El león de mi corazón [Furry/Bara] [TERMINADA]

Capítulo XL

Eran ya las 10:16 p.m. y la fiesta de disfraces estaba de lo mejor. Había buena música, buena comida, bebidas y demás. Todo transcurría de manera natural, todo estaba alegre con las personas que habían asistido departiendo al bailar, charlar, comer y beber durante su instancia acá. Tanto Aurelius como yo, comimos mucho y bebimos poco. Luego, mi novio me invitó a bailar y junto a él fui. Allí, en medio de la pista y bajo una tonada suave y romántica, danzamos el uno al otro. 

—Mi leoncito, no sabes lo feliz que me haces. —dijo Aurelius sosteniendo mis manos y frotando mi nariz con la suya.

—Awww... también me haces muy feliz. Eres un hombre maravilloso, bailas muy bien, me encanta disfrutar de este momento junto a ti y da alegría saber que las cosas con mi padre comenzaran con buen pie. —decía mientras sonreía bailando junto a él.

—Deberían existir más momentos como este en el que estemos tú y yo bailando juntos. —decía él cuando movíamos nuestros cuerpos al compás de la música, manteniendo las miradas fijas el uno en el otro.

—Mira, ellos también deberían seguir bailando así como lo hacen, jaja. —dije al observar que mamá y papá bailaban juntos, Angelo bailaba con Derek y Adrián lo hacía con Mercedes.

Ambos soltamos una pequeña risa y seguimos girando nuestros cuerpos al compás de la música que nos hacía feliz, disfrutando de tan buen ambiente que se vivía en la fiesta. Estaba feliz porque había hallado la felicidad con el león de mi corazón, aquel que me hacía sentir amado, querido y protegido.

La fiesta siguió estando muy divertida cuando disfrutamos de algunos juegos, concursos y otro tipo de actividades que se hicieron en la misma, todos contentos y felices. Mamá y papá habían gozado como yo nunca los había visto, al igual que a todos los demás hasta que llegó la clausura de ella.

—Gracias, gracias a todos por habernos acompañado a esta maravillosa reunión. —decía Katherine mientras hablaba por medio de su micrófono— Espero que hayan disfrutado de esta sensacional fiesta de disfraces que se realizó el día de hoy. 

Todos aplaudimos contentos a la ocasión en la que casi todo Furtown había asistido. Había disfrutado a pleno este momento con mi novio, mi hermano, mis padres y mis amigos. No esperaba que todos vinieran y mucho menos el abrazo que Aurelius le había dado a mi padre. Eran ya las 4:15 a.m. cuando la fiesta había terminado y cada uno se dirigió hacia su respectiva casa. Aurelius y yo fuimos los primeros en salir, así que nos despedimos de Derek y de su madre, felicitándolos por la gran noche que nos habían entregado.

—Gracias por su asistencia, fue grata para nosotros. —dijo Derek sonriente y estrechando nuestra mano— Espero que les haya gustado estar acá.

—Fue de gran agrado venir, Derek. Gracias a ti por invitarnos. —dijo mi pareja ya despidiéndose.

—Espero que nosotros podamos invitarte a nuestra casa también alguna vez, Derek o a algún evento que mi novio realice en la galería. —dije cuando me despedía.

—Sería para mí un agrado asistir así como ustedes vinieron hoy a compartir conmigo y mi madre. A ella le gusta mucho el arte en general tanto como a mí, por lo que también podríamos tener un agradable momento si existiera la posibilidad de ir a uno de esos eventos. 

—Claro, sería un honor verte por allí. —dijo mi novio.

—Allí estaría. —comentó Derek.

—Adiós, familia. —dijo Aurelius despidiéndose de mis padres y mi hermano— Fue un agrado compartir este momento con ustedes.

—No es nada, Aurelius. Nos vemos pronto. Thadeus, descansa bien mi cachorrito. —dijo mamá lamiendo mis mejillas, haciéndome sonrojar.

—Cuídate y ten una buena noche, Thadeus. Aurelius, tú también. —dijo papá despidiéndose de ambos. 

—Hasta mañana, chicos. Gracias por todo lo que hicieron por mí —dijo Adrián al despedirse de nosotros.

—No fue nada, lo hicimos con todo gusto. —respondió mi pareja.

Terminando de despedirnos, subimos a la limusina sin mi hermano esta vez porque obviamente él iría con mis padres a casa. Salimos de la casa de Derek rumbo a la nuestra para descansar luego de haber disfrutado de tan maravillosa celebración que habíamos tenido.