y se lo llevó a su habitación, escondiéndolo dentro de su placar.

— Quedate aquí. No salgas por nada del mundo, por favor.

El pequeño asintió temblando del miedo que sentía correr por su minúsculo corazón una vez que Naruko cerró la puerta corrediza y fue a socorrer a su hermana.

Salvame | Akaashi KeijiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora