La preferida de Kyabe.

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- ¡Ya suéltame, zorra!

- ¡La única zorra aquí, eres tú!

- Basta, por favor... - veo como te levantas con dificultad, intentando acercarte a nosotras. Eso no es bueno, podríamos golpearte y herirte aún más.

- ¡Kyabe, no te muevas! ¡quédate ahí!

- P-Pero...

- ¡Solo házlo! - te grito, haciendo que te quedes quieto en tu lugar, mirándonos con preocupación.

    Decido acabar con la pelea, solo por ti. Tomé a esa maldita de los cabellos, saliendo de la habitación y llevándola conmigo. Así, al menos no tendrás que vernos en caso de que volvamos a golpearnos. Cuando veo que estamos lo suficientemente alejadas, la suelto.

- ¡¿Qué te sucede, salvaje?!

- Odio a las personas que mienten. A mí, dime lo que quieras, pero no le mentirás a Kyabe.

- Oh, ya veo lo que sucede. Él te gusta, ¿verdad?

- Sí. ¿Tienes algún problema con eso?

- No, después de todo, no eres rival para mí. Es obvio que me prefiere antes que a ti.

- Eso ya lo sé, pero el hecho de que te prefiera, no quiere decir que vaya a creerte.

- ¿Crees que te creerá a ti?

- Hemos sido amigos desde la infancia, mucho antes de que tú vinieras a molestar. En todo ese tiempo, yo jamás le he mentido y él lo sabe.

- Siempre hay una primera vez...

- Si estás tan segura, vayamos a hablar con él - propongo. Yo te conozco y sé que confiarás en mí, como siempre.

- Como quieras, vamos.

    Intercambiando miradas desafiantes, regresamos a la habitación. Estás sentado en la camilla, jugando con tus dedos. Siempre haces eso cuando te sientes nervioso.

- Kyabe, amor, regresamos.

- ¿Están bien? ¡no es bueno que peleen!

- Lo sabemos. Oye, sobre lo que Caulifula te dijo...

- No hay nada que explicar, Kale - dices. Caulifula te mira con molestia y yo te sonrío - No puedo creer que me hayas estado utilizando durante todo este tiempo.

- Espera... ¿qué?

- Te lo dije, cariño, no debiste confiar en ella - dice Caulifula, tomando tus hombros y dirigiéndome una sonrisa triunfadora.

    ¿De verdad le creiste?