—¿Se encuentra bien, señorita?Avergonzada asiento con la cabeza y acepto la mano de Evan para ponerme de pie.
Las miradas hacia mi cesan y todos regresan a sus conversaciones.
Él me inspecciona de arriba abajo con el ceño ligeramente fruncido y media sonrisa.
—Mi mano— murmura en voz baja y caigo en cuenta que aún no he soltado su mano. Siento el calor subir a mis mejillas.
Oh.
—Lo siento— susurro.
Nos sumimos por unos segundos en un silencio incómodo entre nosotros. Lo único que se escucha son los cubiertos de las demás personas en el restaurante y los murmullos de sus pláticas.
—Tú eres Evan— digo al tiempo que asiento con la cabeza y rompo el incómodo silencio.
Su ceño se frunce e inclina la cabeza tratando de asimilar el porqué una extraña sabe su nombre.
—Yo soy Bianca Woodforth— me presento, titubeando un poco.
En cuanto digo mi nombre un gesto de entendimiento se hace presente en su rostro. Todo signo de incomodidad en él se va.
—Así que tú eres la chica que compró una cita conmigo— asiente con la cabeza.
Eso sonó más a una afirmación que una pregunta.
—Si lo dices así suena a que no tengo amigos —protesto y él suelta una risotada.
Vaya, tiene una linda risa.
¿Qué dices? todo él es lindo.
Comienzo a sentir como sube el calor a mis mejillas nuevamente al recordar lo que estaba pensando antes de mi vergonzosa entrada. Qué bueno que no me miró babeando.
—Al parecer tus zapatillas ya no son útiles—señala con una mueca a mi pie izquierdo.
Resoplo.
—Tal parece.
Estúpidos tacones, debí haber usado otros pero Cece dijo que estos combinaban a la perfección con mi ropa.
—¿Quieres que te ayude a caminar a la mesa?—ofrece pero me niego de inmediato.
Ni que fuera un bebé aprendiendo a caminar.
DU LIEST GERADE
Definitivamente, tal vez ©
Teen FictionGolden Date es un sitio donde puedes comprar citas con el chico que quieras, las veces que quieras. Bianca Woodforth está cansada de escuchar las bromas de sus amigas acerca de que terminará sola con mil gatos si no se atreve a hablar con un chico...