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Toma mi coche y pintalo de negro.                                                                                                           Toma mi brazo, rompelo por la mitad

La chica estaba ardiendo en fiebre, tanto que Jimin estaba preocupado, no podía dejarla ahí, pero tampoco llevarla a un hospital por falta de dinero.

-¿Que hago?, ¿que hago? -se preguntaba al ver a la chica sudando y temblando mientras dormía, el chico miraba la hora en su reloj de mano, faltaba poco para entrar a su trabajo nocturno, no dejaba de dar vueltas en el limitado espacio-

-a... agua -pidió la chica, el coreano se quedo fijamente mirándola, reacciono y fue a los estantes, agarro un vaso y abrió el grifo para verter el liquido en el, se puso de rodillas a un lado de ella, puso su mano suavemente detrás de su cabeza y la levanto para que pudiera darle un sorbo-

-me tengo que ir -susurro preocupado-

-que... quédate -dijo casi audible y cayo dormida, Jimin sintió que su corazón se volcaba, no recordaba la ultima vez que había tenido un encuentro tan cercano con alguien, así que quito su suéter, y comenzó a mojar algunas de sus playeras, y las ponía en la frente de la chica.-

Ya era de noche, el coreano no dejaba de estar al pendiente de la chica, le cambiaba la playera mojada por otra, le daba agua y checaba su frente a cada hora. Ya eran las 8 p.m, y por fin, la pelirroja dejo de sudar y temblar, solo dormía. La lluvia comenzó a caer, un fuerte trueno asusto a la pequeña, aun dormida se quejaba por el miedo, Jimin se puso a un lado de ella, ahora estaba fría, ya no tenia cobijas así que, delicadamente, se acostó a un lado de ella para darle calor, la chica al sentirlo puso su cabeza en el pecho del coreano y siguió dormida-

-¿sabes? -susurro Jimin después de casi una hora acostado mirando el gris techo- hacia años que nadie me abrazaba... cuando tenia 14 años me fui de mi casa... mi madre...-sonrío melancólico tragando un nudo que quería salir en forma de lagrimas- yo simplemente huí, me imagino que debes sentir lo que yo, era casi un niño, no sabia que hacer, pero tú sin memoria, sin saber nada, creo que me recuerdas a mí en aquellos años, ahora tengo 21, he sobrevivido a mi manera -el chico contenía las lagrimas, no quería despertarla, y aunque sabia que no lo estaba escuchando, era una alivio para él hablar con alguien- a veces no duermo, al salir del trabajo llego aquí, me pongo en la terraza a mirar las estrellas hasta que amanece, a veces desearía no tener techo, y contemplarlas desde aquí, creo que eso me ayudaría a dormir tranquilamente después de años de no hacerlo en paz -la respiración tranquila de la chica, le daba relajación, una paz interior inexplicable, se sentía muy bien, y sus ojos se cerraron para caer dormido, pero la pelirroja había escuchado todo, pues no estaba tan dormida como el chico creía, sus lagrimas bajaban por sus mejillas, sentía lastima por aquel coreano-.


-¡Buenos días! -saludo sonriente ella, Jimin había dormido tan profundamente que se sentía de muy buen humor-

-hola -dijo en casi una sonrisa-

-tome una decisión -mordía su labio inferior-

-¿cuál?-preguntó tallando sus ojos y bostezando-

-no iré a la policía... Prefiero recordar, seria triste encontrar a mi familia y no recordarlos, ¿no crees? -pero en realidad, no quería dejar solo al chico, después de anoche, quería saber un poco más de él. Jimin asintió, tenia cara de preocupación, recordó que anoche había abierto su corazón a ella, le daba vergüenza el pensar que si lo escucho, la chica noto la tensión y cambio de tema -wow, vaya que dormiste, estabas tan profundamente dormido que no te despertó el sonido del reloj -el chico abrió los ojos asustado-

-¿que?, ¡sonó la alarma y no me despertaste! -se levanto agitado, miraba hacia todos lados buscando algo- ¿y mi camisa?

-la lave, esta en el baño -se metió ahí corriendo, estaba mojada, el café no se había quitado por completo, así se la puso, por suerte no se había quitado su pantalón negro del trabajo, se puso sus zapatos y salio corriendo a su trabajo matutino.-

Corrió hasta el autobús, iba dos horas tarde. Al llegar, vio a su jefe atendiendo aquel concurrido lugar.

-Lo siento -se disculpo buscando su mandil negro- tuve... Tuve un problema, perdón, puede descontármelo -el señor le hizo una señal de que fuera con él, Jimin lo siguió a su oficina- lamento haber llegado tarde y que usted tuvo que atender, era mi trabajo -hizo una reverencia-

-hijo, has estado meses con nosotros, no te habría contratado si no hubiera sido por el antiguo dueño de este lugar que te recomendó y te dejo en mis manos, se ve que aquel pobre anciano quería ayudarte, pero ya era necesario su retiro -dijo con voz severa y profunda mientras se sentaba en su silla- quería que mi cafetería fuera para un publico de la alta sociedad, así que mis empleados debían lucir presentables, te pase muchas veces que no vinieras peinado, o que tu camisa estuviera con arrugas -mira la camisa con manchas de café y un poco mojada- pero ya no puedo seguir ayudándote, hay una fila de chicos tratando de entrar aquí, pequeños estudiantes atractivos con ganas de trabajar, tu lo haces bien, trabajas duro, pero, nunca sonríes, debo admitir que muchas chicas vienen aquí por ti, pero dejan de venir al darse cuenta que eres muy... amargo, aquí el trabajo duro no sirve, el trato al cliente si, lo siento Jimin, ya te di muchas oportunidades, te pase todas esas cosas y te deje faltar una semana hace un mes...

-estaba enfermo señor -dijo serio y enojado- puedo cambiar, seré más amable

-lo siento, es muy tarde para cambiar, ademas recuerda la advertencia que te di... si volvías a faltar, te despediría...

-no falte señor, aquí estoy, tarde, pero estoy, puede descontármelo, trabajare horas extras...

-Jimin, Jimin -lo calmo, el joven estaba apunto del colapso- con dos horas de retraso vienes, aparte, ve en las condiciones que estas, hueles extraño, te apuesto que ni siquiera te duchaste, lo siento hijo -agarra dos sobres que estaba en una pila de papeles- aquí tienes las pagas de la semana adelantada -le entrega un sobre blanco deslizándolo por el escritorio de madera- y aquí esta más, por todos los meses que trabajaste en esta cafetería... y el restaurante, no te molestes en presentarte en la noche, mucha suerte, ya sabes donde esta la salida -se ponen de pie, Jimin camina triste a la salida, ve como sus compañeros, a los que no les hablaba, miraban sorprendidos. Camino a la puerta, entro un chico, un poco mas joven que él, el dueño del lugar le dio la bienvenida a su nuevo trabajo, el coreano se dio cuenta que ya estaba planeado, ya quería deshacerse de él, así que salio de ahí, enojado y se dirigió a su casa.-


La pequeña lo recibió con una sonrisa, la cual Jimin no devolvió.

-vienes temprano

-me despidieron -dijo entrando al baño para quitarse la ropa que ya no volvería a usar-

-no pasa nada, tienes el otro -dijo desde afuera para darle ánimos, pero estaba preocupada- tal vez puedas conseguir uno nuevo...

-¡no! -dijo saliendo del baño ya cambiado- no entiendes, ese señor también es dueño del restaurante donde trabajo de noche, ¡me quede sin empleo!, no tengo estudios, no tengo ni mis papeles conmigo, tendría que tener mucha suerte si encuentro algo, ¡mierda! todo es tu culpa, si no te hubieras enfermado, ¡si no me hubieras pedido que me quedara!

-¡¿y tu?!, ¿para que me haces caso?, no te entiendo -grita enojada- primero me tratas bien, no puedes negar que me trajiste ese café -Jimin abrió los ojos avergonzado- que me abrazaste cuando tenia miedo de los truenos, que cuidaste de mi por estar enferma, pero después, ¡me culpas de todo!, yo no puse una pistola en tu cabeza y te obligue a quedarte conmigo, a que me cuidaras, a que hicieras nada, ¡deja de culparme! -la chica toma su abrigo, abre la puerta y se va azotandola-

Begin Again [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora