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Cuando acabamos de cenar, los dos me acompañaron, bueno, me llevaron de nuevo a la habitación. En el camino, intentaba mirar a todos los sitios y rincones en busca de algo. No sé el que, pero algo que me ayudase a salir de aquí. Desafortunadamente, no encontré nada. No hay absolutamente nada aquí dentro. Pero no puedo rendirme, no puedo.

—Jason, átala de nuevo—le susurra al oído cuando llegamos, pero le he escuchado perfectamente—Intenta descansar, mañana es un nuevo día.

Dicho esto, cierra la puerta con llave y nos deja a Jason y a mi solos en mi habitación. Es un alivio no tenerle cerca, es realmente aterrador e impredecible. Puede que en cualquier momento le de por hacer algo malo. Pero a pesar de que todavía no me fíe de Jason, por algún motivo me transmite más... ¿confianza?

—Por favor, no me pongas la cadena. No me moveré.

Sé que estoy suplicándole y que seguramente mi cara demuestre que estoy muy asustada, pero, ¿como debería de sentirme en un sitio como este?

—No pensaba ponértela—me dice sin más, y yo suspiro de alivio.

Esta de pies con las manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros negros, y no parece que vaya a moverse de ahí. Yo muevo los pies nerviosa, dudando entre si hacerle preguntas o no. Hay muchas, muchísimas cosas que no entiendo desde que estoy aquí, y necesito saberlas. Algo me dice que él podrá respondérmelas. Quizás simplemente debería dormirme y esperar que esto fuera solo una pesadilla pero, ¿a quien quiero engañar?

—¿A ti también te ha... secuestrado? ¿Hay alguien más aquí?

Creo que le pilla por sorpresa esta pregunta, porque rápidamente fija la vista en mi abriendo los ojos. Me echo un poco hacia atrás pensando en que quizás haya dicho algo que no debería, pero entonces se lleva una mano a la cabeza y suspira.

—No, no hay nadie más.

¿Debería aliviarme? No, claro que no. Eso me aterra todavía más. Solo estamos él, Ryan y yo aquí dentro.

—No has contestado a todo—recalco.

Vuelve a suspirar y me mira directamente a los ojos. Sé que la respuesta es que sí, sino no se comportaría como se está comportando conmigo. A no ser que todo sea una farsa y los dos sean cómplices. La verdad es que no tengo ni idea, pero antes de sacarme mis propias conclusiones, quiero que sea él quien me responda y me explique que es lo que está pasando. Estoy desesperada. Me acerco a él a punto de derramar las lágrimas que me he estado aguantando y le suplico de nuevo.

—Por favor, necesito saber que está pasando y porque estoy aquí.

Sin poder evitarlo, las lágrimas caen haciéndome sentir aún más débil. No me he dado cuenta de lo que hacía, cuando veo que Jason está pegado a la pared por mi culpa. Estamos a muy pocos centímetros de distancia, pero no me separo.

—Sí, yo también fui secuestrado. ¿Responde esto a tu pregunta?

Antes de contestarle, me fijo en él. Es bastante atractivo y sus ojos son realmente bonitos. Meneó la cabeza y vuelvo a la realidad.

—¿Fuiste secuestrado? ¿Cuando?

—Aproximadamente, hace un año.

Mi corazón deja de latir por un segundo. No puedo creerme que lleve aquí dentro un año, eso es mucho tiempo. Mis manos empiezan a temblar y empiezo a respirar agitadamente. Me llevo las manos a la cabeza y me estiro del pelo.

—Eh. Relájate—me dice cogiendome de las manos e impidiendo que me haga daño, y al notar su mano contra la mía me tranquilizo un poco—Por favor, no vuelvas a ponerte así, ¿vale?

Yo asiento. Inspiro y suspiro. Inspiro y suspiro.

Todavía no ha soltado sus manos de las mías, y yo no quiero que lo haga. De alguna forma, consigue que me relaje.

—¿Como te llamas?—me susurra mirándome a los ojos.

—Maddie. Maddie Lee.

Ven conmigoWhere stories live. Discover now