Prólogo

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Era un día como otro cualquiera en una casa de un pueblo llamado Minakami, situado en las afueras de Maebashi.

Era el cumpleaños de un chico llamado Ikki, cumplía 25 años y como cada año, lo celebraba solo.

Ikki era un chico de estatura media, sus ojos eran de color verde lima, siempre tenía el pelo muy desaliñado, poco cuidado y con un toque oscuro. Como solía decir era un chico normal y corriente como los demás, pero él no sabía que su vida iba a cambiar dentro de poco.

Su habitación era pequeña, siempre estaba a oscuras porque, según él, no le gustaba ver a la gente de la calle, le daba nauseas ver a esa gente tan feliz caminando sin preocupaciones y sin problemas.

Como cada mañana tenía la misma rutina que se basaba en levantarse, encender el ordenador, prepararse una taza de chocolate caliente y sentarse delante de la pantalla para jugar a su videojuego online favorito.

Ikki pasaba casi las veinticuatro horas del día jugando. Su vida se basaba en levantarse, coger algo de la nevera, calentarlo y ponerse a comer mientras jugaba.

A la hora de comer se preparaba algo que no requiriera mucho esfuerzo ya que el no sabia cocinar, solía comprar comida precocinada porque asi era mas facil y era menos tiempo que perdía para seguir jugando.

El, dado a su estilo de vida, estaba entre los mejores del ranking mundial del videojuego.

Siempre había estado inmerso en los mundos de fantasía y gran parte de los juegos que había jugado durante su vida eran de este género. Al que estaba enganchado ahora no se salía de la excepción. Era otro juego ambientado en un mundo de fantasía, pero que mezclaba diferentes razas (Elfos, trolls, Enanos, Humanos, Hombres-Bestia, Draconicos, Duendes y Androides). Cuando se empezaba una nueva partida, el jugador podía seleccionar entre una de las razas y aparecería en una parte concreta del mapa. Este estaba dividido en ocho reinos, uno para cada raza, y como el juego permitía enfrentamientos PvP (Jugador contra Jugador) se habían formado guerras para conquistar territorios y ganar reinos. Una funcionalidad nueva que ofrecía el juego era el poder felicitar cuando era el aniversario de uno de los jugadores. A todos los que estuvieran jugando en ese momento, se les enviará una notificación y quienes quisieran podrían felicitar al jugador. La mayoría de gente creía que esta función era más para aquellos jugador que, como Ikki, pasaban muchas horas en el juego y no tenían amigos o contactos dentro del juego

- "Felicidades bro"- dijo alguien por el chat del juego -.

- "Gracias"- respondió Ikki -.

Y así, se pasó el día respondiendo mensajes de felicitación por el chat.

Su único contacto físico que tenía era con el chico del supermercado que había a la vuelta de la esquina. Aun así, siempre que iba al supermercado, no entablaba conversación, solo le pagaba y se volvía a su cueva, o así, es como lo llamaba el.

Se pasó el día encerrado en su habitación mientras disfrutaba de su juego favorito, ya qué, qué mejor plan, que pasar su cumpleaños solo y con su juego favorito no? Esa era la idea del perfecto aniversario para Ikki.

Todo pasó muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos se hizo de noche, consumió su dia de cumpleaños jugando, cansado de mirar la pantalla decidió apartar la mirada para fijarse en un pequeño reloj de pared que tenía encima del ordenador, al darse cuenta que el reloj marcaba las diez y media de la noche se dio cuenta de que su estómago estaba reclamando algo para cenar, se levantó para ir a por mas fideos instantáneos pero para su sorpresa el juego empezó a verse borroso y de la nada una mano salió de una de sus pantallas y lo absorbió dentro de ellas, antes de que él pudiera reaccionar.

Y aquí empieza su gran aventura.

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