DÍA 1 - El comienzo (parte 1)

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Un ruido repentino y lejano me despertó de la siesta. Parecía que papá estaba llegando del trabajo.

A juzgar por el sol, que recién se estaba poniendo (mi hora favorita para dormir, maldita sea), hoy su llegada a casa había sido más temprano. Siempre llega de noche, cuando todos estamos cenando.

Creo que tenía algo de prisa, a juzgar por el sonido que hacía su máquina.

Cuando por fin se estacionó en el patio, bajó con rapidez, dejando caer unos papeles de su maleta al querer cerrar la máquina con bastante torpeza.

Caminó a paso veloz hacia la casa, mirando para todos lados. Pude sentir que papá estaba nervioso; sensación que fue creciendo a medida que lo escuchaba acercarse.

Abrió la puerta y entró, cerrando inmediatamente con llave. Crystal, que estaba a mi lado jugando videojuegos, se percató de su llegada y se levantó para recibirlo.

-¡Cariño!- dijo él, acariciando su cabeza sin dejar de inspeccionar por la ventana.

Luego la levantó en sus brazos y se encaminó hacia el televisor, donde sonaba la musiquita insoportable de los juegos de Crystal.

-¿Quieres bajarte del sillón? Está recién tapizado- me dijo, por lo que me dispuse a hacerle caso. Harris era un buen tipo y rara vez se enojaba, pero prefería no contradecirlo; menos ahora que sonaba tan asustado y alerta.

-Déjalo cariño. Ese sillón ya no tiene arreglo- dijo mamá, acercándose hacia él y saludándolo con un beso- ¿Qué haces aquí tan temprano? Te esperaba para cenar. Ahora mismo horneaba un...-

-Siento no haber avisado ¿Has visto el control remoto?- la interrumpió, bajando a Crystal suavemente y buscando el aparato por todos lados, como si buscase una cucaracha o... su pelota favorita, o algo así.

Tomé la dichosa cajita negra que tanto les gusta apretar de entre las almohadas del sofá y se lo alcancé a papá. No me agradeció, lo cual me pareció bastante extraño de su parte.

El ambiente se empezó a tornar raro.

-¿Viniste temprano para ver el partido?- le preguntó mamá.

-¿El... qué? No, sabes que no veo football desde que terminé la universidad, Margaret- le contestó de mala gana, apurado en apretar los botoncitos de la cajita negra.

Hasta Crystal ya notaba que algo extraño estaba sucediendo. Solo faltaba mamá.

Él siguió presionando los botones torpemente a fin de quitar los juegos del televisor, como si fuera la primera vez que lo usaba.

-¿Cariño, que sucede?- le dijo por fin mamá, la única capaz de preguntarle algo.

-Dame un segundo...- se limitó a responder- ¡Ahí está!- gritó de repente.

Crystal se sentó a mi lado, mientras papá señalaba el televisor. Era el canal de noticias, que anunciaba unas palabras grandes en la pantalla. Mamá fijó su vista en la TV también.
-Mira. Observa lo que dicen. En todos los canales están transmitiendo estas noticias. Algo está pasando Margaret-
La voz de papá estaba cargadísima de miedo. Se notaba, al menos para mí, que era un manojo de nervios andante.

Para mi suerte, ya que no sé leer y al parecer nadie en esta familia se iba a apiadar en comentarme lo que veían en pantalla, un hombre bajito y calvo apareció de repente. Su saco negro estaba empapado, su camisa abierta y la voz un tanto agitada.

-Nos encontramos en el centro de la ciudad, donde los disturbios empezaron hace ya cuarenta minutos. No se sabe aún a que se debe este gran alboroto, pero podemos ver gente corriendo por todas partes, muchas automóviles intentando retirarse y hasta la policía parece no dar a basto para controlar semejante multitud y desastre- la voz del hombrecito apenas se escuchaba entre el caos. Bocinas, gritos y alarmas sonaban por doquier. Creo que de haber estado allí ya me habría vuelto loco- Tenemos el testimonio de Bill, un vecino de esta calle que pudo apreciar el momento en el que todo se encendió. Cuéntenos Bill ¿Cuál pudo ser el desencadenante de todo esto?-

RingoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang