Capítulo 1: La llegada

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Ikki noto que su cuerpo caía y caía en un vacío oscuro, no podía vislumbrar nada a su alrededor, es como si estuviera ciego, pensó él.

Mientras caía escucho una pequeña voz femenina, muy suave y tenue.

- Has sido elegido. - dijo la voz femenina -.

- ¿Elegido? ¿Para qué? - grito Ikki - ¿Dónde estoy? - volvió a gritar -.

- Lo sabrás todo a su momento - dijo la voz -.

- Pero elegido para que? - insistió, ya que no obtenía las respuestas que quería-.

- Tranquilo, yo estaré dentro de ti para ayudarte. - contestó por fin, aclarando alguna de sus dudas -.

Ikki, aun así, tenía la cabeza llena de preguntas, que quería hacerle, pero, el misterioso eco se esfumó, a la vez que una luz cegadora alumbraba el infinito vacío por el que estaba cayendo.

Una vez sus ojos se acostumbraron a la luz, pudo ver que estaba cayendo desde el cielo. El suelo se acercaba muy deprisa y no tenía forma de frenarlo.

- A lo mejor es un sueño, a lo mejor me quede dormido mientras jugaba, joder este sueño, parece tan realista - dijo para si mismo -. Supongo que este sueño acabará cuando me estampe contra el suelo - se rió -

Todos en la ciudad vieron que se desgarró el cielo, como si alguien lo hubiera partido por la mitad y hubiera hecho una brecha, señalaban hacia el cielo, algo estaba cayendo desde el.

- Mirad... el cielo... - dijo alguien de la ciudad -. Hay como un agujero - continuó el ciudadano -.

- Algo ha salido de ese agujero - añadió otro -.

Todo el mundo estaba confuso por lo que estaba sucediendo. Tanto los pueblerinos por aquello que había salido de la brecha del suelo, como Ikki quien no sabía que aquello no era un sueño.

La multitud se juntó en la gran plaza para ver qué era lo que estaba bajando a gran velocidad.

- Mira la gente se está reuniendo para ver como me como el suelo - pensó Ikki -. Bueno señores vuestro héroe está apunto de caer - se rió por dentro -.

Y de repente, Ikki golpeó con tanta potencia el suelo de adoquines, que se quebró todo, dejando un cráter con el en medio, pensó que se iba a despertar, aunque, él no sabía porque noto el golpe, porque según él pensaba que en los sueños no podías sentir el dolor.

- Chico estás bien? - dijo un ciudadano -.

- Como va estar bien, no has visto el golpe que se ha dado - pudo escuchar Ikki de otro ciudadano -.

- Ya me parece raro que respire - recalco otro -.

Ikki no podía moverse, no sabía si era por el sueño que era tan real o qué era lo que le pasaba, pero pudo abrir un poco los ojos. Tenía la vista borrosa. Supuso que era del viento que le entró en los ojos de la caída. Pudo vislumbrar una figura un poco extraña, pero antes de que pudiera reaccionar, cayó inconsciente del esfuerzo físico que había supuesto todo aquello.

- Llevaros a este chico, parece que aún respira - dijo un voz ronca. - "No se quien eres pero sobrevivir a esa altura es imposible por no decir impensable" - pensó el mismo hombre para sí mismo -.

Mientras que algunos aldeanos trataban de incorporar con cuidado al chico llego un carruaje tirado por dos caballos negros, cada caballo tenia encima una montura con muchos bolsillos, llenos de botellas de varios colores y vendajes. Del carruaje salió una chica joven.

La chica era de mediana estatura, tenía el cabello que le llegaba hasta mitad de la espalda con un color escarlata muy intenso, sus ojos eran verdes muy brillantes como si fueran esmeraldas. Tenía unas orejas largas y puntiagudas.

La chica metió a Ikki dentro del carruaje y se lo llevó hacia lo parecía un hospital. Después de un largo trayecto llegaron al hospital y dejaron a Ikki tumbado en una cama. Pasaron unas horas e Ikki se despertó aturdido, desconcertado y algo mareado, se golpeó en las mejillas para ver si era real o no lo que estaba pasando a su alrededor, lo primero que hizo fue mirar donde estaba.

La habitación era bastante amplia, tenía una mesa con unos libros que parecían antiguos y los lomos algo desgastados, habían grandes ventanales que dejaban pasar la luz y un poco de aire. La cama donde esta Ikki se veía bastante nueva para lo abandonada que parecía la habitación.

De repente la puerta se abrió y entró la misma chica que lo había llevado hasta el hospital.

- Vaya... - dijo sorprendida -. Veo que ya te has despertado.

- Esto... si... gracias - dijo un poco sobresaltado -.

Ikki se quedó embelesado al admirar a esa chica, al verla quiso hacerle muchas preguntas, pero no le salían las palabras.

- ¿Te duele algo? - dijo ella

- La verdad es que me encuentro bien - dijo él mientras se levantaba de la cama -. No me duele nada, ¿me puedes decir donde estoy? - inclinó la cabeza hacia un lado con una expresión de duda -.

Ikki mientras, se puso a hacer estiramientos para ver si había sufrido algún daño que a la vista no pudiera verlo.

Cuando acabó de los estiramientos se puso delante de ella y antes que él pudiera escuchar la respuesta a su pregunta ella le asaltó con otra.

- Antes de responderte, déjame hacerte una pregunta - dijo ella con mucho énfasis -. ¿De dónde has aparecido? Porque por lo que me han dicho caíste del cielo.

Ikki se puso a explicar todo lo sucedido hasta ahora, como era su vida antes y sobre la voz femenina que escucho. La cara de la chica parecía un cuadro, estaba alucinando con cada dato que daba Ikki.

Después de una larga explicación de varias horas e Ikki dado por finalizado todo, le volvió a insistir sobre la pregunta de donde estaba.

- Bueno veo que tienes una larga historia. Antes que nada me presentaré. Mi nombre es Rina - le dijo con una sonrisa - Rina la Elfa - añadió.

- "Una chica elfa... " - pensó Ikki mientras sus ojos se abrían como platos, si las chicas elfo solo están en historias de magia y fantasía.

- Veo que te ha sorprendido ver a una de mi especie- dijo con una sonrisa reconciliadora -. Normalmente no solemos salir de nuestras tierras pero...

Y antes de que acabara la frase Ikki interrumpió.

- Una elfa... - dijo él - Nunca había visto una, bueno en los videojuegos pero en físico delante mío no - añadió ilusionándose -.

- Bueno, antes que nada, te responderé con gusto la pregunta que me has dicho en un principio - dijo Rina felizmente -. Estamos en el Reino Dawnwall, y exactamente estamos en la ciudad Will, que está al noreste del reino. Ven acompáñame fuera del Hospital y lo verás por tus propios ojos. -.

Ikki siguió a Rina afuera de la habitación.

Al salir, había un gran pasillo con muchas puertas que daban a otras habitaciones, cada una numeradas con una lámpara alumbrando el número de la puerta. Ikki se encontraba en la habitación ciento cincuenta y ocho.

El pasillo era bastante largo, con una alfombra de un tono esmeralda pero desgastado con las pisadas y el paso del tiempo. Al final del pasillo había una gran escalera que llegaba a la recepción del hospital.

La recepción era muy espaciosa y tenía una larga barra de roble macizo en la que había mucho papeleo por encima tirado, de datos de los ingresados en el hospital.

Delante de la recepción estaba la puerta del hospital, que estaba hecha del mismo material que la mesa de la recepción y se conectaban con una gran alfombra de color zafiro muy intenso. Se notaba que esa alfombra la tenían mejor cuidada que la del piso de las habitaciones.

Ikki y Rina llegaron a la puerta del hospital, y Rina la empujo hacia fuera mientras que Ikki seguía abrumado con el hospital. Al darse la vuelta vio la calle, tan fascinado que se quedó de rodillas y con la boca bien abierta.

- En serio esto no es un sueño - dijo mientras se quedaba abrumado.

El nuevo mundoWhere stories live. Discover now