Capitulo 05: Tras el filo de las mentiras

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Calma, silencio, tragedia. Ocultaba en su ser demasiado como para poder soportarlo sin sentir nada a cambio.

No, ella podía, pero tenía que esconderlo, tenía que fingir que era tan inalcanzable con el resto. De aspecto perfecto, siempre impecable, por más que en sus adentros se sintiese completamente sucia.

Se vio reflejada en el vidrio de la ventana, con el cabello castaño acomodado prolijamente luciendo etéreo, en conjunto con una increíble mirada taciturna, fría, acongojada, molesta.

Cometió un crimen atroz, algo que no tendría que haber hecho nunca. Cayó bajo los efectos de la peor de las maldiciones, padeció por ello, y pagó un precio demasiado alto, demasiado duro.

Aún podía sentir las secuelas en su interior, en el fondo, muy lejos de la superficie de su ser, allí donde nadie podía rozar sus pensamientos y deseos oscuros se escondía aquello que tanto dolía, y después de tantos siglos, no podía borrar. Aquella heridas mortales, aquel dolor embotellado. Aquella flagelación cortando su alma en dos. Ni siquiera Caer dolería tanto, preferiría mil veces haber perdido su Gracia, que haber abandonado a su hijo, el único ser que en verdad había amado, lo único que había hecho con amor. Khael, su Ángel, el hermoso fruto de su vientre, la ternura embalada en el único Ángel capaz de sentir, capaz de amar incondicionalmente sin que éste amor estuviese impuesto por algo más, capaz de llenar su frío corazón.

Y por eso, él había sido castigado, por ella. Por su maldita culpa.

«Si tan sólo me hubiera entregado, él no habría sufrido». No, ella jamás bajaría la cabeza ante Beel, primero muerta antes que aceptar que sus asquerosas manos la toquen. Él no entendía su amor por Thor. Él no entendía que habría dejado todo para escapar con su hijo, y reunirlo con su padre. Pero no podía, Thor también había sido castigado. Los dos estaban malditamente condenados. Y no lo podía aceptar.

¿Cómo había permitido que todo se desmoronara? ¿Por qué Dianna no le había dicho nada?

― Estúpida Profeta inservible...

Al instante en que blasfemó, se ruborizó y miró a su alrededor alterada. Pero estaba sola, nadie la había escuchado, no era como si le importase que la castigara por ello, simplemente ella jamás soltaba ese tipo de comentarios.

Intentó sacar fuerzas de donde no las tenía, alentarse creyendo que quizás existía otro destino para ellos, otro final, uno junto a Thor y Khael, junto a todo lo que en verdad quería al punto de que le dolía el pecho por estar obligada a permanecer en la lejanía.

Khael... adoraba la imaginación de su hijo, había elegido un nombre, que cualquier Ángel, Arcángel, o Querubín, habría rechazado. El nombre de un mundano corriente, ningún nombre de luz, ninguno que signifique algo para los cielos, u lenguaje ancestral, incluso podía jurar que no significaba nada en ningún idioma... Estaba claro porque lo había hecho, él no pertenecía a los cielos, como tampoco al mundo mundano, no completamente.

El sentimiento de haber hecho algo muy doloroso cruzó su mente. No entendía por qué no había caído con él aquel día, hasta había rezado por ello... Pero nadie lo sabía, sólo Dios, y al parecer, él estaba demasiado ocupado como para castigarla, aunque en una retorcida manera de verlo, si lo habían hecho, la habían matado en vida al no dejarla descender con él...

«Podía recordar lo que había hecho con total nitidez, no importaba que hubieran pasado casi dos mil años.

Saga Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable.Where stories live. Discover now