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Pensaba que Jason iba a gritarme, a decirme que no volviese a intentar escaparme, que nunca podré salir de aquí. Pero en vez de eso, me mira con cara de preocupación, y sus ojos solo muestran tristeza. No entiendo nada, no entiendo nada... Quiero irme de aquí.

—Tenemos que bajar ya—me dice echándose un poco para atrás, dejándome un hueco entre el y la puerta.

Claramente me está pidiendo que salga de esta habitación, y yo hago lo que me pide. Me dirijo lentamente hacia él con la cabeza agachada, y cuando paso por al lado suyo me atrevo a mirarle a la cara. Él también me mira, y cuando se da cuenta de que nuestros ojos se han cruzado, tose llevándose una mano a la boca y cierra la puerta.

Por primera vez, salgo de mi habitación. Solo hay un pasillo. A mí derecha hay pared, nada más; pero al otro lado hay dos puertas. Una es claramente la puerta que conduce hacia la habitación de Jason, y la otra es a la que nos dirigimos nosotros. Él ha estado aqui más veces, seguro, porque se dirige muy decidido, sabe perfectamente por donde ir. Abre la puerta y bajamos las escaleras hasta llegar a una especie de salón con cocina. Hay un sofá, no hay televisión (lo que me extraña, pero aquí nada es normal), las paredes están completamente vacías y, por último, hay una mesa con tres platos y sus cubiertos. Es aquí.

El hombre aparece entonces, y sin pensar en lo que estoy haciendo me acerco más a Jason. El me mira confuso.

—Sentaros.

Hago lo mismo que Jason. Me acerco a la mesa y me siento enfrente de él. Ryan, el hombre de la barba, se sienta a su lado, pero no sin antes traer la comida a la mesa. Me froto las manos con nerviosismo debajo de la mesa, esperando a que Ryan nos sirva lo que sea que ha preparado. No debería estar aquí. Ahora mismo debería de estar en mi nuevo apartamento, viendo una película, hablando con Tessa por videollamada, y preparándome para un nuevo día en California. Pero ahora estoy aquí, encerrada con dos desconocidos. Espero que Tessa se haya dado cuenta de que algo va mal, y haya pedido ayuda. Por favor...

—¿Quieres más?—me interrumpe la voz grave y ronca de Ryan.

Muevo la cabeza para olvidarme de lo que estoy pensado y veo que está sosteniendo mi plato en su mano. Levanta las cejas a la espera de que le conteste, pero yo niego con la cabeza. Cuando vuelve a dejar mi plato en la mesa, tengo que reprimirme las ganas de vomitar. No tengo ni idea de lo que nos ha servido, pero solo sé que no pienso comérmelo, a pesar de que me esté muriendo de hambre. Miro a Jason, y me alivio al ver que él tampoco está comiendo nada. Solo está moviendo la comida con el tenedor. Yo hago lo mismo.

—¿Te gusta tu habitación?—me pregunta Ryan.

¿Porque actúa como si no me acabara de secuestrar y como si no me tuviese atada con una cadena a la cama? Me gustaría preguntárselo, me gustaría saber que piensa hacer conmigo, me gustaría saber porque está haciendo esto. Pero sé que no puedo preguntárselo.

Asiento sin mirarle a la cara, pero entonces me sobresalto cuando pega un fuerte golpe a la mesa.

—¡Mírame cuando te hablo, Polly!

¿Polly? ¿Quien es Polly? Miro a Jason con confusión para que me de alguna respuesta, pero él se limita a negar rápidamente con la cabeza. Me aclaro la garganta y miro a Ryan asustada.

—Sí, me gusta la habitación—miento.

Ven conmigoWhere stories live. Discover now