Capitulo 03: Ecos en la Oscuridad

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Sus temores se agigantaban a cada segundo. Ese era su destino, su pesadilla predilecta. El infierno propiamente dicho, disfrazado de paraíso. El lugar que más odiaba y temía en el mundo. Si moría ahora, iría sin reparos.

Era por lo que había escapado de Orión, era el por qué había evitado por todos los medio su otro yo, su maldito alter ego. Aquella parte de sí misma, que a su vez, no era suya. Aquel maldito espejo distorsionando su propio ser, la frase que jamás la describiría, lo que su sangre gritaba, pero su mente se negaba a admitir.

La verdad era demasiado dolorosa para ser escuchada, su verdad era demasiado para ella.

Había sobrevivido al fuego del infierno que aquel fatídico día se había desatado. Sobrevivió, gracias a esa parte que estaba profundamente enterrada en su interior, eso que formaba parte de un todo, el cual ignoraba, sino fuera así, ella no lo habría logrado...

Aquel Ser radiantemente perverso, aquella espada, y la muerte empañando la vida de su padre...

Y aunque la bruma acompañaba el recuerdo, no lo borraba, Azzdriel no lo había podido borrar, en cambio le había regalado el olvidarlo casi por completo. Pero la parte más tortuosa, no. Su mente guardaba celosamente la llave de ese recuerdo...

Cuando comprendió realmente lo que sucedió, por una parte también odio a su padre por jamás atreverse a decirle la verdad, pero poco había importado saber lo que era él realmente. El destino no habría cambiado.

La crueldad, y la tragedia se habían dedicado a envolver todos los aspectos de su vida, y recriminarle cosas a un muerto, no resultaba una idea demasiado inteligente.

Su vida después del desastre había sido demasiado difícil, no sólo por el trauma que implicaba ver como asesinaba a su padre a sangre fría, o la tortura que había sufrido ella misma con tan sólo nueve años, sino todo lo que la había llevado a aquello. Siempre había sentido que toda la culpa de lo que había sucedido era suya, y su maldito demonio interno la ayudaba de sobremanera con aquella hipótesis.

Su abuela la había cuidado con esmero, teniendo paciencia a lo que Nathalie se había convertido después de haber visto como asesinaban a su padre. Nadie merecía tal castigo, nadie merecía tener el recuerdo grabado a fuego como una película, todos los malditos días de su vida.

Delirios, así se había obligado a sí misma a llamarlos.

Cuando apenas tenía cuatro, era un encantador diablito al que le fascinaba todo lo que podía ver y hacer con aquello que veía. Su abuela le había advertido del encanto que la oscuridad ocultaba. Al igual que su madre, su abuela había sido dotada con el don de la visión, pero aquello era una gran maldición. Naths, poco convencida de todas las advertencias que recibía por parte de sus padres y abuela, se había hecho amiga de Azzdriel, un Hada del bosque. Estar con ella, había sido para Nathalie la desobediencia más divertida.

Azzdriel había adorado a Naths de una manera completamente ajena a su especie, y Nathalie lo sabía, se protegían la una a la otra, Azzdriel le había enseñado cosas que ningún humano sabía, y Naths le había contado infinidad de cuentos en donde aparecían Hadas, que para el mundo de Azzdriel estaban prohibidos por considerarlos de mal gusto.

Aquel día en que un enviado del cielo llamó a su puerta, Azzdriel había salvado a Nathalie de morir. Nathalie jamás olvidaría lo que ella había hecho, pero Azzdriel, temiendo por su propia seguridad, había abandonado a Nathalie en casa de su abuela, procurando contarle todo lo que había hecho con Naths. Ella borró gran parte de los recuerdos de aquel día, pero nada era para siempre, le dijo que aparecerían en sueños, y que con el tiempo volverían completamente.

Saga Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable.Where stories live. Discover now