Miré el reloj y las manecillas avanzaban más rápido que nunca

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Miré el reloj y las manecillas avanzaban más rápido que nunca.

Apenas y podía mover mis piernas cuando oí el claxon del auto de Tyler fuera de mi casa. Se había ofrecido a llevarme durante el tiempo que necesitará para que me recuperara del estúpido tobillo.

Mamá puso mi mochila en la espalda cuando aún estaba sentada y con ayuda de los dos gemelos y ella me levanté para caminar sostenida de la pared hasta la puerta principal.

Bajé con cuidado el escalón que separaba al pórtico del jardín y fui arrastrándola con un poco de color por el senderito que conectaba hasta el auto del novio de Jean. Entré con dificultad, subiendo mi tobillo con la férula y por fin di un suspiro cuando mamá cerro el coche.

Sería un largo día.

Jean se metió al asiento de copiloto mientras Tyler arrancó el auto con una sonrisa. Le tomó la mano a la rubia y comenzó a acelerar.

Mi celular vibró y rápidamente vi que era Caleb.

— Lilian, hola

— ¿Qué tal? ¿Cómo estás?

— Bien...oye, no te había preguntado ¿No quieres que pase por ti?

— Voy con Tyler y Jean, no te preocupes

— Bien, te veré en la escuela entonces

— Te quiero...

La conversación pasada era el perfecto ejemplo de lo deteriorada que se encontraba la relación, un tanto cortante y aburrida, donde apenas se acordaba de mi existencia y se limitaba a darme besitos en la mejilla cada vez que me veía, pero ignorándome en la realidad. 

Las cosas no iban nada bien.

Fue un par de veces de visita al hospital; Jean me cuidaba bastante, mientras mamá y los gemelos me llevaban comida rica. Aaron jamás se presentó.

Se estaba desgastando la relación con Caleb desde la noche del armario, no volví a ver una llama tan intensa entre nosotros y, a decir verdad, nuestro paraíso de felicidad parecía más un desierto abrasador en el que ya no quería estar. Tal vez era mi humor decadente o la situación, pero estaba segura que las cosas ya no eran las mismas.

Volví a la realidad y ya estábamos en la escuela en un solo chasquido de dedos.

Tyler se bajó del auto al igual que Jean y ambos me ayudaron para que no hiciera fuerzas para abrir la puerta.

Me sentía una niña pequeña.

Ambos me tomaron de cada brazo y tensaron los músculos para que pudiera ponerme de pie. Con un poco de dificultad me puse mi mochila, pero por fin pude caminar con normalidad para ir a mi casillero, mi parada de siempre.

Di unos cuantos pasos con ayuda de los chicos para subir el pequeño escalón, pero por fin entre a la escuela.

— ¿Te encuentras bien, Lili? — preguntó Illinois Lane poniendo cara de perrito regañado. ¿Desde cuando la Illinois Lane que conocía se preocupaba por mí? — Oímos de tu accidente, pero no pudimos ir a visitarte al hospital —.

— Si...estoy bien — me limité a responder.

¡¿Acaso no ve que tengo una férula en el tobillo?!

Sonrío y se fue haciendo ruido por los pasillos con sus tacones, con su caminata de diva.

Después de la gran actuación de la rubia favorita del instituto, me dediqué a sacar mis libros con cuidado para meterlos en mi mochila y poder tener las manos libres.

En teoría, debía de llevar esta maldita cosa durante un par de meses hasta que mi tobillo sane y pueda regresar a sus actividades normales. Mientras, haría ejercicios para que mi pierna no perdiera fuerza y tuviera que recuperar condición una vez me la removieran.

No podría lanzar el balón o al menos, si una persona me acompañara para supervisar y me ayudara a ir por él.

Caminé con cuidado hacia la clase sosteniéndome de los casilleros cuando vi a Lion, de repente. Sentí un odio inmenso al verle sonreír orgullosa una vez pasó sus ojos azules de arriba a abajo.

— ¿Qué tal, Lilian? — saludó voluble. — Siento mucho lo de tu tobillo, son los gajes del oficio —.

Quería golpearle.

— Estoy bien — sonreí falsa.

— Vi que ya cumpliste tu parte del trato, me gusta — continuó. — Pero no tuviste que hacer mucho esfuerzo después de la revelación estelar —.

— Aaron es un tonto, qué bueno que ya no lo tengo cerca — aunque parte era cierto, el dolor que sentía al recordar esa conversación no acababa con el amor que sentía por él.

— No te preocupes, ¡Aaron, cariño! — dijo y de repente, gritó en el pasillo. Volteé a ver y, después de casi dos semanas, los ojos del chico y los míos se volvieron a conectar. El chico se acercó con paso lento y una vez llegó a nuestro encuentro, fue rodeado por los brazos delgados de Lion. — Yo lo cuidaré bien por ti —

El chico dejó un beso en su coronilla mientras le correspondía el abrazo, haciendo que las cosas empeoran aún más. Tenía tantas ganas de tirarme a llorar.

"Son un par de idiotas" pensé.

— Debo irme, tengo clase — terminé, dejando que volvieran su paso por el pasillo.

No envite que el enojo comenzara a tomar cada parte de mi cuerpo tenía ganas de que mi puño estuviera estampado en su bonita y falsa cara. En cuanto a mi corazón, ni siquiera sabía si existía o no.

Volví a mi camino de siempre hasta que me topé por fin Caleb, quien me vio de reojo y de inmediato se lanzó a mí para quitarme mi mochila y que me sostuviera de su brazo.

— No es necesario, puedo yo sola — me limite a decir con una sonrisa nerviosa, pero sacudió la cabeza para que, después de haberse colgado mi mochila de un brazo, hizo que me tomara del otro libre.

— Soy tu novio y yo soy la primera persona que debería de ayudarte en esta escuela, mi amor — respondió orgulloso.

— Gracias — eché una risita falsa y dejé caer mi cabeza a su antebrazo.

Con pasos cortos, comenzamos a dirigirnos al aula para la clase. Él tendría que dejarme ahí y se iría a su clase, aún seguía siendo un amor como en los primeros días.

Dejó un beso en mi mejilla una vez que ya estaba sentada en mi banco y mi mochila estaba detrás de la silla. Acarició mi cabello y cuando salió, dibujo una sonrisa.

De repente, Aaron entró al salón. Me miro de reojo y, sin embargo, pareció nada importarle que estuviera ahí, frente a él, simplemente se paseó a mi lado y se fue a sentar a lado de Lion en otro banco.

— Señorita Oberlin — agregó alguien adelante y me limite a alzar la mirada. — El señor Stevens pidió cambio de asiento con la señorita Richmond hace dos semanas —.

— Ah...no sabía — contesté con la voz quebrada.

— Su nuevo compañero ya está sentado junto a usted — terminó.

Mire de reojo a Aaron, quien solo miraba a Lion y yo, me recargue en mi libro de matemática avanzada para que algunas lágrimas mojaran el libro.

Nen@s:

Sé que esta bn sad este cap 😭 y se que es raro el cambio de humor raro de Aaron😂😂 pero no desesperen

Espero que les guste mucho la novela y de antemano me disculpo por estas dos semanas que no subí, tenía algunos problemas pero aquí estoy de nuevo wuwuw ❤️

Los amo😍

~MP

He doesn't matter anymore [En Edición]Where stories live. Discover now