Capítulo 4: Buranku

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Estuvieron subiendo los pisos hasta que llegaron al último que solo había una puerta, la puerta era de un color marrón oscuro, tenia runas grabadas en todo el marco de la puerta y en el centro de toda la puerta había un cartel que ponía, despacho de Buranku jefe del gremio Vultur.

- Bueno pues ya hemos llegado - dijo Buranku -.

- Hacía tiempo que no venía a tu despacho Blank, bueno entremos y te cuento.

Al entrar Ikki vio un gran salón con una gran mesa color beige alargada en el centro, la mesa estaba rodeada de doce sillas, cinco por cada lado y una en cada punta. Cada silla era de roble con dos almohadillas de color carmesí bordado con botones de oros.

En el techo, justo encima de la mesa había una lámpara colgando con unas piedras a juego con las almohadillas de las sillas, las piedras alumbraban toda la sala con el brillo que hacían.

Al final de la sala había otra mesa con muchos papeles apilados y algunos enrollados como pergaminos.

- Bueno, iros a sentaros donde queráis - dijo Buranku estirando el brazo hacia las sillas -.

Rina se sentó en la segunda silla del lado derecho e Ikki hizo lo mismo pero del lado izquierdo, Buranku se sentó en la esquina quedando Ikki a su derecha e Rina a su izquierda.

- Bueno Rina, dame un informe de todo y sobre este chico porfavor - dijo Buranku cruzándose de brazos -.

Rina le dio todos los detalles sobre la aparición de Ikki y sobre lo que él le había contado sobre su mundo. Después de una explicación de varias horas y varias veces en las que tenían repetir ya que a Buranku le costaba entender cosas del mundo de Ikki.

- Bueno creo que lo entiendo todo - dijo Buranku - Bueno chaval - dijo girándose hacia Ikki - espero buenas noticias de ti - le sonríe - y espero que Rina no se defraude al hacerse cargo de ti -.

Rina sonrojada miró y sonrió a Ikki, él se sonrojo al ver que alguien al cual acababa de conocer le estaba ayudando y dando el apoyo en lo que necesitara.

- Creo que Karla ya tendrá tiempo libre para atenderos - dijo Buranku - Id y pasarme informes de vez en cuando de vuestras aventuras -.

- ¡Pero! - dijo Rina sobresaltada -.

- Si Rina, te dejo libre para ir de aventuras con el chaval - dijo Buranku con una sonrisa que irradiaba confianza y felicidad -.

Después de que Buranku le dijera eso a Rina le puso más ganas de irse de aventuras.

Ikki y Rina se pusieron rumbo hacia la primera planta para hablar con Karla pero antes de que Ikki saliera de la sala le llamó Buranku.

- Chico espero grandes cosas de ti - le dijo con confianza - espero escuchar hazañas vuestras de aquí en adelante -.

Ikki se lo quedó mirando y asintió con la cabeza.

Ahora que por fin se había aposentado en este nuevo mundo, se preguntaba que era de la voz, donde estaba? Eran tantas preguntas que tenía sobre esa voz que Ikki tenía muchas preguntas para hacerle, aparte de todo eso lo que más le extraña era el porque aun no se había manifestado en su cabeza, alomejor tenía sólo podía manifestarse en momento eventuales.

- Bueno Ikki vamos a ver qué habitación te han preparado -.

- Si - respondió él con entusiasmo -.

Después de un rato bajando vieron que la recepción del gremio estaba casi vacía, ellos no lo notaron, pero pasaron bastantes horas en el despacho.

- Hola de nuevo Ikki - sonrió Karla - ya tenemos tu habitación lista.

Karla le dejó encima de la repisa la llave color azul celeste en el cual tenía un llavero de madera con una numeración.

- Habitación doscientos treinta y ocho - dijo Ikki en voz baja -.

- Esa es la que está a mi lado - salto Rina al ver la numeración inscrita en el llavero -.

- A las órdenes de Buranku, él quería que te pusiera en una habitación al lado de Rina - dijo Karla al ver asombrada a Rina -.

- Maldito viejo, siempre haciendo lo que le da en gana - se rió Rina -.

- Ya sabes que siempre se sale con la suya - le respondió Karla -.

- Ikki vamos a celebrar que ya tienes todo aposentado no? - dijo Rina -.

- Pero mis cosas... - dijo Ikki -.

Pero antes de que Ikki acabara su frase le interrumpió Rina.

- Ya se encarga el gremio de llevar todo a la habitación, así que déjalo aquí y ellos lo llevaran, a que si Karla - dijo volviéndose hacia Karla -.

Ikki dejó la armadura y las espadas en mano del gremio.

- Karla te quieres venir con nosotros a celebrar que Ikki ya es un aventurero - miro hacia Karla con ilusión -

- Hace mucho que no salgo a beber nada - le respondió - la es que no quiero molestaros y esas cosas - dijo tímidamente -.

- No molestas, aparte contra mas seamos mas divertido sera, a que si Ikki - le dijo eufórica -

- Si claro, contra mas seamos mejor - dijo sonrojado -.

- Entonces nos vemos luego en la taberna La Bodega Plateada, de acuerdo Karla - dijo Rina -.

- Acabó la faena que me queda, me cambio y voy - dijo alegremente - nos vemos en la puerta de la taberna - añadió -.

Y sin más Rina e Ikki se fueron directos hacia la taberna. Ikki seguía a Rina hacia la puerta del gremio, mirando a la gente que había aún por el gremio, muchas de las personajes eran humanos y pudo ver algún que otro elfo pero, el que le llamo la atencion fue uno muy peludo, aprovechó que estaba con Rina para preguntarle sobre esa persona o raza.

- Oye Rina, que esa raza de allí - preguntó con mucha curiosidad -.

- Eso es un Hombre-Bestia, y por lo que veo que tiene equipado debe ser un alquimista.

El Hombre-Bestia era como ver a un lobo adulto manteniéndose a dos patatas, con mucho más pelaje de lo normal, tenía una mandíbula muy grande con afilados dientes que podrían acabar con la vida de un humano de un solo bocado, por suerte para Ikki los Hombres-Bestia tenían prohibido, por su propia raza, usar la mandíbula para atacar.

- Gracias por todo Rina - dijo de repente Ikki -.

- De nada supongo - dijo sonrojada - tú habrías hecho lo mismo en mi lugar seguramente - añadió -.

Los dos pararon justo delante de la puerta del gremio y se miraron mutuamente, hicieron una aprobación con la cabeza mientras sonreían.

- Bueno, vamos! - exclamó Ikki con entusiasmo -.

Y los dos se pusieron rumbo hacia la taberna.

El nuevo mundoWhere stories live. Discover now